Get Even More Visitors To Your Blog, Upgrade To A Business Listing >>

La Charla

“Los amorosos son los que abandonan,
Son los que cambian, son los que olvidan.”
Jaime Sabines



En la noche más oscura, en el silencio más puros se desarrolla nuestra trágica escena. Tus labios adheridos a los míos por atracción magnética, mis ojos unidos a tu destino. Y en el profundo hueco que deja mi ausencia: tu lamento pequeño, que no quiere escucharse. Por tus brazos repletos de viento ruedan unas cuantas lágrimas por el amor naufragado.
Mi envoltura pétrea se desmorona al tiempo que mi espíritu se desprende de este tiempo inútil, estéril. Acechan las furias intentando dominarte, pero tú, silencioso como siempre, las combates con miradas heladas, sin miedo, como quien lo ha perdido todo y no tienen nada que ganar. En tus brazos dejo el último aliento…
“¿En qué piensas?”, preguntas con absurda candidez. Eso es todo, tenías que estropearme la escena de patetismo que me había diseñado. ¡Era maravilloso! Pensar en tu pequeño mundillo corroyéndose por la culpa. ¿Por qué diablos preguntas que pienso? “En tí”, digo con falsa y cínica sonrisa. ¡Qué salida!, sólo a mí se me ocurre algo semejante, seguro me preguntas ¿qué pienso?, eso es tus labios comienzan a moverse. ¡Horror al crimen! La pregunta… Lo sabía, eres putrefactamente predecible. Y te cuestiono, “¿Llorarías?”, te lo pregunto sin palabras para no dar explicaciones con un cierto aire secreto de escrutinio. No entiendes, ¡claro! Nunca has podido descifrar lo que estoy pensando. Y ahora ¿qué te contesto?... mejor no, calladita estoy mejor, y con un cursi besito mato de una vez la conversación. ¿Por qué no me quedé en casa?
Y vuelta al rollo, te observo monologar como un chiquillo entusiasmado y fresco, mientras deletreas una epístola demacrada e inocente sobre las bondades de nuestra caduca vida en común, mientras me debato sola con mis oscuros pensamientos.
“Oye, ¿me escuchas?”
El automático “¡Sí, claro!”
Mentira. Me hubiese podido quedar observando ese inmundo pedacito de perejil que se te quedó en un diente, pero no fue así, yo tuve mi propio encuentro con el rollo interminable: la nada, el self impertinente que me insiste: “¡Eres libre!” Ni te necesito, ni te quiero, me tienes harta.

Y se engrosa la trama de tu triste discurso de los valores estéticos de las relaciones humanas, las nuestras, por supuesto. ¿Por qué no puedes entender que nuestros verbos hace tiempo que no se conjugan en primera persona del plural. Hace meses que no somos, sino tú y yo por separado. Lo demás fue sólo parte del anecdotario de la mentira e hipocresía, igual que estar aquí sentada escuchándote blasfemar contra el amor.
¿Cómo te atreves a invocar su nombre en mi presencia? Tú que no tienes idea de lo que es la entrega. Y busco, por todo tu rostro, acaso un gesto imperceptible que me invite a quedarme aqui en medio de esta farsa. Y hablas de futuro, cuando ni siquiera estoy segura del presente, cuando en el camino a mis miedos es cada vez más pequeño, y la soledad en común se hace más sólida.
La falsedad punzante sobre mí, me llena de rencores. Sueño con la venganza, y te veo allí, sentadito, esperando contestación a una pregunta que no es momento de responder. Recoges mi mano tensa de encima de la mesa, la atrapas en la tuya. Tus ojillos se llenan de lágrimas y me preguntas si ya lo sé. ¿Cómo no saberlo si te conozco mejor que a mí misma? Lo suficiente para saber cuando estás mintiendo. Puedo decirte que no, y sin embargo no lo hago.
Y ante tu gesto descompuesto me levanto finalmente, no te quiero lo suficiente para perdonarte la deslealtad. Sin mirar atrás, me marcho hacia el olvido.


This post first appeared on Eipar A Creature Seeking For The Heavenly Land, please read the originial post: here

Share the post

La Charla

×

Subscribe to Eipar A Creature Seeking For The Heavenly Land

Get updates delivered right to your inbox!

Thank you for your subscription

×