Como cada año, desde hace más de 15 años, es momento de que elijamos a los 10 autos más feos del año. Y ¿Por qué hacerlo? Por qué un auto es uno de los gastos más importantes que una persona hace en su vida. Una herramienta que más que simplemente transportarlo del punto A al Punto B, refleja, además del poder económico de cada uno de los automovilistas, sus gustos, preferencias, conocimiento o ignorancia de tendencias, moda y buen gusto de la industria automotriz.

Después de la introducción formal, debemos decirte que hacemos esto porque no estamos de acuerdo en que, sin importar el segmento, los fabricantes de autos lancen al mercado autos horrendos. Sus clientes se merecen más respeto, un poco más de dignidad para que al menos, ese cliente que ayuda a sostener sus enormes emporios se transporte en algo digno, un auto que no le haga hacer el ridículo por dondequiera que va.

Así que, sin más preámbulo, aquí te presentamos los 10 autos más feos del 2021:

Hyundai Grand i10 Sedan:

Un subcompacto que se decidió fabricar con claves de diseño para un auto mediano, podía parecer una excelente idea en el papel, pero en la realidad es más feo que el vestido de novia de quinceaños de tu prima gorda. Las dimensiones de la cabina, deforman la vista lateral, la parrilla frontal le hace parecer huachinango y las lámparas traseras se merecen el premio de las más feas del universo. Un autito para quien no tiene el mínimo sentido estético y en donde se demuestra que hay poco respeto para el cliente de este segmento.

Hyundai Creta:

Alguien en el seno de Hyundai decidió reinventar el número, posiciones y formas de las lamparás de los SUV’s de la marca, con desastrosos resultados. Desde el Pontiac Aztek, hemos mencionado una y otra vez que poner más de 4 lamparás en el frente de un vehículo es innecesario además de ridículo. Pues Hyundai, que no tenía por qué hacernos caso, lo ha hecho en todos sus SUV’s. 

El Creta monta hasta 10 elementos lumínicos al frente, un perfil que se esfuerza mucho en adaptar varias ideas estéticas a la vez, lo que da como resultado una imagen muy confusa, y la más fea configuración de tapa trasera y lámparas de la historia de la tierra desde que desaparecieron los dinosaurios.

Hyundai Tucson: 

La Tucson de Hyundai había sido siempre un modelo modesto, capaz y de imagen discreta hasta la actual generación en la que algún genio del diseño coreano decidió que su parrilla y lámparas delanteras podía estar inspirados en los ojos compuestos de una de esas enormes y asquerosas moscas verdes. El perfil es un conjunto de líneas y volúmenes innecesarios que pretenden dar dinamismo a un perfil por demás convencional. Los ingenuos que tengan en su poder, hoy día una Tucson, en pocos años se preguntaran: -¿Qué &%$#% estaba pensando cuando compré este adefesio?-

El Tucson actual es una muestra excelente de lo que son los excesos del diseño automotriz. La forma sobre la función. La Tucson luce como una Jeep Compass, después de un accidente que la convirtió en pérdida total.

BAIC BJ40 Plus:

Que un auto tenga la imagen basada en algunas claves estéticas de un modelo de otra marca, puede ser aceptable y es algo que llamamos tendencia. Pero cuando hay en el mercado algo tan desesperado por parecerse a otro producto, es simplemente un “wannabe”.

El BAIC BJ40 es un Jeep “wannabe”. Quisiéramos tener algún adjetivo amable para este BAIC, pero no hay. Jeep es un producto para un nicho tan específico, que es la propia marca la que tiene el potencial, incluso más allá de sus productos.

El BJ40 no tiene ni una ni otra cosa. Y en realidad, no hay nada amable que se pueda decir de este vehículo o su diseño.

MINI Clubman:

El Mini es un auto de nicho que representa perfectamente el estilo de la marca, pero que, como los enanos del circo, creció tanto que en lugar de Mini parece hoy en día Midget.

Si tuviéramos que hablar de una carroza fúnebre para personas pequeñas, el Clubman sería el indicado. Desde el frente hasta el final de la puerta delantera todo va bien. Pero hacia atrás el Clubman se estira más allá de los límites estéticos para que en la parte de atrás la configuración de su portezuela trasera la haga el vehículo ideal para ser un camión de reparto de panadería o carroza fúnebre para personas pequeñas.

Además, el auto se llama Mini, es tamaño Midget y de precio gigante.

BMW Series 4:

Seamos específicos. No es que el BMW sea un mal auto. Al contrario. Es una tremenda máquina, con todo lo que se debe esperar de un auto premium alemán.

El perfil es muy BMW. Con un cofre largo y perfil de cabina extendido hacia atrás como es tendencia en los grandes sedanes alemanes.  Su trasero ha mejorado mucho estéticamente con una configuración de lámparas que, por primera vez en muchos años en BMW, parece no tener lámparas traseras cortadas y de líneas interrumpidas. Sus interiores son bien logrados y mas alemanes que una salchicha con cerveza.

¿Por qué mencionar toda la Serie 4 de BMW entonces? Porque porta esa horrenda parrilla de bigote “hitleriano”. Y no es solo la parrilla. Es que este mismo elemento que nos recuerda una enorme mariposa negra, fuerza la configuración frontal del auto a un punto en que todo su frente es una saturación de líneas y volúmenes escoltada por unas enormes tomas de aire laterales. Hay mucha confusión visual en el frente de este BMW.

Pasarán muchos años antes de que BMW nos convenza de que este frente no ha sido un error.

Toyota Prius:

Un invitado infaltable en esta lista desde hace muchos años es el Prius.

Es muy verde y ecológico, pero pocos se atreverían a negar a que es un automóvil feo, muy feo, extremadamente feo, desagradable a la vista, realmente asqueroso.

Mientras otros modelos de Toyota han mejorado considerablemente su apariencia, el Prius parece regodearse en su fealdad.

Y queremos dejar en claro que no estamos en contra de cuidar el planeta y sus recursos, pero estamos convencidos de que el Prius podría ser menos feo.

Alguien en Toyota pudo haber apostado a que un auto tan feo como este se podía vender bajo el argumento de que era ecológicamente correcto y esta generación de cristal mordió el anzuelo.

Ford Maverick:

Ford tenia hace tiempo el Ford Ranger como Pick Up compacto. Pero la tendencia ha hecho crecer tanto a los autos que ahora una F-150 es masiva y la Ranger ya es actualmente del tamaño de una F-150 de los 80.

Y ahora Ford reinventa la Pick Up compacta con el Maverick. Que, para empezar, el nameplate merecía más respeto. Resucitarlo en forma de una Pick Up compacta y que revela en su diseño y equipamiento el momento financiero que atraviesa Ford, es desafortunado.

La Ford Maverick es un intento de vehículo juvenil que no cumple por las limitaciones de diseño, equipamiento y precio e incluso paleta de colores aburrida y apagada.

Chevrolet Captiva:

Chevrolet se ha distinguido siempre por la variedad de sus SUV’s, hasta ahora que ha decidido adaptar vehículos asiáticos para mercados emergentes. Y la mayoría han sido afortunados, excepto la Captiva, que además de estar basada en una plataforma de vehículo chino con ya muchos años, tiene esa extraña sensación de ser el eslabón perdido entre una Toyota Avanza y una verdadera SUV.

Sus dimensiones y configuración son mas de una vagoneta urbana que de un verdadero vehículo deportivo utilitario. Su diseño frontal carece del ADN de Chevrolet y parece que simplemente se le monto una parrilla improvisada con la corbata dorada, al mas puro estilo de la Tracker de antaño. Si estéticamente no es afortunada, saber que en realidad es un automóvil “maquilado” lo hace aún más feo.

Toyota Supra:

Y hablando de maquilas automotrices, ¿Que te podemos decir del nuevo “Toyota” Supra?

Utilizar una plataforma y mecánica BMW, evidente desde cualquier ángulo, no parece la opción indicada para revivir uno de los modelos más emblemáticos del titán japonés.