Cuando pensamos en adelgazar, en bajar algunos kilos o simplemente en llevar una mejor alimentación, lo primero que se nos viene a la cabeza es evitar ciertos alimentos, como bollería industrial o carnes con mucha grasa. Sin embargo, buena parte de las calorías que solemos ingerir vienen también de las bebidas, y no tanto de la comida. Sobre todo si somos amantes de los refrecos azucarados, es ahí donde debemos poner el foco de atención por completo, ya que seguramente sea una de las principales causas por las que no estamos en nuestro peso ideal.

Basta con revisar las calorías que se esconden detrás de una lata de cualquiera de nuestros refrescos favoritos para ver que no son demasiado buenos para nuestra salud. No solo por el hecho de las propias calorías, sino también por el excesivo aporte glucoso que tienen. Bebidas como los refrescos de cola o de naranja, o también las bebidas energéticas tipo Red Bull o Monster, están cargadas de azúcares añadidos, con el perjuicio que esto crea en nuestro cuerpo.

Así mismo, tendremos que cuidarnos también de otras bebidas aparentemente menos peligrosas, como el Nestea o los zumos que no sean naturales, ya que también suelen venir acompañados de una gran cantidad de azúcares añadidos. Luego hayotras bebidas, como la cerveza o el vino, que están en el límite entre lo saludable y lo no beneficioso. Son bebidas que nos aportan antioxidantes pero que, en exceso, también pueden ser demasiado calóricas, sobre todo para aquellos que están tratando de bajar kilos de más. 

Las alternativas son bien conocidas por todos: zumos naturales, refrescos light (aunque a ser posible, también deberíamos evitarlos) y sobre todo agua, mucha agua. Beber agua con cada comida es algo indispensable para notar no solo como bajamos de peso, sino también una mejoría general en nuestro organismo, ya que el agua tiene una función diurética. Para todo lo demás, el té y las infusiones también nos vendrán de maravilla.