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Refugiados, bienvenidos


Macedonia se une a la vergüenza y sus soldados golpean a mujeres y niños sirios Refugiados en un capítulo más de esta novela que parece no tener fin. Como si un documental de la II Guerra Mundial se tratara, el cierre por parte de las autoridades macedonias de parte de sus fronteras ha provocado otra situación dramática donde los militares asolan a civiles indefensos que únicamente quieren sobrevivir.

La situación no es mejor en Hungría, sino todo lo contrario. Aquí ya sus policías (siempre al servicio de la “ley”) acompañan sus golpes con gas pimienta y perros de presa, algo también muy de la Europa de los años 40. Y es que fue en Hungría donde su primer ministro, el honorable Viktor Orbán, ya sugirió en declaraciones al diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung que “la cristiandad europea prácticamente es incapaz en la actualidad de mantener a Europa Cristiana”, en referencia a que los refugiados que están llegando a Europa son, en su mayoría, musulmanes.


Fotografía: AFP

Habría que decirle a Viktor que, si lo que quiere defender es la tradición europea, mejor sería que se preocupara de recuperar el paganismo de los antiguos magiares que, al fin y al cabo, perduró más que los mil años que llevan los curas por Sus Tierras. Pero claro, nuestro Viktor tiene muy mala memoria y seguramente no recuerda ya que sus ideas debieron morir en 1945 cuando, perdida la guerra por parte de las potencias del Eje, Hungría quedaba a merced de los vencedores pasando a convertirse en 1949 en la República Popular de Hungría.

No podemos olvidar que la gente que huye lo hace porque en sus tierras reina la muerte, la destrucción, ocasionada en gran parte por los intereses geoestratégicos europeos y americanos, las políticas de alianzas y el apoyo económico y militar a las distintas facciones. A casi nadie de esas personas que vemos ahora huyendo de la barbarie se le hubiera pasado por la cabeza, hace unos años, el salir de sus pueblos o ciudades. Como tampoco hubieran salido fuera de España durante la Guerra Civil todos esos represaliados que tuvieron que dirigirse a América y Europa para poderse salvar de ser fusilados en cualquier páramo desierto.


Por memoria y sobre todo, por justicia, debemos apoyar a los refugiados y exigir justicia en sus países, para que algún día puedan volver a sus casas y vivir sin miedo a que una bomba acabe con sus familias.





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Refugiados, bienvenidos

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