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Capítulo 5: Los milagros de ella.

Era el 14 de Marzo del año 20XX y el estado de Wisconsin en Estados Unidos de América, Estaba más sobresaltado que nunca en su historia, las calles alrededor del “Saint Luke's Medical Center” estaban saturadas de gente, curiosos y periodistas se aglomeraban tratando de ver a una sola persona parada en la entrada del edificio blanco que hasta hace unas horas albergaba a cientos de enfermos, en algunos casos sin esperanza de recuperación, pero ahora sus instalaciones estaban casi vacías pues no había nadie que requiera de sus servicios, la quinta avenida se encontraba tan repleta de autos estacionados que era imposible avanzar por ella, y algunas personas optaban por bajar de sus vehículos y acercase caminado al lugar, donde un mar humano les hacía casi imposible avanzar y la visión se les dificultaba por los cientos de brazos alzados con dispositivos electrónicos tratando de captar algo de ese momento único.
 La razón de esta actividad sin precedentes, es porque en este estado americano ha aparecido una Chica que hace prodigios, una mujer para la cual la palabra imposible no parece existir. Esta chica ha logrado curar enfermedades como el sida o cáncer en un abrir y cerrar de ojos, ha hecho que enfermos que habían estado años en coma despierten con el solo hecho de escuchar su voz. Esta mujer que se ha proclamado a sí misma como la única y verdadera enviada de Dios y su nombre  es Carla Moon Haya.
Los medios de comunicación de todo el mundo están cubriendo este evento, y la opinión mundial está dividida mientras que algunos creen que se trata de verdad de la última enviada de Dios, otros la toman como si fuera el mismo diablo que ha venido a engañarlos, por otro lado hay quienes han asegurado que solo se trata de un engaño por parte de los Estados Unidos para llamar la atención del mundo entero con fines políticos y económicos y finalmente están los que toman esta situación como un presagio del fin de los tiempos.
A final del día, la acción se había trasladado al capitolio de Madison, un edifico blanco de cerca de 90 metros de altura, estaba coronado por una gran cúpula a su alrededor habían 4 áreas verdes cubiertas de árboles, las cuales normalmente se podían ver vacías, pero en ese momento estaban atiborradas a más no poder de gente, entre ellos reporteros de casi todas las cadenas internacionales, en el centro del lugar Carla acaba de curar paralíticos, ciegos, sordos y a varias personas enfermas más. Como acto final ha logrado convertir un tanque entero de agua en un fino y delicioso vino que fue repartido entre los presentes, emulando un milagro realizado por Jesucristo 2000 años atrás. A pesar de que parecía que no iba a alcanzar para todos los asistentes no solo todos llegaron a probarlo sino que incluso sobro para llenar 48 botellas. Al terminar esta demostración la hermosa joven habló a las personas con ayuda de un micrófono y potentes parlantes situados por todo el lugar:

-Amigos míos, siéntanse orgullosos y afortunados. Dios los ha elegido por encima de las demás personas para ser un pueblo sobre el cual él depositara sus bendiciones. Yo que he venido en su nombre soy la prueba de ello. Ustedes que son un pueblo fundado bajo la idea de que creen en Dios han de demostrar que aún mantienen esa creencia mediante actos de alabanza y agradecimiento.
Su voz era preciosa y encantadora, la gente daba gritos de alegría cuando ella terminó de hablar, aplaudía y clamaba su nombre con gran emoción, todos se sentían maravillados de tener a un ser como ella tan cerca. Estas demostraciones de afecto se silenciaron cuando vieron dos helicópteros posarse en la parte superior del capitolio. Carla los vio y supo de inmediato de quien se trataba al ver el color verde y la bandera en la parte superior del vehículo, eran los “Marine one” los helicópteros presidenciales de los Estados Unidos de América, suelen viajar en pares para mayor seguridad de la persona que transportan. Rápidamente se dirigió de nuevo a la gente y les dijo.
-Lastimosamente este agradable momento debe de llegar a su fin, ya que ahora he de reunirme con su gobernante para conversar acerca de temas referentes al futuro de la sociedad. A los que han recibido un milagro el día de hoy pueden mostrar su gratitud rezando a una imagen mía o encendiendo un vale dorada ante la misma, muchas gracias por haber venido hasta aquí a ver a la única y verdadera enviada de Dios en nuestros días.
Diciendo esto Salió corriendo hacia atrás ingresó al capitolio y subió por las escaleras que la llevarían a la parte superior del edificio donde estaban los helicópteros presidenciales. Al llegar vio al Presidente esperándola con una expresión que combinaba el miedo, la duda y la incomodidad, el actual mandatario era el abogado James Burt, tenía 54 años, tez clara, ojos azules y cabello negro con indicios de canas en él, ese día estaba vestido con uno de sus usuales y elegantes trajes de color negro, camisa blanca y corbata morada. Se había acostumbrado a estar siempre al tanto de todo lo que pasaba desde que inició su mandato, este evento lo tomó totalmente desprevenido y tenía que dirigirse de inmediato al lugar de los hechos para averiguar qué era lo que estaba pasando. Había cancelado importantes citas con otras personas por dirigirse al encuentro de esta supuesta enviada de Dios, ya que no podía mantenerse al margen de la situación si su nación había sido alborotada de esa manera y los ojos del mundo estaban sobre ella.
El presidente estaba rodeado de 10 guardaespaldas y en frente de ellos había 4 marines armados con fusiles de asalto M16. Carla se aproximó al grupo con la misma tranquilidad de una chica que va al encuentro de un grupo de amigos. Nadie hizo el mínimo movimiento por tratar de evitar que siga avanzado o se acerque al presidente, tenían las indicaciones de no ponerle un dedo encima a menos que de muestras de hostilidad por su parte, todo lo que pasaba estaba siendo grabado desde los helicópteros y desde cámaras ocultas en casi todos los presentes, el presidente esperaba que ella de la primera muestra de violencia con lo que serías más fácil desacreditarla, pero no fue así, la máxima autoridad americana se quedó impresionado al verla y cuando estuvo lo suficientemente cerca le dijo:
-Eres más hermosa en persona que en televisión.
-Muchas gracias, presidente. Usted también se ve bien. Solo que algo desarreglado.
-Es natural, cuando me enteré de lo que estaba sucediendo en Wisconsin salí lo más rápido que pude. Me imagino que comprenderás que no puedo dejar que sigas haciendo lo que estás haciendo si no estoy seguro que no eres una farsante.
-Si lo sé. Siempre ha querido usted estar seguro de todo como cuando solo tenía 15 años y le preguntó a su madre 4 veces si de verdad habían atrapado al lunático que quiso matarlo, ya que tenía mucho miedo debido a que ese orate le dio el susto de su vida cuando se cruzó con usted.
-¿Cómo has sabido eso?- El presidente estaba impresionado. Ese episodio de su juventud era algo que solo lo sabían él y su madre.
-¿Cómo cree que lo supe?- respondió sonriendo la chica. -Creo que podríamos ir a un lugar más tranquilo ¿verdad? Creo que los reporteros vienen hacia acá y no creo que a usted le guste que comente cosas como el gasto en nuevos vehículos para su personal más cercano con parte del dinero que se supone debía ser usado en investigación de un nuevo tratamiento para el cáncer, que usted mismo aprobó la semana pasada.
-De… de acuerdo, Vamos.- El presidente comenzó a asustarse de la persona que tenía en frente suyo, no sabía que pensar pero ya no creía que se tratara solo de una simple charlatana.
Todos subieron al helicóptero el cual despegó inmediatamente después de cerrada la puerta. Segundos después entraron reporteros corriendo por la misma puerta por donde había entrado Carla y solo se limitaron a filmar y tomar fotos de los helicópteros alejándose.
Un par de horas después, James y Carla se encontraban a solas en el despacho Oval, la oficina del presidente de Estados Unidos, en la casa blanca, sentados uno frente al otro con una pequeña mesa entre ellos, la oficina era muy amplia, sobresalía el gran escritorio de madera en la parte trasera de la oficina, cerca de la ventanas y en los alrededores se habían colocado algunas sillas de madera. El presidente había dado órdenes muy estrictas de que nadie se acercara debido a que el mandatario tenía temor que a la chica se le escape otro detalle que ponga en peligro su reputación. Fue ella quien dijo la primera palabra:
-Se le ve nervioso.- Dijo con la mayor tranquilidad del mundo -
-No todos los días alguien como tú se presenta. ¿Dime de verdad eres quien dices ser? o ¿simplemente has sido enviada por algún enemigo para crear un caos en nuestro país?
-De verdad que tiene la conciencia sucia.- Dijo Carla de forma burlona, lo que hizo que el presidente se pusiera aún más nervioso- ¿Me podría traer un pedazo de carbón que usa para encender la chimenea por favor?
El presidente no tenía idea de porque se le hacía un pedido tan extraño y además detestaba que le hicieran hacer algo así, se había acostumbrado a dar el las ordenes. Pero prefirió hacer lo que se le pedía sin decir palabra alguna ya que no se sentía en una postura ventajosa. Tomo un pedazo de carbón de la bolsa junto a la chimenea y se lo puso a la joven la mano. Esta lo puso entre sus dos manos cubriéndolo por completo, mientras decía:
-Por lo general esto toma millones de años.
Abrió las manos y dejo caer un hermoso diamante en la mesa. El presidente se asombró de tal manera que casi pierde el equilibrio. Observó la hermosa joya que estaba en frente suyo mientras que en su mente trataba de generar una explicación que lo tranquilice pero no encontraba ninguna, luego observó a la chica que se mantenía tranquilamente sentada, la cual le devolvió la mirada diciéndole:
-Creo que esto debería ser suficiente. También puedo hacer llover fuego si gusta. ¿Ha oído la historia del obstinado faraón egipcio que le negó a Moisés la liberación de su pueblo?
-¡Sí, si la conozco! Por favor no hagas eso. Te creo… dime que deseas de mi… de nuestro país.
-Muy bien.- Respondió la chica, el presidente notó una pizca de malicia en sus palabras.- puede comenzar con quitarse el chaleco antibalas, tenga por seguro que si quisiera hacerle daño no recurriría a una pistola.
Una gota de sudor corrió por la frente de James, temía que la prueba más dura de su vida estaba por comenzar.
Mientras tanto en Perú Emilio veía las noticias del mundo junto a la familia de Karen en la sala de la casa de esta y exclamó con enfado.
-¡Una vela dorada en su nombre! ¿El suyo? ¿Pero quién se ha creído esta chica que es?
-¿Podría ser que Dios envío a otra persona para remplazar a Salvador? Digo, él iba algo lento en cambio mira todo lo que esta chica ha hecho- Comentó Beatriz.
-¡No! Salvador me dijo que no se podía hacer eso porque es intervenir demasiado con el plan de Dios.- Respondió cortante el joven.
-Tienes razón, es muy bueno el que se haya curado a tantas personas, pero ¿Cómo crees que se sienten ahora los médicos de ese hospital? Seguro deben de tener en su interior sentimientos de frustración e inutilidad, lo digo como médico que soy… sin embargo, ¿Cómo explicas a esta chica?- Preguntó el señor Martín de forma más calmada que los otros dos.
-Yo creo que…
Antes que Emilio terminara de hablar un gran resplandor cegador apareció en medio de la sala y todos se vieron forzados a cerrar los ojos. Una vez que los abrieron vieron a Salvador en medio de ellos. Estaba despeinado con el traje muy desordenado como si hubiera estado discutiendo un buen rato. Observó a su amigo y le dijo respirando agitado:

-Tenemos problemas, a esta chica no la hemos enviado nosotros.
-¿Entonces quién?- inquirió la señora Gloria muy asustada.
-Lucifer.- Respondió el verdadero enviado.
-Tal y como lo pensé.- Dijo Emilio.


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