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Capítulo 7: El juicio del no creyente



Eran las 9 de la mañana, Emilio se levantaba de su cama. Los rayos de sol entraban por su ventana a la derecha de su habitación, era un día muy hermoso, ideal para salir y hacer ejercicio pensó mientras se asomaba a ver el cielo. Era un poco gracioso que pensara de esta manera dado que rara vez hacia algo más allá que caminar para tomar el bus.
Se bañó y rápidamente se puso una camisa roja y unos pantalones Jean largos, los cuales como la mayoría de los que tenía estaban muy desgatados en la parte inferior y con tiras de hilo colgando. Bajó al primer piso de su casa, donde encontró a Salvador. EL desayuno estaba servido igual que el día anterior, Salvador ahora se le veía más arreglado vestía el mismo traje de siempre “¿Será que no se ensucia?” pensó Emilio, lo encontró viendo las noticias en el televisor que Emilio tenía en su comedor y además tenía un diario sobre sus piernas, estaba algo desordenado y doblado, evidenciando que ya había sido revisado.
- Buenos días Emilio –Saludó Salvador- Las noticias de hoy se centran en Carla, en todos los canales del mundo… ¿Has pensado que podríamos hacer nosotros soy?
- Pues sí…- respondió mientras se sentaba a desayunar- He pensado que podríamos ir donde una buena amiga mía, es una Persona extremadamente inteligente, siempre que he tenido un problema ella ha podido ayudarme con un buen consejo. Y tengo el presentimiento de que esta vez no será la excepción.
- Se te escucha animado, por lo visto tienes mucha confianza en esa persona, de acuerdo iremos a visitarla hoy después que termines de desayunar, esperemos nos pueda dar una buena idea.
Ambos desayunaron, y luego de eso Emilio fue el primero en salir de la casa, Salvador se había detenido un poco a darle una ojeada final al diario. Ya en la calle un chico de pelo largo, de unos 23 años, vestido completamente de negro, con el pelo largo y un collar de plata que tenía como dije un símbolo con una especie de A colgando se le acercó al dueño de casa.
- ¡Hey! Emilio ¿Qué Ondas?
Emilio giró y mira a la persona que se le acercaba y le respondió el saludo.
- Hey, Luis ¿cómo te va?
Luis era un viejo amigo de Emilio, él era fanático de la música metalera y los géneros que se le parezcan, además era un ateo combativo y algunas veces discutió con Emilio acerca de su forma de pensar, pero siempre respetó las ideas que este tenía. Pero ahora él no tenía un humor tolerante ese día, y le respondió:
- Mal, ¿Has visto las noticias de esta tal Carla… enviada de Dios? – hizo un gesto con las manos como de comillas cuando dijo las últimas palabras.
- Pues creo que el mundo entero las ha visto, ¿Qué pasa con eso? ¿Al fin te has dado cuenta que existe un ser superior?
-Buff… - Hizo una mueca de desprecio - ¿Ser superior? Bueno, ya esperaba una respuesta tuya así. ¿No te das cuenta que es toda una mentira generada por los Estados Unidos? ¿Realmente crees que cientos de personas pueden curarse de un momento a otro? ¿Será que aun crees también en el conejo de Pascua?
En ese momento Salvador salió de la casa, Emilio al verlo pensó que esté sería el mejor momento para ganarle la discusión teológica a Luis de una vez por todas después de tanto tiempo y lleno de orgullo dijo:
- Luis te presento a Salvador, él es una persona muy importante que he conocido hace solo un par de días.
- Mucho gusto, Salvador. –respondió Luis sin mucho ánimo.
- Él no es cualquier persona Luis, él es el verdadero emisario de Dios, que ha sido enviado a nosotros…
- ¿Qué? ¿Tú también estas con eso?- interrumpió Luis de forma abrupta – Escucha jamás pensé que llegarías a este extremo de alucinar que “tu Dios” enviaría a alguien aquí a hacer milagros, siempre pensé que eras una persona un poco más racional que eso.
-Escucha Luis, estoy hablando en serio, déjame que te explique…
-¡Olvídalo! Ya tuve suficiente de estas cosas durante toda la noche pasada, la televisión no pasaba otra cosa que no fuera esta dichosa chica, por ese motivo mis compañeros de APERAT (Asociación Peruana de Ateos) y yo nos vamos a reunir en breve… pasaba por aquí para invitarte a que me acompañes pero… - Dirigiendo una mirada de desconfianza a Salvador – veo que tienes tu propia manera de reaccionar a este acontecimiento.
-Luis, si tan solo me dejaras hablar un minuto…
-Te he dejado hablar lo suficiente todos estos años, y por lo visto sigues terco y obstinado con una creencia propia de un cuento de hadas, discúlpame pero me voy con seres pensantes… quizás escuchemos algo de Rock metalero hacia Satanás, el cual estoy seguro no será de tu agrado.
-De hecho… - Intervino Salvador que se había mantenido callado hasta ese momento – Tengo entendido que esa música tampoco le gusta a Satanás, el prefiere la música clásica como la de Ludwig Van Beethoven o las composiciones Wolfgang Amadeus Mozart.
Luis arqueó las cejas como si hubiera escuchado a un elefante cantar el himno nacional, pensó que si se quedaba más tiempo allí algo se le podía pegar, por lo que dijo.
- No tengo idea de lo que están hablando, ni quién es este sujeto pero creo que ya he perdido demasiado tiempo aquí, me voy y les aconsejo que piensen seriamente en no andar diciendo tonterías por la calle… detestaría tenerte que ir a visitar a un manicomio, Emilio.
Diciendo esto dio media vuelta y se alejó de los otros dos, mientras caminaba sacaba un teléfono móvil de su bolsillo, marcó algunos números y se acercó el equipó a su oído. Cuando estuvo lo suficientemente lejos, Emilio vio a Salvador y le dijo.
- ¿Sabes? Creo que debemos de dejar que se vaya por ahora, tengo mucha curiosidad por saber como van a reaccionar los ateos ante todo lo que ha hecho esta chica, Luis es un buen amigo ya habrá oportunidad de hablar con el de nuevo.
-Si tú lo dices, entonces vayamos a la casa de tu amiga, ¿Cuál es su nombre?
- Pues, se llama Di…
Emilio no pudo terminar la frase detrás de él, a solo unos metros se escuchó el fuerte chirrido del freno de un auto, y el grito de dolor de alguien que él conocía bien, al momento de oírlo se giró y fue corriendo lo más rápido que pudo hacia el lugar de donde provino el sonido.
Mientras se acerca lo pudo divisar, el cuerpo de su amigo estaba tendido en el piso, un gran charco rojo se estaba formando debajo de él, mientras que su cabeza giraba observaba un cielo que ya no podía ver, la posición de su columna evidenciaba una torcedura a la cual era imposible sobrevivir, con la esperanza de que aún lo pudiera escuchar Emilio le gritó.
- ¡Luiiiiiiiis!
Pero no hubo respuesta, la persona que yacía en el piso ya no se levantaría más, en ese preciso instante una persona bajaba del auto rojo que estaba al costado de ellos, era un joven de unos 20 años, se tambaleaba mostrando evidentes signos de ebriedad y solo atinó a decir:
- ¡Él estaba hablando por teléfono! ¡No es mi culpa!
En otro lugar Luis despierta sobre un frio suelo de mármol, un extraño vapor en el suelo de unos 40 centímetros de alto le impide ver bien hasta que se pone de pie. Con su mano toca su costado donde hace apenas unos segundos un auto le impactó de lleno y le torció la columna vertebral, pero no nota ningún dolor, ni ninguna seña de golpe, su ropa tampoco tenía manchas de sangre. Miró alrededor y contempló el espacio donde se encontraba, altas columnas de mármol de aproximadamente 5 o 7 metros de altura estaban situadas a cada lado del pasadizo donde está parado, aproximadamente eran 20 a la derecha y otras 20 a la izquierda. Entre cada columna había unos bancos de piedra para dos o tres personas cada uno. Al final del pasadizo pudo ver una gran puerta de oro.
Luis caminó hacia el fondo del lugar donde se encontraba “Esto no parece un hospital”, se dijo para sí mismo. No sabía que estaba pasando pero cuando llegó a la gran puerta de oro, esta se abrió por si sola. Consciente de que sus opciones eran muy reducidas, atravesó la puerta para llegar a un gran salón, a su derecha vio algunos hombres leyendo algunos libros gruesos, estaban agrupado en 3 filas escalonadas uno atrás de otro. En frente suyo había un podio de madera muy alto sobre el cual se podía ver un libro apoyado y atrás un hombre de barba blanca, brazos robustos y una camisa blanca, leía con interés el libro y al verlo a Luis levantó la vista y Dijo:
- Luis Alberto Chávez, 23 años, ateo, causa de muerte accidente de tráfico. ¿Correcto?
-¿Mu… muerte?- preguntó Luis nervioso.
- Si, has muerto y ahora estas ante el juzgado divino, donde se verán tus buenas acciones y tus malas acciones.
Luego de eso el personaje en frente de él comenzó a enumerar las acciones que Luis había hecho en vida, no parecía que nada se le escape, se mencionó cuando él había ayudado a sus hermana a preparar una cena de cumpleaños para su madre y hasta un pequeño hurto de un lápiz a un niño de su clase cuando solo tenía 7 años.


- Bueno, creo que eso es todo.- Dijo el personaje de barba cerrando el libro que tenía frente suyo.- Por lo visto la mayor parte de tu vida fuiste una buena persona, pero desde los 10 años dejaste de creer en la existencia de Dios y por ende ya no lo respetabas ni alababas.
- Pero… ¿Cómo podía hacerlo?... habiendo tantas religiones ¿Cómo podía saber cuál era la correcta? – Se defendió Luis.
- Tenías la religión católica, que durante toda tu vida tu madre trató de inculcártela, pero por lo visto no tuvo éxito.
- Pero, eso quiere decir que… alrededor del mundo millones de personas pertenecientes a otras religiones adoran a otras deidades incorrectas.
- Si te refieres a los judíos o musulmanes, pues no están en un error. Jesús o Muhammad, nunca trataron de hacer el cristianismo o el islam, Jesús nació y murió siendo judío, y Muhammad solo trató de complementar las enseñanzas de Dios que se fueron perdiendo en el tiempo. Las religiones son creadas por los hombres, por interpretaciones diferentes del mismo mensaje, por ambición de poder, por orgullo de tener la razón. Dios solo envía a sus mensajeros con la mejor esperanza que el hombre los escuche y entienda el mensaje en el sentido para el cual fue hecho. Hablando de mensajeros… creo que tú conociste al último que enviamos.
-¿Carla Moon Haya?
Las personas que estaban a la derecha leyendo libros, dejaron de hacerlo, para mirar a Luis de una forma desaprobatoria. Pasados dos segundos volvieron a sus respectivas lecturas. En ese momento el personaje sobre podio respondió.
- ¡NO! Ella no tiene nada que ver con nosotros, me refiero al hombre que acompañaba a tu amigo Emilio.
-Ese sujeto… ¿Salvador? ¿Él fue enviado desde acá?
-Así es, Emilio trató de decírtelo, pero estabas demasiado lleno de tu propio orgullo y sentido de suficiencia intelectual que rechazaste cualquier idea que se opusiera a la tuya.
- Pero… ¿entonces qué será de mí? ¿Iré al infierno solo por no creer en un ser del cual no tenía ninguna prueba de su existencia?
- ¿No tenías ninguna? Existen al menos tres libros sagrados que te muestran todo lo que Dios ha hecho por los hombres. Y aún en tiempos modernos, Dios sigue tratando de llegar a las personas ¿has oído hablar del milagro de Fátima?  ¿Curaciones que se dan sin explicación alguna en diversas partes del mundo? ¿Realmente esperas que todos sean falsos? El hecho que nunca se manifiesten directamente sobre ti, no es prueba de su no existencia. Solo quiere decir que hay gente que los necesita más que tú.
- Existen muchas personas alrededor del mundo que viven vidas miserables. Agobiadas por el sufrimiento, ¿Por qué permiten que ese tipo de cosas pasen?
- No podemos intervenir de forma indiscriminada en la vida de los seres humanos, si lo hiciéramos dejarían de poseer libre albedrío,  se les quitaría la posibilidad de elegir entre el bien y el mal y la posibilidad de creer o no creer.  Dios tiene un plan para todos y muchas de las personas que ves sufriendo alguna vez estuvieron igual que tu aquí pidiendo perdón por una vida llena de pecados (mucho mayores a los tuyos) y se les permitió poder expiar sus culpas, regresando al mundo de los vivos a vivir una vida de sufrimiento similar a las que ellos causaron, para luego de eso alcanzar el perdón al momento de regresar aquí. Ellos además te deberían de servir de motivación para agradecer a Dios el no estar en su situación, pero parece que en tu caso tampoco fue muy útil.
- Pero… ¿y tantas religiones pasadas? ¿Qué adoraban a ídolos paganos?
-La gran mayoría se forjo alrededor de enviados nuestros que llegaron con el único propósito de enseñarles a sobrevivir, a través de la agricultura, ganadería recolección de frutos, etc. Sin ir muy lejos de tus conocimientos en Perú tuvieron a Manco Capac, por el lado del antiguo egipcio a Osiris, pero la religión alrededor de ellos se creó por los humanos una vez que estos abandonaron la tierra.
- ¿Eso quiere decir que aún mitos como los griegos fueron verdad en su momento?
Ante esta pregunta el personaje sobre el podio, hizo una mueca de incomodidad. Y respondió:
- Yo nunca quise crear una religión llena de diversos tipos de deidades, simplemente Dios me dio el poder de potenciar las habilidades de otros seres humanos. Como la fuerza física, la puntería en la caza, la velocidad, hubo uno que logre hacer que salte tan alto que algunos pensaron que tenía alas en los pies.
Al oír esto Luis abrió los ojos como platos y las palabras no le salían, solo alcanzó a balbucear:
- Tú… tú eres…
-Corrección, fui… se me conoció con el nombre de Zeus.
-Esto es imposible técnicamente me estás diciendo que me hubiera servido igual adorar a los dioses del Olimpo que adorar al Dios de los musulmanes.
-En la práctica así es, ya que las enseñanzas de ambas religiones son similares desde una perspectiva ética y moral. Bueno, pero creo que ya hemos hablado suficiente. Luis Alberto, es tiempo que te diga tu destino.
- ¿Qué va a ser de mí? ¿Me enviaran al infierno?
- No, no tienes tanta maldad en tu interior como para merecer semejante castigo… tenemos una misión especial para ti.


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