No es raro que cualquier hijo de vecino desarrolle un actividad paralela a su profesión habitual con el fin de conseguir unos ingresos extra, sin llegar a ser un pluriempleado de facto.
Si hoy en día no nos sorprende la determinación de gran parte de la población de obtener un sobresueldo, menos debería sorprendernos encontrarnos casos similares en el siglo XIX ya que entonces eran prácticas cotidianas.
Gracias a una de estas iniciativas hallamos a un temprano cervecero en Valencia. De hecho, es el cervecero más antiguo que he localizado en la ciudad del Turia hasta la fecha. Y creo que se será harto difícil quitarle tal mención, si es que se la quita alguien algún día; aunque debo confesar que tengo la firme convicción que ni era el único ni posiblemente fuera el primero.
Tratándose de la ciudad de Valencia, el interfecto no podía llamarse de otra manera: José, nombre célebre y celebrado donde los haya por estas tierras. En concreto se llama José Lagarda. Lo podemos documentar por medio de un anuncio publicado en prensa donde ofertaba su singular y esporádica segunda actividad: curar alopecias, pero donde también refiere su profesión habitual: fabricante de cerveza.
Tan significativo anuncio se pudo leer en el Diario de Valencia el día 11 de Agosto de 1829.
| DIARIO DE LA CIUDAD DE VALENCIA - 11 DE AGOSTO DE 1829 |
Si bien yo mismo soy, desde hace tiempo, un claro ejemplo de su rotundo fracaso en la cruzada contra las calvicies, ya en aquellos tiempos algún que otro calvete escéptico, de brillante pluma, al que no le pasó desapercibido semejante aviso cuestionó sus habilidades pro-pilosas. Y así lo hizo constar en El Correo de Madrid.
| EL CORREO - 7 DE SEPTIEMBRE DE 1829 |
José Lagarda residía en la calle del Lobo núm. 10, cerca de la plaza de San Francisco. O lo que es lo mismo: en la calle de en llop, cerca de la plaza del Ayuntamiento. La mítica calle aun existe, pero no tal como la conoció nuestro cervecero. En pos de la simetría fue "recortada" y el segmento que desapareció incluía la que fuera su vivienda.
