Los grandes premios en el mundo se dan, en general, a hechos específicos y obras creadas por el hombre. Se trata de galardonar a personas por lo que han creado, lo cual es un maravilloso incentivo para impulsar a la especie a emprender, mantener viva la llama de innovar y crear, tanto en las artes, la cultura, la salud, la tecnología, como en el confort y el progreso.
La Orden de los Franciscanos Menores, marcan un hito fundamental en ese sentido, darán una distinción a alguien por lo que es en sí mismo como persona, su actitud y manera de ser, además de por todo lo que hace en pos de la inclusión y auxilio del semejante postergado de las periferias críticas, el impacto positivo que constantemente va irradiando en la sociedad desde su incansable esfuerzo y pasión creando y sosteniendo producciones musicales, escénicas y obras literarias, siempre desde una misma constante, donde el mensaje es El Amor como fuente primordial de energía y luz de esperanza que actualmente tanto necesita la humanidad para ir al encuentro de un Nuevo paradigma de vida en la plenitud afectiva y la felicidad que nos dará sentirnos de verdad todos hermanos.
La Universidad Pontificia Antonianum, luego de exhaustivos estudios observando y analizando casos de ésas características en todo el mundo, finalmente tomó la decisión de condecorar con su especial galardón al Poeta y Filántropo argentino Alejandro Guillermo Roemmers, por considerarlo portador nato del espíritu que vienen profesando los hermanos de la orden creada en el 1.200 por San Francisco de Asís, uno de los mayores símbolos de la iglesia sucesor de Jesucristo.
Los argumentos que exponen en el considerando las autoridades del Consejo Académico de la casa de altos estudios científicos y filosóficos, creada en 1887 como Studium Generale, por Bernardino del Vago de Portogruaro, son de contundente apreciación de los Valores Espirituales y actitud fraterna hacia el prójimo, portados por Alejandro Roemmers en su alma y trayectoria de vida.
El premio es, en síntesis, un gesto innovador hacia un nuevo horizonte dónde la especie humana elija desde el corazón una mejor razón de vida, donde el «Somos» gravite más que el «Soy», para cambiar egoísmo por abundancia com
partida y experimentar un nuevo sentido de nuestro paso y existencia en la tierra, donde el deseo mayor sea «imprimir mi felicidad en el corazón de todos y de quienes el camino me ponga delante en mi trayecto».
Si de algo está seguro el ser humano desde su primer minuto de vida, es de que algún día deberá partir, y en el juicio final, lo importante no será lo que cada uno consiguió o acumuló, sino lo que dió y compartió.
Argentina viene siendo una cantera de personas que trascienden en diversas disciplinas y actividades, Leloir, Agote, Borges, Favaloro, Milstein, Zorreguieta, Bergoglio, y Messi (últimamente), por citar algunos casos.
El hecho de que un nativo argentino se destaque hoy mundialmente como «Un buen ser humano», termina siendo un fuerte y valioso mensaje de reflexión para la humanidad, desde coincidir en analizar y comprender profundamente la conmovedora frase del célebre Ludwig Van Beethoven «El único símbolo de superioridad que reconozco entre los seres vivos es La Bondad».
