A principios de este mes de septiembre, Laos ocupó un espacio en muchos medios de comunicación internacionales, algo que sucede muy raras veces. Obama se convirtió en el primer presidente estadounidense en visitar el país, como parte de su gira asiática durante la cumbre de la ASEAN, que se celebró en Vientiane. Esta foto icónica se ha convertido en símbolo de la visita de Obama a Laos:

Su visita tuvo una importante relevancia histórica para Laos, teniendo en cuenta la naturaleza de las relaciones entre Laos y Estados Unidos, marcadas por los bombardeos masivos de la aviación estadounidense durante la Guerra de Vietnam. Una vez ya terminada la guerra, Laos se quedó con un terrible legado de bombas Sin Detonar, que se calcula que han matado o herido a más de 20.000 personas desde el fin de la guerra hasta hoy en día. A pesar de que Obama no se disculpó, se comprometió en aumentar la ayuda para eliminar las municiones sin detonar, con una partida de 30 millones de dólares al año durante los próximos tres años. Aunque la contribución es valiosa y ha tenido una acogida favorable en Laos, será más beneficiosa para mejorar la imagen de la política exterior estadounidense que para solventar realmente el problema: en su conjunto alcanzará para limpiar una cantidad muy inferior al 1% de las municiones que todavía quedan sin detonar en el subsuelo del país.

Aparte de su presencia en la cumbre de la ASEAN, Obama visitó la pequeña ciudad de Luang Prabang, como invitado de honor del “Young South East Asian Leadership Summit”. Durante su visita a Luang Prabang, Obama recorrió descalzo el hermoso monasterio de Wat Siang Thong, hizo compras en una tienda de artesanía local y se detuvo para refrescarse bebiendo agua de coco junto a las riberas arboladas del río Mekong, con la promesa de volver una vez finalizada su presidencia para disfrutar del lugar sin las extremas medidas de seguridad ni la escasez de tiempo libre que implican su cargo.