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Los valores de una empresa son más que bellas palabras

En esta ocasión vamos a tratar un tema que seguramente nos ha hecho reflexionar en algún momento, y es el de los valores de la organización que nos incluye, y cómo se reflejan en nuestras acciones.

Sabemos que somos los responsables de nuestras elecciones y que lo que hacemos define nuestra identidad, y esto no es simplemente una afirmación, sino una realidad innegable.

¿Cuántas veces hemos escuchado que nuestra conducta es el fiel reflejo de nuestros valores?

Es decir, si pregonamos ciertos principios, pero luego nuestras acciones no concuerdan con ellos, algo no está bien.

Aquí es donde entra en juego la integridad, ese sentido interno que nos hace cuestionarnos: "¿Estoy actuando de acuerdo con lo que creo?".

La integridad no es solo un lindo concepto que se queda en el aire, sino que se trata de vivirlo en la práctica.

Cuando nuestras acciones están en sintonía con nuestros valores más profundos, la satisfacción que sentimos es plena y maravillosa, nos llena de orgullo y nos hace sentir como protagonistas de nuestra propia historia.

Pero, ¡ojo!

Si actuamos de manera opuesta, si nuestras acciones van en contra de lo que afirmamos valorar, la cosa cambia.

Esa sensación de culpa se apodera de nosotros y la sentimos como a esa molesta mosca en verano. Y eso no es nada agradable, ¿verdad?

Es como si nuestro sentido interno nos gritara: "¡Hey, te estás alejando del camino correcto!".

Un ejemplo contemporáneo que ilustra esto son las grandes empresas que en algún momento abrazaron discursos éticos y valores nobles, pero finalmente cayeron en la trampa de la falta de integridad.

Estoy hablando de casos como Enron, Tyco, WorldCom y otras compañías que protagonizaron escándalos corporativos.

A pesar de contar con códigos éticos extensos como un libro, fueron solo cartón pintado, o más una formalidad que un compromiso real.

Esto nos demuestra que no basta con hablar el lenguaje de los valores y llevar un documento lleno de buenas intenciones, porque la integridad y los valores van más allá de las palabras.

Sería como si alguien dijera que es un experto en salud y bienestar, pero luego se la pasa comiendo comida chatarra a escondidas.

Los valores solo tienen peso cuando los llevamos a la acción.

Pero, la pregunta incómoda es... ¿Qué tanto estaríamos dispuestos a sacrificar por el éxito?

A todos nos gusta el triunfo, eso es innegable, pero la verdadera pregunta es si estaríamos dispuestos a olvidarnos de nuestros principios éticos con tal de alcanzarlo.

Ahí es donde se complica la situación.

Imagina que te ofrecieran una gran suma de dinero a cambio de llevar a cabo una acción poco ética. ¿Qué decidirías? Esa es la prueba de fuego que nos hace tambalear.

Porque en el fondo sabemos que existe una línea, como una frontera entre dos países, que separa lo correcto de lo incorrecto.

Todos reconocemos esa línea invisible que no deberíamos cruzar, pero, en ocasiones, en medio de la acción y la presión, esa línea se torna borrosa y podemos traspasarla sin dudarlo.

Es normal que el deseo de éxito nuble nuestros juicios éticos en ciertos momentos, pero, en esas situaciones, debemos elegir entre priorizar la integridad y aceptar que el éxito puede ser más limitado, o relegar la integridad a un segundo plano y poner el éxito en la cima de nuestras prioridades.

Entonces, la próxima vez que afirmemos tener valores y principios, recordemos que no se trata solo de palabras bonitas, es un compromiso con nosotros mismos y con los demás y significa poner esos valores en acción, incluso cuando las circunstancias se tornan adversas.

Como dice aquel refrán sabio: "Las acciones hablan más alto que las palabras". ¡Guardemos esa enseñanza en nuestra mente!

Y recuerden, sin importar cuán tentador pueda ser el éxito, la integridad es el auténtico héroe que no necesita capa para brillar.



Aquí te presento 10 consejos prácticos que puedes aplicar en una organización para garantizar la coherencia entre los valores y la acción:
  1. Definir Valores Claros y Relevantes. Establece valores fundamentales que sean relevantes para la cultura y objetivos de la organización. Estos deben guiar las acciones de todos los miembros.
  2. Vincular Valores a la Acción. Asegúrate de que los valores no sean solo palabras en un papel, sino que se traduzcan en comportamientos y decisiones concretas en todos los niveles de la organización.
  3. Integridad en la Selección de Personal. Al reclutar nuevos miembros para la organización, asegúrate de que compartan y puedan demostrar los valores establecidos.
  4. Capacitación en Valores. Ofrece capacitación regular que resalte la importancia de vivir los valores en la práctica y cómo aplicarlos en situaciones del día a día.
  5. Líderes como Ejemplo. Los líderes deben ser modelos a seguir en términos de coherencia entre valores y acciones. Su comportamiento tiene un impacto directo en el resto del equipo.
  6. Evaluación de Desempeño Basada en Valores. Incorpora la evaluación del desempeño en función de cómo los empleados aplican los valores en su trabajo diario, más allá de los resultados numéricos.
  7. Comunicación Abierta. Fomenta una comunicación transparente en la que los empleados se sientan seguros al discutir dilemas éticos y cuestionar acciones contrarias a los valores.
  8. Políticas de Denuncia. Establece canales seguros para que los empleados denuncien cualquier conducta que vaya en contra de los valores, sin temor a represalias.
  9. Evaluación Continua. Regularmente, revisa cómo se están aplicando los valores en la organización y ajusta las estrategias según sea necesario para mantener la coherencia.
  10. Reconocimiento de la Integridad. Celebra y recompensa públicamente a aquellos empleados que demuestren un compromiso ejemplar con los valores de la organización en sus acciones diarias.
Estos consejos te ayudarán a establecer una cultura organizacional en la que los valores sean más que meras palabras en un papel, que sean una parte esencial de la forma en que todos en la organización interactúan y toman decisiones.

¡Recuerda que la coherencia entre valores y acciones es clave para el éxito sostenible de cualquier organización!

Preguntas para tu empresa u organización:
  • ¿Consideras que las acciones de los empleados reflejan fielmente los valores que proclama la organización?
  • ¿Crees que existe una concordancia genuina entre los principios y valores declarados y las acciones cotidianas de sus miembros?
  • ¿Has observado momentos en los que los valores establecidos en tu organización se han colocado por encima del éxito en las decisiones y acciones tomadas?
  • ¿Sientes que la integridad y la ética son consideraciones fundamentales en la toma de decisiones y acciones dentro de tu empresa?

Si una o mas respuestas fueron negativas, es momento de actuar y nosotros podemos ayudarte.


Autor: Daniel Sachi (Daniel es consultor, coach y capacitador, ha sido parte de la Diplomatura DIDIE)
Fuente: ROI Agile


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