Después de que Schopenhauer desmintiera el argumento leibniziano de “el mejor de los mundos posibles”, con aquella terrible sentencia según la cual “la vida es un anhelo opaco y un tormento”, las puertas del infierno positivista quedaron abiertas de par en par, desatándose la furia de todos sus demonios. El Mundo como voluntad y representación (Die Welt als Wille und