Convocados Cien Negros a una reunión
para charlar sobre asuntos de preocupación
para su comunidad. Pero solo quince aparecieron.
Para no concurrir hubo cualquier color y sabor
de disculpas, que si las dejo en el silencio
es porque en realidad demasiadas ellas.
Luego convidaron a los mismos cien Negros
a un berembembem. ¡Barajo y la arrechera!,
arribaron en correndilla, de los cien aquellos,
cerca de mil paisanos cambamberos.
Pues en ese caso nada de que evasivas hubiera.
Cayeron al rebulú unos en sillas de ruedas,
con muletas, en camillas, moribundos, en coma;
y bien emparamados por el chaparrón que a esa hora
se desgajaba. Se embejucaron la mayoría cuando
los anfitriones dijeron: "Cada quien para su rancha".
¡Carajo, después de dos días seguidos rumbeando!

Casi que hubo jue que sacarlos a las bravas.
Comprobado: en Negros aparece más la uramba,
o unidad, si es a jolgorios que los emplazan.