«No más, Sancho, dijo á este punto don Quijote: tente en buenas, y no te dejes caer, que en verdad que lo que has dicho de la muerte por tus rústicos términos, es lo que pudiera decir un buen predicador. Dígote, Sancho, que si como tienes buen natural, tuvieras discreción, pudieras tomar un pulpito en la mano y irte por esos mundos predicando lindezas. —Bien predica quien bien vive. Respondió