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(des) Propósitos (VA)

Vicente Aparicio
Insensibilidad olfativa transitoria, tan deprimente. La consabida avería tramada por el maldito virus. Al estirar la nariz, Álex intuye aromas que echaba en falta. El test dio negativo ayer. Hoy son las seis y diez, hora de la alarma cotidiana: de lunes a viernes, esforzada rutina del despertar. Borbotea el agua del café negromatutino. Zapatillas, largo río amarillento -excursiones nocturnas a la cocina con sed-, notificaciones en pantalla, bol de cereales, etcétera. Es un selecto café de importación, antes siempre exquisitoliente. Desde que empezó la fiesta de los epidemiólogos, suele llamar con antelación: se recomienda comanda previa. La mujer que se lo dispensa -con mascarilla de tela estampada- en el local grande y desangelado de la calle Niubó, añade siempre veinticinco gramos exactos al paquete cuartodekilo. Diez por ciento, uno por diez, cien por mil. Partículas de arábica aerosolrevoloteando. Su compañera, más infrecuente en el despacho del producto, posee ojos de gata, azultejanos de rockera y un culo reacio a abandonar la silla de oficina, allá adentro, tras los cristales translúcidos. Traseros variopintos de mujer. En casa Celia duerme cansada, Celia remoloneadora habitual revolvedora de mantas. Lasciva, gorgoteante, salivadora ayer -anteayer también. Basta. Ahora no. ¿En qué consiste, hoy? Ahora, hoy, anticiclón y caminar. A ritmo suave por el momento. Responsabilidad vida sana deporte matutino antes de trabajar, tra, tra. Ropa transpirable, ligera. Que no se me olvide la pastilla: neutralización de tristezas occidentales. Y no cerrar con llave por pura inercia. Es estúpido hacerlo, y ella se cabrea. ¡Pam! 

Una de esas infografías amortiguadoras. Desde su perspectiva de peatón, eso parece la Diagonal despertando en su urbano despertar. Álex admira el contemporáneo espectáculo de la movilidad intermodal. Coexistencia. Congéneres caminantes, ciudadanoatletas circulando al trote y al galope. Bicicletas de propiedad privada y tarjetatenientes del bícing. Vehículos de movilidad personal. Autobuses gasóleopropulsados e híbridos électricos. Un tranvía en cada dirección, tortugueando. Coches de toda la vida, enemigos del clima a las puertas de una jubilación que no se termina de financiar. Avión en un cielo azulcielo, un perro cagando en el césped. Mierda inodora -ventajas de-. Pero borra, borra enseguida, Photoshop. Como una de esas infografías que los departamentos de comunicación (información, márketing, propaganda, relaciones públicas) pasean por las redes sociales para atenuar el dolor de cabeza de la alcaldesa. Clap clap clap. Parece que no molesta don menisco, siempre tan delicado. Tendría que ir al despacho, que ya no fui ayer, pero da tanta pereza. Bah, Merino se encarga de todo, menudo crack. Simultaneo noticias en la radio (auriculares bluetooth) y el móvil (pantalla lcd). Me tropiezo con. Uy, perdón, sonrisa. Cara de perro. 10 libros imprescindibles que debes leer sí o sí antes de que empiece el año. La mayoría de conspiraciones antivacunas provienen solo de 12 personas, según un estudio. Esta aplicación gratuita hará que dejes de pagar Spotify. El tuit que deja por tierra a Rafa Nadal. Pescan el siluro más grande de España en el río Ebro. Etcétera. Ese soy yo: mis notificaciones. Ese eres tú, tus notificaciones… Etcétera. Habla el algoritmo. Y el locutor -oh, vieja radiodifusión de iñakis, delolmos y juliaoteros- sigue emperrado en hablarle del ancho mundo a toda una audiencia.


Ha habido un accidente. Lo sé porque estiran el cuello. Caras de susto en busca de miradas consternocómplices. Un ciudadano se echa la mano al bolsillo y pone el móvil a grabar, en posición vertical. Un gato alza la cola, la punta se mueve lenta, rítmicamente. ¿Curiosidad? Desinterés. Álex tuerce a la derecha. Ahí os quedáis, hurones, colisión, avenida. Meteocat estaba en lo cierto: un día algodonoso, protoprimaveral. No hay excusa: ya pulsómetro, trotecillo, compás de respiración… Cien metros, doscientos metros, llegar por lo menos hasta el parque donde las comisionadas de las correas pasean a los repeinados canes de clase pudiente… Pero no más metros. Que no. ¿Celia sabaneando y Álex trotando chandalero fuera de la cueva? En qué piensas. En nada. ¿Nadie en la madriguera? Botón de rebobinado. Ámbar. Rojo. Impaciencia. En cuanto el hombrecillo verde aparece en su cuadrado, su instinto receloso retroraudocruza la avenida aún estresada por el incidente circulatorio. Pasoligero. Clapclapclap… Clapclapclaapclapclaaap. La cálida expectativa del hogar y, a un mismo tiempo, la acidulante amenaza de un adúltero desenfreno. Celia remolona, Celia de piernas lechosas, huesudas -taconeadas-, pecho repleto. Celia salivadora. Altas presiones en el pantalón. Clapclapclaapclapclaaap. Algo me huele mal, piensa mientras raudorebasa el letrero de la farmacia -tests a 4,50 aquí- y se ríe, ja ja ja: soy puro olfato, soy celos, erección. ¿De dónde mana, Álex, caballo desbocado, esta desconfianza ciega? ¡Pataplam! 


Un golpetazo y un dolor esdrújulo en el costado, a medio tórax. Hay un bastón de madera barata en el suelo, hay una anciana arrugada tumbada en la acera. Rápido, una ambulància para la señora, hurones, vaya hostia, pobre, sí. Es usted gilipollas, agredir a una persona de la tercera edad… -el subdirector de la oficina de La Caixa con rectibarba y bambas caminantes hacia un nanodesayuno. ¿Es que la calle es suya? -un taxista con espaldas de oso y maneras de sindicalista. Merece que haga viral, tiktok, que vean todos -la camarera del bar Niz, el local modernito de debajo de casa-. Pinta que está roto, fijo -un cliente desde las inmediaciones de su taza de marronáceo paracafé. Digipedia: cinco letras, con la f: hueso que se articula por arriba con el ilíaco y por abajo con la tibia y la rótula. Rotura de. Adiós erección, adiós anticiclón, adiós celos de memo. Doble ración de pastillas, hoy. La calle, se dice Álex desconcertado, huele a calcetín. Es como salir de una hibernación: cuando se estampó contra la viejecilla indefensa, el olfatosaurio volvía a estar allí. Echa la vista arriba. Celia, alborotada por el alboroto, bostezopelorevueltoeasomada a la ventana del 3º 2ª. Lleva la bata que el hombre bajito de amazon trajo por las vísperas de reyes en su furgoneta logotipada. Tejido de sarga, manga corta, cierre central con botones y cinturón a la espalda. 65% poliéster, 35% algodón, 175 gramos que descontar -en honor a la verdad- a la hora del pesaje cadamatutino. Escote en pico, talla 52. Es evidente que no se ha duchado aún. Perecear, cafefetear, basculear, depormariposear, urbanpostaloflipar, amazonvisear, dedoarrastrozapear, pornofolletear, cornufantasiosear... Siendo clase medioalta y con el nido ya vaciado, se echan en falta propósitos más substancialmente delimitados. Tra-tra... Pido perdón -señoras y señores-, bajo la cabeza, abro el portón, subo la escalera. A la cueva. Cierro con llave. ¡Pam!


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