Por ser un péndulo la vida
–por lo que a cada nada es que aquella oscila-
unas cosas hay que, por ejemplo,
habremos de considerarlas buenas; pero
que a la par pueden ser malas.
Caso como cuando a mí, que soy de origen Negro,
es demasiado lo que me agrada
el río que corre alrededor de donde resido
en el campo, por proporcionarme aquel
provechos personales y para los míos;
que muy en especial lo posible pescar yo en él.
Sin embargo,
aparece la mala hora cuando
de sopetón ese río por aguaceros arrechos
se inunda, se desborda imparable;
arrasando con lo que siembro,
sin dejar de a mi rancho él encaramarse;
por esa circunstancia uno corriendo
el riesgo de, incluso, ahogarse.
¡Moneda la vida, pues posee su cara y su sello!