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Los 10 mejores lugares para visitar en Dublín: guía 2023

Si aún no has ido a Dublín, ya estás tardando.

Es una ciudad alegre y acogedora en la que viven personas de todo el mundo que, igual que han hecho siempre los irlandeses, han emigrado para buscarse la vida lejos de su país.

Aun así, no solo conserva el encanto de las ciudades pequeñas; esa diversidad le da un toque cosmopolita y una vidilla particular que te recomiendo no perderte.

CONSEJO VIAJERO: puedes empezar por el Free Tour por Dublín. ¡Es gratis!
  • Idioma: Español – Duración: 3h
  • 17.722 opiniones [9,6]  
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Dublín tiene muchas cosas buenas, más allá de la cerveza y la música irlandesa. Una historia y una cultura desconocidas por muchos y unos paisajes de escándalo si te animas a sacar los pies del casco urbano. Entre otras cosas.

¿Quieres conocerlas? Pues no te las pierdas y sigue leyendo.

Los 10 lugares imprescindibles que visitar en Dublín

Dublín es una Ciudad relativamente pequeña en la que podrás llegar a pie prácticamente a cualquier parte.

Sin embargo, tiene muchos lugares interesantes que visitar. Aquí te dejo mi selección para que no te pierdas ninguno.

1. Temple Bar

¿Que cuál es el barrio con más encanto de Dublín?

Sin duda, Temple Bar. Pintoresco, animado y con un ambiente especial que no tiene ninguna otra zona de la ciudad.

¿Está lleno de monumentos importantes? No. La gracia de Temple Bar está en callejear y dejarse llevar por la intuición entre pubs, tiendas curiosas y algún que otro mercadillo.

Actividad: Tour nocturno por Temple Bar y sus pubs. Visita los mejores pubs de la zona de la mano de un guía que te explicará curiosidades de todo tipo sobre ellos. ¿Hace una cata de cervezas?
  • Idioma: español – Duración: 2 horas
  • 678 opiniones [9,3]
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¿Qué puedes ver en Temple Bar?

1. Ha’penny Bridge2. Pubs3. Mercados y tiendas alternativas

El Ha’penny Bridge es uno de los símbolos de la ciudad.

Llama la atención y lo reconocerás enseguida: un puente blanco de hierro que cruza el río Liffey y comunica la parte norte y la parte sur de Dublín.

El nombre le viene de la época en la que, para cruzarlo, había que pagar un peaje de medio penique (ha’penny).

Es un puente peatonal, cosa que le da un encanto especial y, aunque no es muy ancho, hay espacio de sobra para pararte y tomarte toooodo el tiempo que necesites para hacer LA foto perfecta.

Si vienes de la parte norte de la ciudad, el Ha’penny Bridge es la mejor manera de entrar en Temple Bar. Sin duda.

¿Qué es lo primero que te viene a la mente al pensar en Dublín?

Exacto: los pubs. Toda una institución en Irlanda.

Va más allá del concepto de bar al que ir con los colegas; el pub en Irlanda es el punto de reunión con amigos, vecinos y familia, ya que también suelen ir juntas a comer allí, sobre todo los fines de semana.

Los pubs de Temple Bar son los más concurridos por turistas, pero eso no les quita encanto y a cualquier hora encontrarás alguno en el que tomarte una pinta con música tradicional en directo.

Típico, pero no te lo puedes perder.

Si quieres empezar tu visita con alguna tienda curiosa, entra a Temple Bar por Merchant’s Arch, un estrecho pasaje que queda justo enfrente del Ha’penny Bridge; seguro que encontrarás alguna que te llame la atención.

TRUCO VIAJERO:

Si puedes elegir el día de tu visita al barrio, pásate por Meeting House Square un sábado de 10h a 16:30h. En el mercadillo de Temple Bar encontrarás comida y productos artesanales (además de ambientazo).

2. Castillo de Dublín

Dublín es una ciudad de origen vikingo y, aunque hoy no sea algo evidente a simple vista, muchos de los puntos de interés de tu viaje tendrán algún tipo de relación con los orígenes de la ciudad: el Castillo de Dublín es uno de ellos.

Aunque ahora sea un edificio muy querido por los irlandeses, fue un símbolo del dominio inglés hasta la independencia de Irlanda en 1922.

Actividad: ¿Qué te parece conocer las anécdotas del Castillo de Dublín y acabar la ruta en un pub irlandés? El Brazen Head es el pub más antiguo de Irlanda (y, si lleva abierto desde el siglo XII, por algo será). ¿Quieres descubrir por qué?
  • Idioma: inglés – Duración: 2 horas
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La mayor parte del Castillo de Dublín, tal y como lo conocemos hoy en día, es del siglo XVIII, aunque la fortaleza medieval original fue construida por el rey Juan sin Tierra (Juan I de Inglaterra) en el siglo XII.

Igual piensas que este castillo no tiene mucha pinta de castillo medieval, ¿verdad?

Bien visto. La verdad es que no la tiene, ya que en 1684 se incendió y la reconstrucción no respetó el estilo original.

Aunque, en realidad, tampoco la fortaleza de Juan sin Tierra fue la primera edificación del lugar. Todo lo que puedes ver hoy está encima del antiguo asentamiento vikingo.

TRUCO VIAJERO:

Si no te quieres quedar con la visión del Castillo de Dublín que se lleva todo el mundo no te pierdas la visita a su cámara subterránea. Podrás ver parte del acceso al foso original de las defensas de la ciudad vikinga.

3. Christ Church Cathedral y Dublinia

También conocida como la catedral de la Santísima Trinidad, Christ Church Cathedral no fue siempre tal y como la conocemos ahora. De hecho, hace poco más de 200 años que tiene un aspecto parecido al actual.

La primera construcción es del año 1028, por orden del rey Sigtrygg Silkiskegg, el que algunos consideran el último rey vikingo de Irlanda. Como todas las iglesias vikingas, era de madera y, aunque muchas de ellas se han conservado hasta nuestros días, no fue el caso de la de Dublín.

Actividad: ¿Pasas de guías y eres más de visitas por libre? Visita Christ Church Cathedral en español, sin perderte nada y a tu aire con el tour autoguiado por la catedral de la Santísima Trinidad.
  • Idioma: español – Duración: libre
  • 59 opiniones [9]
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La catedral de la Santísima Trinidad es una de las pocas iglesias no católicas de Dublín, ya que es de confesión anglicana.

La iglesia dice tener la tumba de Strongbow, uno de los líderes de la invasión normanda (aunque, en realidad, la tumba auténtica ya hace siglos que fue destruida).

Como curiosidad, en la cripta podrás ver un gato y un ratón momificados de manera natural al quedar atrapados en uno de los tubos del órgano en la década de 1860.

Dublinia es el museo del pasado vikingo y medieval de Dublín y está comunicado con la catedral de la Santísima Trinidad por un puente que atraviesa la calle que los separa (lo identificarás enseguida).

Es uno de los lugares que no te puedes perder si viajas con niños, ya que hay muchas reproducciones de escenas de la vida de la época pensadas para los más pequeños y, si os animáis, podéis hacer una visita guiada con un habitante «auténtico» del Dublín medieval.

Hay posibilidad de comprar un ticket combinado para visitar el museo y la catedral; ambos están incluidos en la Dublin Pass.

TRUCO VIAJERO:

Irlanda ha sido escenario de muchas películas y series; si eres fan de Los Tudor igual te suena la nave de Christ Church Cathedral, ya que en ella se rodaron varias escenas de ceremonias religiosas.

La cripta se usó en escenas de los sótanos de la Torre de Londres; si bajas podrás ver algunos de los trajes utilizados en la serie.

4. Trinity College y estatua de Molly Malone

Justo al lado de Temple Bar está el Trinity College; la universidad más antigua de Irlanda.

Fue fundada por la reina Isabel I a finales del siglo XVI y hasta 1793 no admitió estudiantes católicos. Las mujeres lo tuvieron todavía más difícil, ya que no pudieron estudiar allí hasta 1903.

El campus es enorme y está formado por edificios de diferentes estilos situados alrededor de varias plazas que te vendrán de perlas para descansar un rato entre visita y visita.

Lo primero que verás nada más atravesar los arcos de entrada al recinto será la torre del campanario que hay en medio de la plaza. No forma parte de ningún otro edificio y seguro que no te pasa desapercibida. Se cree que el centro del monasterio agustino sobre el que se construyó la universidad estaba justo ahí.

Lo cierto es que el Trinity College bien merece un paseo por sus plazas, pero si hay algo que no te puedes perder es la biblioteca. Allí está el Book of Kells (Libro de Kells), un manuscrito medieval ilustrado que contiene los cuatro evangelios del Nuevo Testamento.

Se calcula que fue escrito sobre el año 800 por los monjes del monasterio de la isla de Iona que pudieron huir a Kells tras un ataque vikingo. Es uno de los mayores tesoros de Irlanda y, la verdad, es bastante impresionante.

Actividad: Visita al Museo del Whiskey irlandés. Está justo enfrente del Trinity College e incluye una cata en la entrada. Ideal para reponer fuerzas.
  • Idioma: español – Duración: 1 hora
  • 17 opiniones [8,1]
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¿Y Molly? ¿Quién es Molly Malone y por qué tiene una estatua?

Lo cierto es que Molly no fue un personaje ilustre de la historia de Irlanda, sino una vendedora ambulante de pescado y marisco que, como muchas otras, se paseaba con su carro por la ciudad.

Hasta que un día murió de fiebre en plena calle y su historia, real o no, se convirtió en una leyenda y, como muchas de ellas en Irlanda, en una canción que hoy es prácticamente un himno.

Es uno de los típicos lugares en los que hacerse una foto en Dublín. Si no quieres perderte la tuya, al salir del Trinity College acércate a la oficina de turismo de Suffolk Street; Molly te espera justo enfrente.

TRUCO VIAJERO:

¿Eres fan de Harry Potter? ¿Viajas con niños? En ese caso, no puedes perderte la Old Library, en la que se rodó la escena de la biblioteca de Harry Potter y el prisionero de Azkaban.

Está en el mismo edificio del Trinity College en el que se expone el Book of Kells, así que no tiene pérdida.

5. Catedral de San Patricio

¿A quién consagrar la iglesia más grande de Irlanda? Pues a San Patricio, que por algo es el patrón del país.

La Catedral de San Patricio es uno de los puntos de interés más visitados de Dublín.

Como muchas otras iglesias, su apariencia actual no tiene nada que ver con la original. En el siglo V d.C., no era más que una sencilla iglesia de madera construida cerca del pozo en el que se dice que San Patricio bautizaba a los cristianos conversos.

Aún tuvo que pasar mucho tiempo hasta que se construyera en piedra, en 1191. Sin embargo, el aspecto actual no le llegó hasta la rehabilitación de mediados del siglo XIX a cargo de Benjamin Guinness (sí, el nieto del fundador de la marca de cerveza).

Actividad: Visita sin colas a la catedral de San Patricio y a la ciudad. Las colas, si no tienes mucho tiempo acaban llevándose la mitad del día y terminas viendo solo las 4 cosas que encuentras en tu camino.

Si quieres visitar la iglesia más conocida de Dublín sin perderte la ciudad y de mano de un lugareño, esta actividad es para ti.

  • Idioma: inglés – Duración: 2 horas
  • 5 opiniones [9,6]
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Seas o no una persona religiosa, no dejes de pasarte por allí. Si te apetece asistir a una misa cantada, aprovecha: ofrece 2 al día y seguro que hay alguna que encaja en tus planes. Consulta precios y horarios aquí.

TRUCO VIAJERO:

Bajo uno de los púlpitos de la catedral encontrarás una sólida puerta de madera con un gran agujero en el centro. Es la famosa Puerta del Capítulo: la antigua puerta de la sala capitular.

Se dice que el agujero fue hecho en el siglo XV por el conde de Kildare para dar la mano al conde de Ormond y así hacer las paces con él.

6. St. Stephens Green y Merrion Square Park

St. Stephens Green es uno de los parques que no te puedes perder en Dublín.

Y, además, no tendrás que desviarte para visitarlo, ya que está al final de Grafton Street, la mayor calle comercial de la ciudad, y a un tiro de piedra del Trinity College y de Temple Bar.

Ahí donde lo ves, rodeado de edificios georgianos en una de las zonas más elegantes de Dublín, fue en sus inicios una zona de pastoreo de ganado en las afueras de la ciudad.

Relájate un rato a la sombra de sus árboles o junto a su gran estanque. Si viajas con niños, es un lugar ideal para que corran y jueguen.

Actividad: Recorrido a pie por St. Stephen’s Green Park. Descubre las historias ocultas en uno de los parques más emblemáticos de Dublín.
  • Idioma: inglés- Duración: 1 hora
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A dos pasos de allí está Merrion Square Park; es algo más pequeño que St Stephens Green pero no tiene menos encanto.

Es famoso, entre otras cosas, por estar junto a la casa en la que vivió Oscar Wilde, en Merrion Square, 1, donde ahora está el American College.

La Oscar Wilde House es visitable, así que si te interesa el personaje pásate por allí después de visitar el Oscar Wilde Memorial en Merrion Square Park; una imagen icónica de Dublín.

Además puedes aprovechar para visitar museos como la Galería Nacional, el Museo Nacional de Arqueología o el Museo de Historia Natural. También en los alrededores están las casas del Gobierno y el Senado.

Pero, sobre todo, no te vayas del barrio sin fijarte en las típicas puertas de colores de los edificios del vecindario. Aquí tienes una excursión gratuita guiada por la zona. 

TRUCO VIAJERO:

Si quieres una experiencia diferente a la del típico parque, visita el refugio antiaéreo de la Segunda Guerra Mundial que hay en Merrion Square. Es muy interesante (y no sale en todas las guías).

7. Guinness Storehouse

Seas o no cervecero, no puedes ir a Dublín y no visitar la Guinness Storehouse.

La cerveza Guinness se ha convertido en un símbolo de Irlanda y en esta visita podrás conocer todos los secretos de su historia y de su fabricación.

Actividad: La Guinness Storehouse es una de las visitas estrella de la ciudad (y está siempre a tope). ¿Quieres ahorrarte la espera en la calle? Sáltatela con la visita guiada sin colas por la Guinness Storehouse.
  • Idioma: español – Duración: 2 horas
  • 100 opiniones [7,9]
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¿Sabías que el contrato de arrendamiento del espacio que ocupa la Guinness Storehouse tiene una duración de 9.000 años?

¿Y que el precio del alquiler anual es de 45 libras?

Durante tu visita conocerás todo el proceso de fabricación de la cerveza y aprenderás mil anécdotas sobre Dublín y su historia, íntimamente ligada con la de Guinness.

TRUCO VIAJERO:

Dublín se encuentra sobre un llano y no hay muchos lugares desde los que admirar las vistas.

Cuando visites la Guinness Storehouse no dejes de subir al Gravity Bar, el mejor mirador de la ciudad, donde podrás disfrutar de la panorámica de Dublín con una buena pinta de Guinness (que, además, está incluida en el precio de la entrada).

8. O’Connell Street y norte de Dublín

Al otro lado del río está la parte norte de la ciudad. Puedes llegar allí atravesando cualquiera de los puentes que atraviesan el Liffey.

Ya te he hablado del Ha’penny Bridge, pero, si te apetece cambiar, cruza el O’Connell Bridge, que se encuentra al inicio de O’Connell Street y que tiene la particularidad de ser un puente más ancho que largo.

O’Connell Street es una gran avenida semipeatonal y una de las calles más destacables dentro de la historia reciente de Irlanda, ya que ha sido escenario de varios sucesos relacionados con la guerra civil Irlandesa y la lucha del IRA.

Durante los bombardeos de la guerra civil irlandesa cayeron la mayoría de los edificios de la época. Se salvaron el Hotel Gresham y la Oficina de Correos, desde donde se proclamó la República de Irlanda en 1916. En sus columnas aún pueden verse las marcas de las balas disparadas por los ingleses durante el Alzamiento de Pascua de ese mismo año.

Actividad: Si no quieres perderte detalle de todo esto que te acabo de contar, únete al free tour por el norte de Dublín. Guiado y gratis. Mejor, imposible.
  • Idioma: español – Duración: 2 horas
  • 550 opiniones [9,3]
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Junto a la Oficina de Correos está el Spire; una aguja de acero inoxidable de 120 metros de alto. Aunque se construyó en 2003 también tiene su lugar en la Historia, ya que ocupa el lugar de la estatua de Nelson que voló el IRA en uno de sus atentados.

Justo al lado del Spire, en la calle Earl, está la famosa estatua de James Joyce y, si te interesa conocer el mundo literario de la ciudad, a 10 minutos a pie de allí tienes el Dublin Writers Museum.

TRUCO VIAJERO:

¿Quieres conocer la historia que llevó de cabeza a las autoridades de Dublín en 2006?

En el suelo de uno de los lados de O’Connell Bridge (el que mira hacia el Ha’penny Bridge) hay una placa conmemorativa de la muerte en extrañas circunstancias del padre Fat Noise al caer su carro al Liffey en 1919. La placa apareció, sin más, en 2004, y hasta 2006 nadie pareció reparar en ella. Nadie sabía quién la había puesto allí ni, mucho menos, quién era el padre Fat Noise.

Ayuntamiento e historiadores intentaron verificar la historia de este buen hombre y la placa se hizo tan famosa que los dublineses empezaron a dejar flores y hacerse fotos en ella. El padre Fat Noise nunca existió y todo resultó ser una broma de 2 hermanos. Si hoy puedes verla es porque a las autoridades les pareció gracioso y decidieron no retirarla.

9. Newgrange y Hill of Tara

Si de verdad quieres conocer la historia de Irlanda desde sus orígenes no te puedes perder la visita a los yacimientos del valle del Boyne. Newgrange y Hill of Tara son 2 de los grandes vestigios de la civilización neolítica de la zona.

Newgrange es la tumba de corredor más grande de Irlanda. Un túmulo funerario de 80 metros de ancho del año 3200 a. C., aproximadamente.

¿Sabes que después de 5000 años no se ha encontrado ni una sola gotera? El secreto está en su construcción, claro. Todo en ella está pensado al milímetro. También la orientación, ya que se construyó para que durante el amanecer del solsticio de invierno un rayo de sol ilumine todo el corredor hasta el centro de la cámara funeraria.

Se hace una simulación durante la visita, pero si quieres verlo en vivo el mismo día del solsticio puedes intentarlo, aunque no es fácil, ya que las pocas plazas que hay se asignan por sorteo.

Actividad: La colina de Tara, el castillo de Trim, el castillo de Slane. Todas estas visitas y muchas más están en la ruta de este tour por el legado celta de Irlanda.

Ideal si quieres hacer una excursión de un día fuera de la ciudad.

  • Idioma: español – Duración: 9,5 horas
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En Hill of Tara (la colina de Tara) también se construyó una tumba de corredor en la Edad de Piedra, pero tomó más importancia a partir de la Edad de Hierro.

En Tara podrás ver también la Piedra del Destino (Lia Fáil), la piedra en la que se cree que se coronaron los reyes de Irlanda hasta el siglo V (y que, según la leyenda, ruge cuando es tocada por un rey legítimo).

Si no quieres hacer esta visita por tu cuenta, existe un tour guiado por el valle del Boyne.

TRUCO VIAJERO:

No dejes de visitar la Old Tara Book Shop; una tiendecita de libros de segunda mano que hay junto al centro de visitantes de Hill of Tara.

Una de esas tiendas con encanto auténtico y un orgulloso propietario (Michael) que te contará alguna cosa interesante si le das la mínima oportunidad.

10. Otros lugares que visitar en Dublín

¿Te has quedado con ganas de más? Pues no te preocupes, que aquí van otras propuestas, dentro y fuera de la ciudad:

  • Muy cerca de Dublinia y de Christ Church Cathedral está St. Audoen’s Church, construida en el siglo XIII sobre el lugar en el que fue enterrado Audoen, obispo de Rouen. Es la iglesia más antigua de Dublín y solo por eso ya merece una visita, sin embargo, guarda otro tesoro nada relacionado con su uso religioso: St. Audoen’s Gate, la única puerta de la ciudad medieval que queda aún en pie.
  • Si quieres conocer a fondo la historia del país desde sus inicios no dejes de pasarte por el National Museum of Ireland. Piezas míticas como el broche de Tara, cuerpos perfectamente conservados encontrados en los pantanos o mil objetos que han sobrevivido desde el pasado vikingo de la ciudad… el National Museum tiene eso y mucho más. Si no quieres perderte lo mejor de todo lo que ofrece, reserva una visita guiada, que hay tanto interesante entre lo que escoger que es fácil dejarse alguna cosa.
  • No todo va a ser cerveza en Dublín; si te gusta el whisky, muy cerca del centro está la Jameson Distillery, la fábrica en la que hasta 1971 se destilaba el whisky de esta marca. Allí podrás ver el proceso de fabricación y, también, hacer una cata al final de tu visita (estupendo remedio contra el frío, que en invierno refresca). ¿No quieres perderte nada? Contrata una visita guiada y listo.
  • Kilmainham Gaol fue la prisión de Dublín desde 1796 hasta 1924. Hombres, mujeres y niños pasaron por sus muros por diferentes motivos. Desde el robo de comida por supervivencia hasta crímenes de sangre. Aquí fueron también encarcelados (y, en algunos casos, ejecutados) los líderes de las revoluciones irlandesas, incluidos los de la de 1916.
  • Si te apetece una excursión, a solo 50 kilómetros de Dublín puedes visitar Glendalough, en el Parque Natural de las Montañas Wicklow. El paisaje es precioso (por algo se le llama el Jardín de Irlanda), pero el punto fuerte de la visita está en la ciudad monástica, fundada por San Kevin en el siglo VI. Durante su historia, el lugar fue atacado por los vikingos varias veces, pero ningún ataque fue tan destructivo como el de los ingleses en 1398. Aún se conservan en pie la iglesia de San Kevin y la torre de 30 metros que servía de refugio durante los ataques. Si quieres aprovechar el día puedes hacer un tour completo guiado por Glendalough y el condado de Wicklow.
  • Howth es uno de esos pueblecitos costeros con encanto. Tiene de todo: castillo, naturaleza, buenos restaurantes de pescado y hasta leones marinos. Sí: leones marinos en libertad que siguen a los barcos pesqueros hasta el puerto en busca de comida. Si vas con niños les encantará. El domingo, además, hay mercado.
    Puedes visitarlo por tu cuenta, pero si quieres, también hay una excursión guiada.
  • ¿Eres de los que no se van de una ciudad sin hacer unas compras? Entonces, Grafton Street y George’s Street Arcade tienen que estar en tu ruta. Grafton Street es la principal calle comercial; es peatonal y en ella encontrarás las mejores tiendas de la ciudad. Arranca en el Trinity College y sigue hasta St Stephen’s Green; seguramente la recorras más de una vez durante tu estancia en Dublín. George’s Street Arcade es un mercado de pequeñas tiendecitas que hay en Drury Street, a solo tres calles de Grafton Street, así que puedes incluirlo perfectamente en tu ruta de shopping.

Qué ver en Dublín en un día

Como casi siempre, lo mejor que puedes hacer si solo tienes un día para visitar una ciudad es callejear.

Y una de las cosas buenas de Dublín es que, caminando, llegas a la mayor parte de los sitios en un rato, así que vas a tener tiempo suficiente para ver muchas cosas, aunque solo sea desde fuera.

Para pasear y curiosear, la mejor parte de la ciudad es la que está al sur del Liffey, pero tampoco está de más que recorras O’Connell Street antes de cruzar el río, que es donde te recomiendo pasar el resto del día.

Empieza tu paseo por la parte de arriba de O’Connell e intenta sacar una foto decente del Spire, aunque ya te adelanto que no es fácil. Aprovecha la parada para fijarte también en la estatua de James Joyce y la oficina de Correos y sigue bajando hasta el río.

No lo cruces por O’Connell Bridge; el Ha’penny Bridge tiene un encanto que ninguno de los otros puentes tiene y es la manera más auténtica de entrar en Temple Bar.

Aquí sí: piérdete un rato por la calle principal (Temple Bar) y tómate una pinta en cualquiera de sus pubs. Si se te hace la hora de comer, aprovecha y prueba el típico Irish stew (estofado de cordero) en alguno de ellos.

Después de comer, acércate al Castillo de Dublín y pásate a visitar a Molly Malone antes de darte una vuelta por las plazas del Trinity College. A menos que tengas mucho interés, no te aconsejo pararte a visitar el Book of Kells, ya que suele haber bastante cola.

Sal del Trinity por la puerta principal y toma Grafton hacia la izquierda. Curiosea por sus tiendas hasta llegar a St. Stephens Green y date un paseo junto al lago por sus jardines.

Sube hasta Merrion Square y aprovecha para descansar en alguno de sus bancos ¡y no olvides hacerte la típica foto con Oscar Wilde!

Para cenar puedes quedarte en la zona de Grafton o, si tienes cuerpo de fiesta, aprovechar el ambiente nocturno volviendo a Temple Bar.

Qué ver en Dublín en 2 días (o en un fin de semana)

Si tienes 2 días para pasar en Dublín, ya puedes relajarte un poquito; tendrás tiempo suficiente para ver gran parte de la ciudad, aunque sea a ritmo intenso.

  1. Día uno
    El paseo por Temple Bar es obligatorio, pero si vas a estar 2 días en la ciudad, quizás prefieras verlo más por encima el primer día y volver un rato el segundo; así podrás dedicar más tiempo al resto de visitas que te proponía en la visita de 1 día.
    En ese caso, puedes aprovechar y ver con más calma el Castillo de Dublín o, incluso, visitar el Book of Kells en el Trinity College. Hecho esto, date un paseo por Grafton y disfruta de St Stephens Green y Merrion Square para acabar tu día.
  2. Día dos
    Te decía antes que no podías irte de Dublín sin pasar por la Guinness Storehouse. Eso sí, cuenta que, entre unas cosas y otras, la mañana se te irá en la visita. No olvides subir al Gravity Bar a tomarte una pinta con vistas y, ya que estás allí, puedes aprovechar y comer en la propia fábrica.
    Luego sube Thomas Street hasta St. Audoen’s Church (recuerda bajar a la parte de atrás si quieres ver la puerta de la ciudad medieval). Más adelante verás un puente cubierto que atraviesa la calle. Es el puente que une Dublinia con Christ Church Cathedral. Si después de visitar la iglesia no quieres perderte la catedral de San Patricio solo tienes que subir Nicholas St. (la continuación de Whitetavern) y la encontrarás a tu izquierda.

Qué ver en Dublín en 3 o 4 días

Ya quedan menos cosas por visitar y en estos 2 días vamos a bajar un poquito el ritmo.

  • 3Día tres
    Con el plan que te he sugerido, a estas alturas apenas habrás pisado la parte norte de la ciudad. Bien, hoy vamos a ponerle remedio. Sigue el río en dirección contraria al centro hasta el Famine Memorial, el monumento en memoria de las víctimas de la hambruna que acabó con casi 2 millones de irlandeses a mediados del siglo XIX.
    Cruza el río para hacer una buena foto a la Custom House, una de las imágenes más reconocibles de la ciudad. Al llegar a O’Connell, sube hasta el Spire y gira a la izquierda en Henry St. Es una calle peatonal comercial, así que suele estar bastante animada. Date un respiro y recórrela con calma hasta Smithfield Square, donde podrás visitar la Jameson Distillery y hasta hacer una cata de whisky, si te apetece.
    A estas alturas se te habrá hecho la hora de comer, así que, si quieres, puedes aprovechar que tienes a un tiro de piedra The Brazen Head, el pub más antiguo de Dublín (abierto desde 1198).
    Después de comer, llégate a Dublinia. Si te interesa el pasado vikingo y medieval de la ciudad, te va a encantar. Y, si vas con niños, es una de las mejores atracciones de la ciudad para ellos. Cuando salgas, sigue caminando en dirección al centro hasta South Great George’s Street.
    Si te apetece curiosear por pequeños puestecitos, no te pierdas George’s Street Arcade, que está pocos metros más arriba. Es un gran edificio de ladrillo rojo muy chulo; lo reconocerás enseguida. Si después de visitarlo sales por la puerta que da a la calle de atrás estarás ya en plena zona de restaurantes, justo para la hora de la cena.
  • 4Día cuatro
    Han sido 3 días intensos, pero habrás visto muchas de las mayores atracciones de la ciudad, así que para el cuarto día te propongo una excursión. Hay muchísimas o


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