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Capítulo 10: La espada de Dios



Un gran resplandor iluminó la sala de la casa de Diana Bonilla, de su interior una figura de atuendo oscuro colapsó y cayó sobre el piso haciendo un sonido suave el cual fue seguido por un gemido de dolor de la persona que acababa de llegar.
- ¡Salvador!- gritó Emilio al ver a su amigo caer al suelo y en un estado muy lamentable.
Del costado derecho del recién llegado un flujo de sangre brotaba de una pequeña herida de aproximadamente 3 centímetros de longitud, mientras que en el pecho un corte similar pero de 15 centímetros de largo manchaba de rojo su camisa, la parte superior de su manga izquierda Estaba desecha y sobre su piel, en esa zona, se veía una quemadura de aspecto muy desagradable, mientras que casi la totalidad de su palma derecha presentaba un daño similar aunque con una apariencia aún más grave, ya que de esa herida no solo parecía brotar un poco de humo sino que además se podía percibir un aroma extraño similar a la carne quemada pero combinado con algún químico especial.
Diana y Emilio ayudaron a levantarse a Salvador, y lo echaron sobre uno de los sofás, con mucho cuidado le retiraron el saco y demás prendas de la parte superior del cuerpo, para poder ver mejor las heridas.
-Llama inmediatamente al papá de Karen.- Dijo la chica de forma apresurada sin sacar la vista de las heridas, estaba agachada mientras que parecía estar analizando cada una de ellas tratando de identificar cual es la más grave. – Esto se ve mal, muy mal. ¿Qué rayos hiciste?  ¿Introducir la mano en recipiente de metal fundido?
-Haa… ¡Ay!-Gimió la persona a su costado- fuego… fuego del infierno… esa chica puede generar de forma espontánea y a voluntad fuego del infierno sobre su cuerpo, fue con eso con lo que me quemó.
Emilio estaba marcando en su teléfono móvil el número de Karen, cuando al escuchar eso se detuvo y no pudo evitar preguntar:
-¿Fuego del infierno?
-Si es, similar al fuego del mundo humano, solo que su color es más oscuro, su aroma es irritante al olfato y no requiere de un combustible para arder. Por eso las heridas que me ha hecho tienen esa apariencia a pesar de que solo estuve en contacto con las flamas un par de segundos en cada oportunidad.
-Suena algo que desafía toda Lógica. –Mencionó Diana, mientras se ponía de pie muy rápidamente- ¿Quieres darte prisa con esa llamada Emilio? No soy médico, soy Ingeniera y mis conocimientos en tratamientos de quemaduras son muy limitados, en especial para casos en los cuales tratamos con fuentes de daño que aún no han sido vistas por el hombre.
La chica comenzó a caminar de forma apresurada hacia el interior de su cuarto baño, encendió la luz y se escucharon sonidos metálicos en su interior. Mientras Emilio había terminado de marcar el número de Karen y esperaba que le contesten.
-¿Hola? ¿Karen?... Si, escucha necesito la ayuda de tu padre. Salvador ha tenido un accidente y necesitamos que venga de inmediato a la casa de Diana… bueno no estoy del todo seguro de que tan grave sea por eso  preferiría que él venga  a revisarlo y cuanto antes llegue mejor… Ok, gracias.
Una vez terminada la conversación Emilio guardo su teléfono móvil y vio a Diana salir del cuarto de baño cargando con ella, unas vendas, algodón, gasas, alcohol y un par de tijeras. Se acercó de nuevo a Salvador y pregunto:
-¿Hiciste la llamada? ¿En cuánto tiempo estarán acá?
-Si ya lo hice, contando que no están lejos de aquí deberían de llegar en unos diez minutos. ¿Vas a curarle tú las heridas?
-Creo que puedo hacer algo con los cortes no parecen tener nada de especial, al menos trataré de detener la hemorragia con lo que tengo aquí. Pero prefiero no tocar las heridas de quemadura ya que no estoy del todo segura como tratarlas.
Diana limpio y desinfectó las superficies alrededor de los cortes, una vez que consideró que ya estaba suficientemente limpia las zonas de daño colocó trozos de algodón y gasa sobre ellas.
-Es todo lo que puedo hacer, el resto es trabajo de un médico.
-Gracias esto seguro ayudará mucho.- Musitó Salvador, se podía notar mucho más calmado que hace unos minutos pero su expresión de dolor confirmaba que aún había trabajo por hacer.
-Siento haberte sugerido que vayas, a enfrentar a Carla. No me imaginaba que estas serían las consecuencias.
-No te sientas mal Diana, tenías razón. Este encuentro nos ha proporcionado información, no mucha pero al menos ya se que puedo esperar si tengo que pelear con ella de nuevo.
Eso no pareció hacer sentir mejor a la chica, la cual  tenía una expresión muy preocupada. Emilio nunca la había visto perder la tranquilidad pero ahora, a raíz de los acontecimientos que acababan de suscitarse, incluso su cabello, el cual usualmente estaba perfectamente peinado, se veía muy desordenado. En ese momento se escuchó el sonido del timbre. Emilio rápidamente salió a abrir la puerta, en menos de un minuto regresó acompañado de Karen, su hermana, su padre y madre.
-¡Dios Mío! ¿Qué te pasó?- Dijo la señora Gloria al ver la escena.
El señor Martín junto con Beatriz se agacharon al costado del sofá donde estaba echado Salvador y revisaron las heridas en el cuerpo de este. El corte del costado no era nada grave pero el corte del pecho era algo profundo y comenzaba a sangrar de nuevo cuando lo inspeccionaron. Las heridas de quemaduras en el brazo izquierdo y mano derecha tenían un mal aspecto, no se parecían a nada que hubiera visto antes en su vida profesional, salvo quizás en algunos libros que trataban de quemaduras con ácidos altamente corrosivos.
-Esto no se ve bien, será mejor que lo llevemos a un hospital.
-¡Esperen!- Dijo Emilio, acercándose al sofá- Salvador, ¿no es posible de que tú mismo puedas curar tus heridas? después de todo incluso has podio resucitar a alguien.
-Lo siento, pero una de mis limitaciones es la de no poder curarme a mí mismo, es una especie de medida de seguridad para que en caso decida traicionarlos no me vuelva un peligro tan grande, además no se contempló en la misión original que tuviera que enfrentarme a un ser de esta naturaleza, y finalmente para hacer ese tipo de cosas requiero de una alto nivel de concentración, energía mental, y paz espiritual que en estos momentos no tengo. Por las heridas y la pelea con Carla.
-¿Pelea con Carla es que fuiste a enfrentarte a ese demonio?- Chilló la señora Gloria, mientras se llevaba las manos a la boca.
-Sí, esperaba que ella fuera un oponente más manejable. Pero lastimosamente es muy hábil y peligrosa si me hubiera descuidado un poco pudo haber acabado conmigo.
Salvador les relató el breve encuentro que había tenido con Carla hacia menos de media hora, la familia de Karen se quedó observándolo. No sabían que decir o pensar al ver el estado en el que el ser enviado por Dios había quedado luego de un encuentro con su contraparte maligna. Finalmente el señor Martín, habló:
- Entonces no queda otra alternativa, debemos llevarlo a un hospital, si vamos al que yo trabajo lo atenderán muy ra….
-Esa no es una buena idea.-interrumpió Diana.
La chica, estaba recostada sobre una pared cercana con los brazos cruzados, había dejado a los demás hacer su trabajo, siguiendo la filosofía de que más ayuda el que no estorba. Pero al oír lo que se estaba proponiendo no pudo evitar intervenir. Comenzó a caminar hacia el grupo, parecía más calmada y había recuperado su tono de voz habitual.
-Soy consciente que el daño de Salvador es tan grave que el mejor lugar para ser tratado es un hospital, pero si pensamos un poco las cosas antes de actuar, nos daríamos cuenta que estamos olvidando un pequeño detalle muy importante.
-¿De qué detalle estás hablando Diana?- Preguntó Karen.
-Salvador nos acaba de decir que encontró a Carla sola en el despacho de James Burt. Eso nos puede hacer suponer que ha ganado más control e injerencia sobre el mandatario del que esperábamos. Por lo que podría apostar que el servicio de inteligencia americano en este momento está rastreando todos los hospitales, clínicas, postas de salud y demás servicios sanitarios a nivel mundial, buscando un paciente rubio, con un corte grande en el pecho el pecho, uno pequeño en el costado derecho, una horrible quemadura en la mano derecha y una similar en el brazo izquierdo.
Todos se quedaron viendo a la chica en silencio se dieron cuenta que todo lo que decía era muy realista, aprovechando que nadie se atrevía a contradecirla, Diana continuó:
-Comprenderán que con solo esa simple descripción sería muy fácil encontrar a Salvador, inferir en qué país se ha estado alojando, y por la forma como ingresará al hospital quienes lo han estado ayudando.- mientras dijo eso último miró a toda la familia de Karen- luego solo quedaría eliminar el problema cuando este está más débil y cualquier rastro de su paso la por la tierra.
Todos los presentes sintieron algo de temor, al escucharla. El instinto de supervivencia humano afloró, fue allí cuando se percataron de la magnitud de la situación en la cual se estaban involucrando.
-Ti… tiene razón.- Salvador trató de tranquilizar la situación, pero el tono de su voz no era nada tranquilizante.- Es mejor que hagan lo que puedan aquí. Traten las quemaduras como lo harían con cualquier paciente.
Luego de esto el señor Martin y su hija Beatriz estuvieron trabajando en las heridas por casi dos horas, durante las cuales Karen tuvo que salir un par de veces, la primera de vuelta a su casa para traer algunos libros que le encargó su padre y la segunda a una farmacia cercana a comprar unas pastillas y algunas cremas para quemaduras. Los demás ayudaban como podían ya sea trayendo paños húmedos o cortando trozos de vendajes. Una vez terminado el trabajo el aspecto de Salvador había mejorado mucho se veía más tranquilo, las hemorragias habían cesado el corte del costado había sido cubierto por bandas curativas, mientras que todo el pecho de salvador estaba rodeado por vendas, en las quemaduras había colocado apósitos de mayor tamaño.
-He tratado las quemaduras como si fueran de segundo grado.- Comenzó a explicar el señor Martín.- los cortes en si no tienen nada fuera de lo común y deberían cicatrizar rápido. Además le hemos dado un poco de ibuprofeno con lo que seguramente se podrá mitigar el dolor y podrá descansar durante la noche. Lo mejor será que vengamos a verlo todos los días y que los apósitos sean cambiados aproximadamente cada 12 horas.
-De acuerdo. – Respondió Diana – Él se puede quedar aquí el tiempo que sea necesario. No creo que sea prudente moverlo mucho al menos por los próximos días.
-Muchas gracias señor Martín, Beatriz y a todos ustedes.- comenzó a hablar Salvador – Realmente es una verdadera bendición que Emilio haya contado con amigos tan amables como ustedes.
-Es lo menos que podíamos hacer por ti. – comenzó a hablar el Señor Martin, con un sonrisa en el rostro.- No solo nos devolviste a un miembro muy importante y querido de nuestra familia cuando lo perdimos, sino que has hecho que yo recupere la fe que había perdido.
-Para eso es que he venido.
Salvador se le escuchaba satisfecho y complacido a pesar de las heridas que tenía, pero además se le notaba un poco cansado, por lo que la familia de Karen consideró que era mejor dejarlo descansar, no sin antes mencionar que alguno de ellos vendría cada mañana para realizar seguimiento sobre el estado del paciente.
Cuando Diana y Emilio regresaron a la sala luego de despedir a sus amigos encontraron que Salvador estaba durmiendo profundamente. Por lo que en voz baja la chica le dijo.
-Creo que es mejor que hagamos el menor ruido posible para que él pueda recuperarse, ha tenido una muy mala noche. Si gustas puedes quedarte en el cuarto de visitas, pero hazme el favor de esta vez sí tender la cama.
Ambos comenzaron a subir las escaleras y Emilio dijo aun en voz baja.
-Hey, la última vez si la tendí.
-Creo que tu concepto de cama ordenada difiere mucho del mío.
-Lo que pasa es que tú eres una maniática y llevas las cosas al extremo.
-Hombres…
Y con esta última palabra Diana entró en uno de los cuartos y cerró la puerta detrás de ella. Emilio avanzó un poco más por un pasadizo de madera hasta una puerta de color oscuro, al pasar por ella entró en un cuarto amplio de color crema, al fondo había una ventana que daba al patio trasero de la casa y a la izquierda una cama con sábanas de seda blancas muy limpias, se notaba que la persona que la había ordenado puso mucho cuidado en ello, “maniática” pensó Emilio para sí y se echó a dormir.
Durante la noche Emilio tuvo un sueño muy extraño una persona vestida de negro y con alas de luz resplandeciente estaba de espaldas a su lado y frente a esta criatura estaba Carla con unos 20 marines de los estados unidos, los cuales a una orden de ella dispararon contra el ser alado el cual cayó al piso y no se movió más.
El chico se despertó muy asustado, “¿Salvador?” pensó, vio hacia el lado izquierdo y pudo ver los rayos de sol entrar por la ventana del cuarto. Ya era de día por lo que decidió bajar a ver como estaba su amigo herido. Cuando llegó a la sala vio a Diana y a Salvador hablando entre ellos, en la mesa estaba el desayuno listo para tres personas.
- Nueve con treinta y cinco minutos de la mañana, realmente conoces muy bien a Emilio, Diana. Ha bajado exactamente a la hora que dijiste.
-Cuando es usual que una persona se quede a dormir seguido en tu casa es normal que puedas anticipar la hora en que despierta, así me da la posibilidad de preparar el desayuno antes que él se despierte.
- ¡Ho! comprendo eres realmente una chica muy amable con él.
-No realmente es la única forma de evitar que me desordene la cocina buscando comida.
-Cierto tienes razón, su cocina es un verdadero desorden si supiera lo que me costó la primer vez encontrar un cuchillo.
Emilio se dio cuenta que ambos estaban de buen ánimo ya que había comenzado a hablar mal de él sin importarles que les estuviera escuchando, por lo que comenzó a caminar hacia la mesa y tomó un poco de pan con jamón que había allí con una taza de té y se sentó en uno de los sofás vacíos. Luego sin importarle mucho el hecho que aun tuviera comida en la boca dijo.
-Por lo que veo estas mucho mejor, Salvador.
-Algo, hoy me desperté a mitad de la noche por que me enviaron a alguien de allí arriba con un mensaje.
- ¿A alguien de allí arriba? – Se sobresaltó Emilio, tanto que casi se atraganta.- ¿Hablas del juzgado divino? ¿Dónde está? ¿Nos va ayudar a pelear contra Carla?
-Ya se fue, solo vino a decirme algo y luego la regresaron ya que su trabajo no es estar en este mundo ahora, pero en su momento la conocerás.
- ¿Y qué fue lo que te dijo? – inquirió Emilio con mucha curiosidad.
-Estábamos esperando a que te despiertes para contártelo, no sería nada justo ni agradable que te dejemos fuera de esto que es tan importante. En primer lugar el ataque a Carla ha sido visto como una acción muy riesgosa y hasta cierto punto imprudente, pero han aprovechado la información que se obtuvo de la pelea para llegar a una decisión crucial.
-¿Qué tipo de decisión?- Emilio estaba tan atentó a las palabras de su amigo que casi estaba al borde del sofá.
-Han decidido que es necesario que yo cuente con un arma, para un eventual nuevo enfrentamiento con ella. Y la única arma que es capaz de tener una oportunidad contra un ser como Carla es la espada de Dios.
-¿La espada de Dios?- inquirió Diana- ¿Es como la que tenía el ángel que expulsó a Adán y Eva del paraíso?
-No, esta espada es diferente se le fue entregada a Jesucristo a sus 25 años aproximadamente, es un objeto hecho de un material que no existe en este mundo. Es más duro que el diamante pero aun así es ligero como una pluma, además tiene la facultad de poder resistir al fuego del infierno y si un ser humano es cortado con ella la vida en él se desprende de su cuerpo de forma inmediata, independiente del tamaño del daño. Sin embargo por la naturaleza de Jesús él nunca la utilizó debido a que creía más en el dialogo que en la violencia, además nunca hubo necesidad real de darle uso durante su paso por la tierra. Siglos después, Muhammad la buscó pero el lugar donde se encontraba era muy lejano para él y desistió de obtenerla.
Emilio no podía creer lo que estaba escuchando, había existido por siglos un arma de esa naturaleza en el mundo humano y posiblemente ninguna persona la había utilizado hasta ahora, y ellos serían los primero en presenciar su enorme potencial. Por lo que lleno de entusiasmo preguntó.
-Bueno ¿Y Dónde está?
-Fue enterrada junto con su poseedor original. Es por eso que es tan difícil de acceder a ella.
-A ya veo está en el sepulcro donde lo enterraron después de crucificarlo.
-No, realmente…-Dijo Salvador, mientras que trataba de escoger las palabras adecuadas.- se encuentra en un lugar un poco alejado de Jerusalén.
- ¿Está en Cachemira verdad?- Intervino Diana.
-¡Exacto!- respondió Salvador, con entusiasmo.
-¿HE?- fue lo único que un sorprendido Emilio alcanzo a decir.


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