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El parque de La Maurice


Hoy estamos con morriña de viajes, y aunque en nada empezamos Nuestra nueva aventura con otro intercambio de casa, aún tenía pendiente hablaros de un must de nuestro viaje a Canadá de hace ya unos añitos. Fue un viaje alucinante, de esos en los que desconectas muchísimo y en los que te quedarías a vivir una temporadita por la zona. Anteriormente os hablé de los fabulosos parques de la ciudad de Montreal, de la zona vieja de Plateau y Mile End, de nuestra ruta hacia las Cataratas Montmorency y de la histórica Quebec y la Isla de Orleans. Sin duda quedaba pendiente nuestra experiencia en uno de los miles de parques naturales del país.

Nuetsro parqeu elegido para visitar fue La Maurice national Park. Nos habían comentado que era uno de los imprescindibles y nos quedaba de paso a la bajada de Quebec y de vuelta a nuestra casa de intercambio en Montreal. Aquí os dejo el link del parque donde encontrareis toda la información necesaria.
Llegamos un poco tarde al parque porque nos costó encontrar el acceso. Finalmente llegamos a Saint Mathieu , y pocos kilómetros después encontramos una de las dos entradas al parque. La otra está en Saint Jean des Piles, más al este. La entrada nos costó unos 8$.
Como os decía, no disponíamos de mucho tiempo porque se nos hizo tarde así que decidimos ir a visitar la zona de Les Cascades, habíamos leído que era muy bonita. Fue espectacular mojarnos las manos (con dos bebotes no nos atrevimos a meternos en remojo en las cascadas pero había gente bañándose la mar de a gusto).

Luego bajamos a una lago, muy cerca del lugar donde estábamos, y allí pudimos ver a unos patos típicos de la región. Tengo que deciros que éste es uno de los pocos recuerdos que tiene A del viaje. El momento pato en la playa del lago. Allí conocimos a una familia mexicana y los niños estuvieron jugando con los animalitos.




Se que aunque solo recuerde esto (cuando fuimos tenía solo dos años y la pequeña  B solo 10 meses), en su maleta hay experiencias y emociones vividas que son únicas e intransferibles y que van a estar en él y en la pequeña Srta. Acróbata para el resto de sus vidas. Bueno, no en el caso del parque para la Srta. Acróbata, que con el ruido blanco de las cascadas estuvo durmiendo casi todo el rato en el porta bebé.
Es una de las muchas maravillas de viajar con niños, que abre mentes, y que en cada uno de los viajes, por pocos días que sean, se refuerza el vínculo entre los cuatro y ellos amplían experiencias, aprenden a adaptarse a situaciones distintas y descubren posibilidades para ellos desconocidas.


En definitiva nos fascinó pasear por aquella inmensidad de bosque, mientras la luz entraba como podía por las copas de los árboles, y ver los reflejos y los preciosos lagos con toda la extensa y espectacular vegetación y con los animales propios de la zona.



Nosotros no vimos osos, pero os aviso que había zonas acordonadas que ponía que era una zona peligrosa por dicho motivo.  No se yo si los osos hacen mucho caso a esas señalizaciones pero bueno, el caso es que de osos en Canadá nos quedamos con el del cuento de L'Ós té gana de Lidia Fraguas que es nuestro must antes de acostarnos (prometo hablaros de él en otro post).
Y nada, que el parque nos flipó, nos hubiéramos quedado a vivir allí (bueno, a vivir vivir no, pero si a pasar unos días) . Sin duda alguna si vais con niños un poco mayores que los nuestros, super recomendable quedarse a pasar la noche, hacer kayac, piragüismo o cualquiera de las muchas actividades que ofrece el parque.
Nosotros antes del anochecer salimos del parque con ganas de mucho más, y nos dirigimos, tristes de despedirnos de esa maravilla pero agradecidos de lo vivido, hacía nuestra casa de Montreal.

Eso si, antes de acabar, apuntad estos dos consejos:

Nota mental 1:  al menos un día entero en la Isla de Orleans y dos más en el parque natural, para así poder aprovechar mucho mas. 

Nota mental 2: ducha de anti mosquitos ANTES de entrar en el parque. Nosotros no lo hicimos aunque tuvimos mucha suerte, los niños y Sr.Padre se salvaron de una muerte anunciada porque allí estaba yo para que me picaran 120 mosquitos (o un bicho psicokiller que se cebó conmigo a base de bien). En aquel entonces no  conocíamos las camisetas anti mosquitos como estas de MoskitoWear. Nos las apuntamos a la lista de imprescindibles para un próximo viaje.

Lo dicho, una maravilla poder disfrutar plenamente de lo maravillosa que es la naturaleza y ese grandioso país, que os recomiendo muchísimo si tenéis hijos. Aunque parece que pilla lejos, es sin duda un fantástico destino para viajar en familia.




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