Alguien me regaló un libro para mi décimo cumpleaños porque sabían lo mucho que me gustaba Leer. No recuerdo qué libro era, ni siquiera recuerdo de qué trataba. Lo que sí recuerdo es que no era una novela que hubiera elegido para mí. Era ese tipo de libro que el adulto pensó que un niño debería de leer. Les di las gracias, por supuesto, pero nunca lo leí.
Si ese escenario se hubiera repetido durante mi infancia y no hubiera tenido acceso a los Libros que realmente quería leer, hoy no sería lectora, ni autora (mi libro, Property of the Rebel Librarian, ya está a la venta). No tendría un doctorado en educación, y nunca me habría convertido en maestra de escuela secundaria.
Why Kids Need the Freedom to Choose the Books They Read by Allison Varnes. Brightly. A Penguin Random House Company, 2018 |
Ahora considere las restricciones que algunos adultos bien intencionados imponen a los niños de hoy en día en su afán para que lean novelas de “calidad”. Sólo puedo asumir que por “calidad” se entiende principalmente la literatura canónica escrita por viejos escritores blancos hace al menos un siglo. Hay un lugar para los clásicos, pero también hay un lugar para las obras modernas y la diversión. A menudo leo novelas gráficas y libros en serie desaprobados por carecer de esta supuesta “cualidad”, y es ridículo. A los niños les encanta leer series sobre personajes familiares. Los adultos también lo hacemos, y nadie pestañea cuando compramos la próxima novela de Jack Reacher, Jack Ryan o Kinsey Millhone.
Entonces, ¿por qué se les niega el mismo privilegio a los niños sobre la base de que un libro no cumple con un cierto estándar de calidad? Eso es una solemne tontería. Un libro de calidad es aquel que un niño quiere leer!
Cuando los niños tienen acceso a las bibliotecas y la libertad de auto-seleccionarse libros, desarrollan su identidad como lectores. Es parte de una educación que les permite a aprender a pensar por si mismos, no a que alguien piense por ellos. Pero aún así, algunos adultos quieren decidir por ellos que tienen qué leer.
Esto no debe ser así. Los niños necesitan encontrarse a sí mismos en los libros y ver que la representación de sus vidas y sentimientos en los libros se expande más allá de sus propias vidas. Necesitan la libertad de elegir si quieren leer libros como ventanas, espejos, hojas de ruta o simplemente por pura diversión. Sin esa libertad, no podrán leer nada que realmente les entusiasme.
Si queremos transmitir el amor por la lectura a la próxima generación, tenemos que permitirles que se diviertan cuando leen. Esto a veces significa leer libros con chistes de “pedos”, libros con magos que derrotan al mal, novelas gráficas, series y libros que dicen verdades que hagan desarrollar la empatía en los niños. Desafortunadamente, estos libros a menudo son cuestionados en las escuelas y bibliotecas.
Debemos apoyar y defender el derecho a la lectura! La Semana de los Libros Prohibidos nos da la oportunidad de celebrar este derecho.
Tomado de: Universo Abierto
Texto original: Why Kids Need the Freedom to Choose the Books They Read