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Capítulo 26: El arrebatamiento


El grupo escuchó con mucha atención los detalles del segundo encuentro con Carla, y todos estuvieron de acuerdo en que fue buena decisión evitar un combate directo con los terroristas. James se levantó del escritorio, no había olvidado lo último que dijo Gavrel, tenía un plan que no le iba a agradar, por lo que prefirió ser directo y preguntar.
-Bueno, creo que comentaste que tenías algo en mente, ¿Nos lo puedes compartir?
El mandatario ruso caminó hacia un cuadro que decía en la parte inferior “L'ultimo giorno di Pompei”, Mientras que comentaba.
-EL último día de Pompeya… siempre me pareció metafórico que usara esta obra de Karl Briulov, como distracción.
Al colocar su dedo índice en un punto específico del cuadro, la imagen que representaba los últimos momentos de la ciudad romana desapareció inmediatamente y en su lugar se proyectó lo que parecía un ser un misil y varios textos en ruso a su alrededor que deberían ser especificaciones técnicas del arma.
-¡Increible! – Exclamó Diana con admiración – Una tecnología que puede asemejar su iluminación al de una pintura cualquiera y luego cambiar a un monitor de computadora.
-¡HO! Jojojo – Rio con mucho entusiasmo Kang Yong-rim y comenzó a caminar hacia el cuadro – No pensé que lo terminaras antes del año es impresionante el trabajo de tu equipo de científicos.
-Gracias. –Respondió Gavrel a su amigo – Pero temo decir que esto es poco más que un prototipo aun ya que como comprenderás por obvias razones es casi imposible probarlo, solo podemos realizar simulaciones en escalas menores y proyectarlas para saber si funcionaria si realmente lo pusiéramos en marcha. Aunque lo hemos bautizado como El Mirotvorets o El Pacificador como prefieras llamarlo.
- ¿Que… - James tuvo que evitar poner la palabra “diablos” en su pregunta para no permitir que se note su incomodidad – es eso?
El presidente anfitrión tuvo que evaluar bien las palabras que iba a utilizar pues no quería iniciar una discusión que solo les quitaría tiempo y en el peor de los casos podría dañar el frágil grupo que se estaba formando.
-Pues veras James… Todos somos conscientes que estados unidos ha iniciado una carrera armamentista que en algunos casos parece más dirigida a iniciar un ataque que a defenderse de un enemigo inexistente. Por lo que en coordinación con otras naciones que ustedes pueden considerar de forma errada inferiores, decidimos levantar nuestras propias estrategias de defensa, algunas de ellas como habrás podido apreciar es el lenguaje de luces particular que tenemos o los mecanismos de escape que utilizamos para sacarlos de Corea del Norte… Y otra es esta – Dijo mientras señalaba la pantalla con el misil.
-¿Es una especie de bomba atómica Rusa? – Preguntó el americano con preocupación.
-No…- Comenzó a explicar el ruso con cautela – Este misil solo tiene un rango de explosión de poco menos de 1,500 metros cuadrados… y es lo necesario para el único blanco específico, para el cual fue diseñado… La Casa Blanca en Washington.
Con una combinación de escepticismo y algo de terror James no pudo evitar protestar.
-Es  una locura… en primer lugar, en el supuesto caso que deseáramos desencadenar una guerra ¿creen que con solo tumbar la casa blanca harían un gran cambio? El ejército americano no está ahí, además como pueden esperar que desde aquí un misil pueda llegar hasta América sin ser detectado.
Llevándose una mano a la barbilla Diana intervino:
-Sería como un león al que le ha caído una piedra en la cabeza y lo ha dejado lo suficientemente atontado para poder aprovecharse de él… -Continuo mientras analizaba con detalle la imagen proyectada – Si lo líderes de la nación murieran todos al mismo tiempo, comenzaría una pugna por el poder, diversos grupos se formarían, cundiría la desconfianza, todos querrían tomar el mando a cualquier precio… Así este sea aliarse con el enemigo.
El presidente americano aterrorizado recordó como los soldados norcoreanos lo salvaron a él y su familia saboteando los planes de Carla, y pensó que sí pudieron hacer eso también podrían haber hecho lo que había descrito la joven de requerirlo, pero aún le quedaba la otra duda de cómo podría esta arma llegar tan lejos, pero vio que su homólogo Ruso comenzaba a hablar y como suponía le aclararía la segunda duda.
-Sobre tu otra observación, pues veras James, este misil funciona de una forma autónoma, no emite señales al exterior debido a que el recorrido del mismo ya está preestablecido, en su computador interno, es decir incluso si después de lanzarlo nos arrepintiéramos no podríamos de detenerlo, adicionalmente la fuente de energía del mismo se basa en generadores internos de gran potencia, junto con enfriadores que evitan que sea detectado por sensores de calor, puede volar a una altura tal que no sería visible sino hasta unos pocos minutos antes del impacto, adicionalmente deja una estela mínima y los tenemos en diversos colores para que se pueda mezclar fácilmente con el color del cielo según la hora del día que lo lancemos.
-Por lo visto han invertido mucha investigación y generado nuevas tecnologías en hacer un arma que podría destruir el gobierno americano rápidamente de ser necesario. –Dedujo Abdul desde su asiento con mucho interés en la explicación que se había dado.
-Si tan solo hubieran invertido ese tiempo y dinero en desarrollar alguna cura para alguna enfermedad –Dijo con desprecio Shentov.
El cerebro de James trabaja a mil por hora, se los imaginaba a él y su gabinete en una reunión cumbre en la casa blanca, cuando ese monstruo tecnológico, su verdugo, llegara y destruiría no solo su residencia, sino la estabilidad de su país, la vida de su familia y la de sus amigos cercanos, pero se interrumpió cuando oyó la voz de Salvador:
-Entonces, ¿esperaran a que Carla esté en la casa blanca para lanzar eso y asunto terminado?
-Esa es la idea – Respondió Gavrel – Hasta donde tengo entendido nuestro enemigo es solo esta persona y no es del todo inmortal por lo que podría funcionar.
El enviado se quedó pensativo temía por las personas que podría salir heridas, quizás Carla llenaría la casa blanca de gente solo para evitar una acción táctica como esta.
-Tengo mis dudas…- Dijo Diana al momento que se ponía de pie y dejaba su vaso en una mesa. – Si no mal recuerdo Carla sobrevivió a disparos de bazucas en el vaticano ¿No es así?
-Así es- Confirmó el rabino Shentov – Un disparo de las M20 que tenía el equipo de Marcus podía matar a un pequeño grupo de personas fácilmente.
-Pero no pudo matar a esta mujer…-Continuo Diana dirigiéndose ahora a Kang Yong-rim –Adicionalmente, creo recordar que también sobrevivió a una explosión de un lanza cohetes norcoreano.
-Esa maldita mujer tiene una piel de acero –Gruño el líder asiático – No recibió el impacto completo, pero estuvo lo suficientemente cerca para ser dañada a un nivel que no podría levantarse en horas de sobrevivir, pero este monstruo se levantó en solo segundos.
-Eso quiere decir que no tenemos un panorama claro del nivel de resistencia que Carla podría tener. – Razonó Diana mientras que caminaba mirando al techo con los brazos cruzados. – Por lo que si fallamos podríamos no solo poner nuestra alianza al descubierto sino que podríamos eliminar vidas inocentes.
-Salvador… -Pregunto Emilio a su amigo - ¿Tú también podrías haber sobrevivido a esas explosiones?
-Yo creo que si –Comenzó a explicarse el enviado – En los combates que tuve con Carla pude percibir cierto parecido en nuestra naturaleza, ambos somos mortales pero con energía, fuerza y resistencia por encima de lo normal pero eso no nos hace completamente invencibles.
-Eso quiere decir que no es una buena idea –Interrumpió James, no le interesaba mucho las opiniones de los demás, pero no iba a permitir que bombardeen la casa blanca, consideraba que debía haber una mejor opción – Ya que como dijo Diana, el riesgo es muy alto… Gavrel, ¿Acaso deseas seguir el mismo destino que Victoria o Clemente?
El líder ruso comenzaba a desesperarse un poco, sabía que iba a ser difícil llegar a un consenso sobre su idea, pero no esperaba un análisis tan profundo por parte de esa joven, él sabía que a veces lo mejor que se puede hacer es seguir sus propios instintos dejando de lado la opinión de los demás.
-James…-Comenzó a emitir su réplica.
En ese momento el mundo se detuvo para todos en el planeta, una gran sombra cubrió a todo el globo terrestre, e hizo que la oscuridad se imponga sobre las zonas en las cuales aún brillaba la luz del sol.
En Moscú aún no había anochecido por lo que a través de la ventana el grupo pudo percibir la caída da la iluminación en la sala.
Todos quedaron en silencio, los más nerviosos eran James, Kang y Gavrel, por el cerebro de ellos pasó que había una gran nave sobre el Kremlin, donde viajaba Carla y estaba lista para dejar caer una bomba sobre todos allí en una horrible ironía de imitar el plan que justamente en ese momento estaban deliberando.
Por otro lado Shentov y Abdul, se veían calmados sentían una extraña y acogedora paz interior que hacía que se les fuera cualquier indicio de temor.
El líder supremo asiático abrió una ventana y miró hacia el cielo desde ella.
-¿Puedes ver algo? – Pregunto atemorizado Emilio, sentía que el pánico de los presidentes se trasladaba por el ambiente y lo contagiaba como si se tratara de una sensación térmica.
-Nada… el cielo está completamente oscuro –Respondió Kang.
-Ha comenzado… -Dijo para sí mismo Salvador mientras apretaba los dientes- Antes de lo que esperaba, pero creo que es lo mejor...
Todos lo miraron extrañados pues no comprendían de que estaba hablando.
-¿A qué te refieres? -Comenzó a preguntar Gavrel, pero antes que pudiera obtener respuesta alguna el grito de Kang inundó la sala.
-¡Miren! – Gritó con desesperación el asiático – ¡Luces! ¡Luces por toda la ciudad!
Emilio y Diana se estaban parando para asomarse a una ventana, cuando de repente los cuerpos de los ancianos Abdul y Shentov se iluminaron como si estuvieran llenos de pequeños focos, estas luces se congregaron en una sola por cada cuerpo y salieron disparadas hacia el techo, dejando detrás de ellos sus ropas vacías que caían suavemente al suelo.
Al ver esto, el terror inundo el cuerpo del joven peruano y se fue para atrás, su cabeza estuvo a punto de impactar contra el borde del mueble pero su amiga lo evitó y lo ayudo a reincorporarse.
-¿Qué clase de arma es esta? – Gritó con desesperación el líder supremo.
-¡Tranquilízate Kang! – Le espetó Gavrel – No existe una tecnología que pueda hacer esto… es demasiado selectiva, limpia y solo han atacado a Shentov y Abdul es demasiado extraño deberíamos ser nosotros los blancos de mayor interés militar.
- ¡Es Carla! – Chilló James, se llevó las manos a la cabeza no sabía qué hacer esperaba que esa mujer entre por la puerta con una cruel sonrisa y lo elimine – ¡Para ella la lógica o física no funcionan como deberían la vi convertir un maldito pedazo de carbón en un diamante en segundos!
-No es ella James, tranquilízate. –Comenzó a hablar Salvador tenía una expresión sombría pero su tono mantenía la calma, lo cual era fuera de lugar para ese momento.- Esto es obra de Dios… Es el arrebatamiento.
Todos se quedaron callados mirando al enviado, aunque el parecía haber dado la explicación que debería de hacerlos entender la situación actual, la expresión de perplejidad en los rostros de la mayoría evidenciaba que no era suficiente.
-El arrebatamiento cristiano –Comenzó a explicar Diana – Es cuando Dios se llevaría las almas de los creyentes a su lado, antes del juicio final… Es una creencia que resaltan mucho las iglesias evangélicas.
Las miradas se posaron en ese momento en la joven, mientras por las ventanas se podía divisar infinidad de luces ascendiendo hacia el oscuro cielo, donde terminaban desapareciendo como si fueran a un lugar muy lejano. Cada una de las personas de esa sala, a excepción de Salvador, trataba de enlazar idea para poder interpretar lo que la chica había dicho.
Repentinamente de la misma forma en que llegó la gran sombra que cubría la tierra desapareció, ya no tenía nada más que llevarse del planeta.
-Deberán explicarse mejor- exigió Kang visiblemente nervioso – Jamás en mi vida había siquiera soñado algo como esto.
Antes que Diana comenzara a hablar, Salvador caminó hacia el centro del grupo, sabía que debía ser el quien les de los detalles que desean saber.
-El arrebatamiento, es la manera en que Dios salvará… o para el caso actual lo más correcto debería ser “salvó” a las personas que mantuvieron su fe en él y a las que no merecen estar en el encuentro final contra Lucifer.
-Eso quiere decir… -Comenzó a analizar Gavriel – ¿Que todos los creyentes han sido llevados al cielo?
-No solo ellos… -Comenzó a responder Salvador mientras que observaba los rostros de sus compañeros – El arrebatamiento en la biblia es solo un reflejo de lo que realmente ha pasado, interpretado según la fe de las personas, lo que se desea con esto es que los que ya en vida tenían lo necesario para entrar al cielo no participen en un encuentro final con Lucifer si es que puede ser evitado, con esto hablo por ejemplo de budistas que rigen su vida en función de hacer el bien, ateos que siempre han tratado de hacer lo mejor sin dañar a nadie y por supuesto… niños cuyos corazones son los más puros.
Al oír esto Kang se sobresaltó, y de su bolsillo sacó un teléfono móvil y marcó tres teclas, James corrió a su lado pues deducía a donde estaba llamando.
-Salvador… pero nosotros… -Comenzó a preguntar Emilio – Al menos yo siempre he creído en Dios y Diana ha estado con nosotros desde que apareciste y no somos malas personas. ¿Por qué no nos llevaron también?
Al oírlo Salvador le dedicó una amistosa sonrisa a su amigo, pues imaginaba que eso era lo que necesitaba para ayudarlo y procedió a responderle.
-Lo que pasa es que en su caso, como en el de muchos otros, ustedes aún tienen un papel importante que jugar en esta guerra, por eso se les ha dejado acá.
Una mezcla de sentimientos pasaron por el cuerpo del joven, por un lado se sentía halagado por haber sido considerado de esa forma, pero por otro el miedo de lo que estaba por venir lo sentía sobre su espalda como un hormigueo que amenazaba con propagarse por el resto de su cuerpo. Lo que hizo que se dejara caer de nuevo sobre el sofá.
-No sé si realmente… merezco tanta confianza – Dijo finalmente.
-Tranquilo no estás solo – le dijo Diana mientras ponía su mano sobre su hombro – Si me has arrastrado hasta aquí es que yo también aun te puedo ser útil.
Emilio se sintió mejor, pero el decir que ella aun le puede ser “útil” es minimizar mucho su ayuda, el joven era consciente que si no fuera por ella aun estarían en Perú con Salvador sin saber cómo reaccionar ante cada nueva situación.
- Young Mi ya no está… se convirtió en luz – dijo con frialdad Kang mientras guardaba su teléfono – Así como tu esposa e hija Americano.
Salvador se dio cuenta que la tensión comenzaba a aumentar en la sala y debía hacer algo así que comenzó a hablar.
-Ellas los están esperando, están en un lugar seguro… Lejos de donde les pueda hacer daño Carla.
-Tiene razón – Dijo James mientras apretaba los puños y miraba al suelo – Salvador… ¿si logramos vencer a Carla las volveremos a ver?
El enviado asintió con la cabeza con firmeza y seguridad.
-Entonces que esperamos vamos por ella en este momento y terminemos con el problema de una buena vez – Dijo el norcoreano con ira en los ojos, estaba decidido a eliminar a todo aquel que sea un impedimento para estar junto a su adorada hija.
-De acuerdo – Aceptó con un suspiro Salvador – Pero primero debemos de definir cuál será nuestro plan de acción.
Mientras que los 4 hombres conversaban, Emilio recordó que él también tenía seres queridos por los cuales preocuparse, pero no sabía cómo  comunicarse con ellos, luego vio a Diana con su móvil en la oreja, “Claro, con lo preparada que es debió de considerar un plan para que su equipo pueda comunicarse desde cualquier parte del mundo” pensó mientras veía como la chica alejaba su móvil de su oreja.
-En la casa de tu madre nadie contesta y es la segunda vez que llamo –Dijo la joven mientras que buscaba otro número en su agenda – Por lo que podemos deducir que ella fue considerada en el arrebatamiento, ahora llamaré a la familia de Karen.
-Esto… -Preguntó entre sorprendido y aliviado ya que esperaba que en lo que sea que estuviera por venir su madre se pudiera mantener al margen - ¿Tienes el número de la casa de mi madre?
-Si… lo tomé de tu agenda hace tiempo una de las veces te quedaste en mi casa –Dijo tranquilamente la chica mientras hacia una nueva llamada – Debo tener a alguien a quien entregar tu cadáver en caso que hagas algo tan estúpido como meter el dedo al tomacorriente para comprobar si hay fluido eléctrico.
Aunque un poco ofendido, Emilio se sintió reconfortado por la preocupación y preparación de su amiga, sentía que nada la podía sorprender.
-Sin respuesta – Dijo Diana guardando su celular – Eso por extraño que parezca son buenas noticias para la situación actual.
-Sí, tienes razón- confirmó Emilio más tranquilo - ¿Ahora tu llamaras a tus padres?
La chica emitió un suspiro y comenzó a caminar hacia el resto del grupo.
-No es necesario, se exactamente lo que les ha pasado a ellos.
A Emilio esa respuesta le sorprendió mucho, sabía que Diana era una de las personas más inteligentes que conocía, pero el tener todo bajo su control a ese nivel le pareció hasta cierto punto aterrador.
Los dos jóvenes se reunieron con los demás para participar en la nueva estrategia que pondrían en marcha.
A miles de kilómetros de distancia, en el despacho oval una desesperada Carla Moon Haya se encontraba prácticamente sola en la casa blanca, sentada en el escritorio presidencial con la cara apoyada sobre sus dedos entrelazados. Había sido testigo del arrebatamiento justo minutos después que convocara una junta de emergencia, Leon Carter, Paul Mccann, Katherine Grey y el resto del gabinete desaparecieron en frente de sus ojos.
-Mierda, mierda, mierda – Repetía para sí misma una y otra vez mientras movía la cabeza hacia adelante y atrás.
Sabía lo que había pasado tan bien como Salvador, pero no había contado con que se llevaran incluso a personas que le serían de utilidad como Leon. Le llenaba de ira recordar su rostro de tranquilidad que pudo ver en el cuando sucedió.
Sola, estaba como cuando llegó… No… estaba mucho peor, los otros tres anticristos habían caído, su enemigo tenía un arma capaz de eliminarla con un rasguño y no sabía que otros líderes mundiales aun quedarían para hacerle frente.
Pensó en James, estaba segura que aun andaba por aquí, no se lo llevarían era demasiado problemático como para alejarlo, al contrario de su gabinete el cual ya prácticamente estaba bajo su control hasta que sucedió esto.
-Muy astuto definitivamente –Se dijo mientras se ponía de pie.
Camino hacia el pequeño bar para servirse algo, necesitaba un trago para pensar mejor. Un error, un maldito error que cometa y todo estaría acabado, le corrían escalofríos por todo el cuerpo de solo imaginarse esa posibilidad.
Debía tranquilizarse, revisó la situación. Aún le quedaba un aliado.
-Damian
El satánico alucinado podría serle más útil de lo que pensaba, en este momento todos los creyentes están lejos. Los únicos que se han quedado son los que le dieron su espalda a Dios, aquellos que están llenos de dudas y algunos humanos estratégicos que era más útiles aquí que en el otro lado.
-Sí, quizás la situación no sea tan mala después de todo – Se tranquilizaba mientras vertía una generosa cantidad de Whisky en un vaso con hielo.
Caminó por el despacho con su vaso en la mano, lo más probable sería que Damian entre en contacto con ella en breve, mientras debía de analizar cuál era el sentir popular después del arrebatamiento, debería haber miles de familias partidas, buscando respuesta, buscando esperanza y ella sería quien se los ofrecería.
Se relamió los labios de emoción, la situación apuntaba a que si movía bien sus cartas podría tener al mundo entero a sus pies, sólo necesitaba el discurso correcto en el momento adecuado, lo demás se daría por inercia.
Observó por la ventana el cielo, su cielo, el de su mundo que estaba por conquistar ni James, ni Salvador, ni cualquier arma que tengan sería un impedimento para cumplir su ambición.
Su tranquilidad se vio opacada por un punto negro en el cielo.
-¡OH MIERDA! ¡DEBEN ESTAR BROMEANDO!
El Mirotvorets cayó con una precisión exacta sobre el despacho oval tal y como fue concebido la explosión se generó a los dos segundos que atravesó el cristal de la ventana de mayor tamaño y su fuego se desplazó por todos los ambientes del edificio, la presión de la misma hizo volar los muebles primero y luego las paredes.
 
El fuego se extendió hasta los jardines exteriores, era un espectáculo de horror para el orgullo de la nación auto llamada más poderosa del mundo.
 
La casa blanca caía y se hacía cenizas, era imposible para cualquier ser humano sobrevivir a eso.


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Capítulo 26: El arrebatamiento

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