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Capítulo 12: El pato Noruego



Diana Bonilla y Emilio Sandoval caminaban por las calles del Lima, habían dejado a Salvador bajo los cuidados de su amiga Beatriz, la zona por donde iban era conocida por ser un lugar al que acude gente que está relacionado con negocios ilegales, extorciones, falsificaciones y que por el precio adecuado se puede conseguir cualquier tipo de información o documentos desde tarjetas de propiedad de autos hasta la nómina de pago de todo el congreso del país, la zona era altamente comercial y dado que era cerca de medio día era un poco difícil caminar sin ser empujado por alguna persona. A sugerencia de la Chica ambos iban vestidos con ropa algo deteriorada pantalones Jeans desgarrados y chamarras con capucha que cubrían sus rostros, todo esto con la intención de pasar lo más desapercibidos posible. En cada lado de la calle habían diversos negocios, muchos relacionados a equipos de cómputo y software, otros a libros de diversos temas, y algunos restaurantes, disponían de poco tiempo para lo que se proponían hacer, por lo que iban a un paso acelerado y el chico le preguntó a su amiga:
- ¿Me puedes decir que estamos haciendo en este lugar?
-Ya te lo dije – respondió la joven mientras caminaba y miraba a todos lados tratando de encontrar algo – Necesitamos algunos documentos para poder llegar a la India como la visa schengen por la escala que haremos y la Visa misma del país.
-¿Y esperas que consigamos eso acá?
-Tu solo confía en mi… ¡mira, ya encontré el lugar que buscaba!
Diana señaló un restaurante de comida china que se veía un poco más elegante que el resto de negocios, pero no lo suficiente como para desentonar con el lugar donde se encontraban, antes esto Emilio dijo arqueando una ceja:
-¿Esperas que consigamos Visas falsas aquí?
-Shhhh- le chilló la chica llevándose un dedo a la boca en señal de silencio- ¿Por qué no mejor te pones un cartel en la cabeza diciendo lo que vamos a hacer?... ven entremos y sentémonos en la mesa que tenga menos gente  a su alrededor.
Entraron al negocio, las paredes de color rojo estaban adornadas con dragones dorados y dibujos  de hombres con ropas orientales además de los típicos gatos dorados que movían una pata en la caja de pago en la parte posterior, para suerte de ambos el lugar estaba casi vacío. Eligieron una mesa que estaba en el centro del salón de forma que no tenían nadie cerca. Al verlos una chica con blusa blanca y falda negra se acercó a ellos llevándoles dos cartas, cuando se las ofreció, Diana la miró a los ojos y le dijo:
- No es necesario venimos a probar el pato Noruego.
Al oír esto su amigo pensó por un momento que la chica había perdido la razón, pero la camarera rápidamente Dio Media Vuelta y se alejó de ellos.
-¿Pato Noruego?
-¿Esperabas que grite a los cuatro vientos que es lo que queremos? Hay algo que se llama discreción y en este tipo de negocios es fundamental.
Pasaron unos 3 minutos y la chica que los atendía regreso a la mesa y le dijo:
-Señorita su pato está listo, puede ir por el al segundo piso, por la escalera.
-Gracias -respondió Diana, mientras se ponía de pie y le decía a su compañero- ¡muévete Emilio!
Ambos jóvenes subieron por las escaleras de madera que se encontraban a un lado del lugar, al llegar al  final de los escalones entraron por una puerta de madera con la imagen de un pato tallado en ella. En el interior de la habitación a la que ingresaron había papeles en rumas colocados desordenadamente por todo el lugar, tanto en el piso como en las mesas y sillas, al fondo de la estancia pudieron ver a un chico de unos 25 años apoyado sobre un escritorio de madera fina, con un símbolo de un pato similar al de la puerta, vestía un pantalón y una chaqueta ambos de cuero negro, llevaba una camisa blanca, una correa cuya hebilla era un cráneo, su pelo estaba desordenado como si no se lo hubiera lavado en días, medía aproximadamente un metro setenta y los recibió con una sonrisa burlona.
-¡Diana Bonilla! ¿A que debo el honor de tu vista? Debiste avisarme antes para poder ordenar un poco mi despacho.
La chica comenzó a caminar hacia el interior de la habitación y con voz calmada dijo:
-Lastimosamente no cuento con mucho tiempo… Erwin. Además dudo que este chiquero que llamas despacho pueda ordenarse en menos de 1 mes, pero descuida no estoy acá para ver lo bien que manejas tus negocios.
Erwin emitió una risa en voz baja, se apartó de su escritorio y se dirigió al encuentro de la chica.
-Claro… no creo que una chica tan hermosa e inteligente como tu venga a un lugar como este a menos que requiera de mis…. Servicios especiales… ¿Quién es el niño que te acompaña? ¿Tu novio?
-No… es solo un amigo su nombre es Emilio- Giró y miró a su compañero y le hizo una seña para que se les uniera- acércate Emilio, aunque no lo creas Erwin Quiroz no muerde… y menos aún a sus clientes potenciales.
Emilio se acercó vacilante, no le gustaba nada el lugar y ese tipo Erwin tenía todo el aspecto de no haberse duchado en al menos una semana.
-Parece que tu cachorro me tiene miedo, Diana. – Dijo Erwin en forma burlona.
-¿Debo recordarte que tu apariencia tan pulcra suele crear un efecto similar en cada persona que te ve por primera vez? – Menciono la chica en tono serio.
Ante tal comentario Erwin dio una fuerte carcajada, lo que hizo que Emilio se pusiera más nervioso aún y en su incomodidad y deseo de abandonar ese lugar lo más pronto posible le dijo a su amiga.
-¿No crees que deberíamos decirle de una vez que es lo que necesitamos?
-Sí, claro… Erwin si dejas de reírte como tonto y me pones algo de atención podríamos terminar este asunto rápidamente… necesito que coloques unas visas sobre nuestros pasaportes.
El aludido dejo de reírse y tomó un poco más de seriedad y observó a la joven con un aire de superioridad.
-Claro no hay problema, la visa americana imagino… es lo que más se pide últimamente creo que debería solicitar me hagan descuentos por cada docena que tramito.
-No, no necesitamos la visa americana… necesitamos la schengen y la de entrada  a la India.
El chico vestido de ropa de cuero puso una expresión de perplejidad y desconfianza, ese pedido era extremadamente extraño y poco usual, por lo general iban a él gente que no tenía muchas oportunidades de conseguir un futuro en Perú y deseaban ir a probar suerte a Europa o Estados Unidos, pero tenían problemas para obtener el visado por el conducto regular, pero nunca había recibido un pedido de una visa para la India.
-La india… es un pedido un poco peculiar Diana… ¿puedo preguntar qué es lo que deseas hacer allá?
-Solo deseo hacer un poco de turismo no convencional es todo y no tengo el tiempo para hacer el trámite de rigor que exigen ambos visados.
La respuesta no terminó de convencer al joven traficante, pero sabía por el negocio en el que estaba que a veces no era buena idea preguntar mucho acerca del uso que le iban a dar a su trabajo sus clientes.
-¿Para cuándo los necesitas?
-Para mañana.
-¿Qué?...-EL chico casi se va para atrás al oír esa respuesta- Diana, te creía una chica más inteligente, ¿es que crees que esto se puede conseguir con solo una llamada telefónica? Es prácticamente imposible que te consiga una visa de estas en un día… y no hablemos de dos.
La chica ya estaba preparaba para esa respuesta sabía que lo que pedía era cualquier cosa menos sencilla, pero ya estaba preparada para manejar la situación.
-Di un número Erwin… yo sé que sabes que hilos jalar y que manos sobornar para conseguir esto para mañana.
Al oír eso el chico hizo una sonrisa de orgullo y se giró, dándoles la espalda. Caminó hacia su escrito y sobre un papel escribió algo, lo tomo entre dos de sus dedos y se lo ofreció a sus visitantes, al ver esto Emilio y Diana avanzaron hacia él y fue la chica quien tomo el papel, al ver lo que había escrito su amigo no pudo contener su impresión.
-¿Qué?- gritó- ¡Diana! No puedes aceptar eso, es una locura con ese dinero podrías…
Antes que acabara la frase la joven puso su mano frente al rostro de Emilio dándole a entender que no necesitaba de su opinión. Con tranquilidad sacó de su bolso negro un talonario de cheques, en uno de ellos escribió cuidadosamente la cifra que Erwin había escrito en el papel, luego de eso lo arrancó y se lo entrego diciendo:
-Tendrás otro igual mañana si cumples tu parte del trato.
-¡Wow! De verdad debes estar emocionada por hacer turismo allá.
-En éxtasis.
-Bueno dulzura, necesito sus pasaportes, no esperaras que les de las visas como unas calcomanías para que las peguen ustedes mismos ¿verdad?
Ambos sacaron los documentos mencionados, Emilio tenia serás dudas de dejar algo tan importante en manos de alguien con la apariencia de un vagabundo, de hecho si no fuera por que confiaba plenamente en Diana y porque no necesita un pasaporte en su propio país de ninguna manera se lo hubiera dejado.
-Bueno eso será suficiente muchachos- dijo Erwin mientras recibía los documentos- tendrán sus papeles en regla mañana mismo, me pondré a trabajar en ello en este instante ya que al tratarse de un cheque de Diana Bonilla, no es necesario ni siquiera comprobar si realmente tiene o no fondos la cuenta bancaria.
-Encantador, realmente encantador- respondió la chica en tono irónico- pero dejémonos de tonterías, sé que lo primero que harás ni bien pongamos un pie fuera de este lugar es depositar el cheque en tu cuenta bancaria para asegurarte de mañana poder comprobar la liquidez del mismo. Pero no te demores mucho ya que si quieres ver a su hermano gemelo del mismo monto debes tener nuestros documentos listos cuando estemos de regreso.
El chico rió por lo bajo, y le respondió.
-Belleza e inteligencia en abundancia en una sola persona… es algo difícil de ver en estos días… ¿Por qué no trabajas conmigo Diana? Juntos podríamos hacer grandes cosas.
-Gracias, pero temo que si pasara mucho tiempo contigo mi cuerpo incubaría una nueva cepa de virus Hantavirus y no tengo la menor intención de volverme la placa Petri de estudio de nadie.
La expresión en el rostro de Erwin reflejaba confusión e incomprensión, por lo que solo pudo atinar a responder:
-¿Por qué diablos a veces te da por hablar en un idioma que solo te podrían entender los marcianos o alguien de tu propio planeta?
Emilio sintió una extraña sensación al darse cuenta que no podía estar más de acuerdo con esa frase, en ocasiones Diana podía ser extremadamente extraña tanto al actuar como al hablar. Por toda respuesta la chica le brindó una sonrisa, dio media vuelta y comenzó a alejarse hacia la puerta.
-Esperamos ver una muestra de tu habilidad y conexiones en el mundo del tráfico documentario para mañana Erwin. Emilio, vayámonos y dejemos a nuestro amigo hacer lo suyo.
Al oír a su amiga el chico hizo un gesto de despedida y se fue caminado detrás de ella. Ambos bajaron las escaleras y cuando estaban cerca de la puerta que daba a la calle notaron como la camarera que los había atendido subía rápidamente hacia la oficina donde habían estado.
-Lo sabía, va a enviar a depositar el cheque enseguida –dijo Diana con un aire de suficiencia- bueno Emilio, la parte fácil ya está hecha.
- Si, tienes razón la parte fácil… ya está.
Se sentía raro que conseguir documentos de forma ilegal sea la parte fácil de cualquier cosa.


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