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Mi intervención como Mentor en un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo

A lo largo de los años me han preguntado muchas veces en qué consiste mi trabajo como MENTOR.

La respuesta ha cambiado a lo largo del tiempo, ya que cómo persona y como profesional no soy el mismo que era cuando me inicié en el coaching en el año 2001. Por aquellos tiempos estaba buscando reorientar mi vida y dejé de lado la labor de periodista y agente de prensa que ya no satisfacía mi anhelo de autorrealización.

Actualmente entiendo mi labor de Mentor como guía de un permanente proceso de crecimiento y cambio en un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo. 

El de Mentor es un trabajo antíquísimo que existe en todas las culturas desde hace miles de años.

La mentoría es esencialmente una relación de desarrollo personal en la cual una persona más experimentada o con mayor conocimiento ayuda a otra menos experimentada o con menor conocimiento. 

Las raíces de la mentoría pueden trazarse hasta la antigüedad. La palabra fue inspirada por el personaje de Mentor en la Odisea de Homero. La diosa Atenea toma su apariencia para guiar al joven Telémaco en su tiempo de dificultad.

Existen sistemas de mentoría históricamente significativos, incluyendo el gurú, los ancianos, el discipulado practicado por el judaísmo rabínico y la iglesia cristiana, y el sistema de maestro-aprendiz dentro de los gremios medievales.

Inmunidad mental y psíquica y psiquiatrización de la vida cotidiana

En los tiempos que corren es preciso obtener inmunidad psíquica y mental frente a las adversidades de la vida. Inmunidad para no sentirse impotente, vencido, temeroso de un futuro incierto y prisionero de una vida sin sentido. Volver a fijar los objetivos a lograr, realinear los niveles neurológicos, dotan la vida de dirección y sentido... y son la mejor prevención contra la ansiedad y la depresión. Y esto es cierto tanto para las Personas como para los sistemas familiares, sociales o las empresas.

Creo que centrarnos en lo que tenemos que cambiar y planificar cómo, es una tarea crucial para todos y cada uno de nosotros. Y esto tiene que traducirse en objetivos concretos. Esperar que desde el Estado o desde las alturas se revelen las soluciones a nuestros problemas es simple y cómodo pensamiento mágico. 

Creo que no se trata de un problema médico o psicológico. Gestionar el cambio, detectar y superar nuestras limitaciones y avanzar como personas es una trabajo constante y evolutivo que va mucho más allá de la psiquiatría o la psicología. De ahí que nosotros no tenemos "pacientes". Tenemos clientes a los que prestamos un servicio de mentoría. 

Creo que el proceso de psiquiatrización de la vida cotidiana debe cesar...

Se va cumpliendo la profecía anunciada por los profetas de la Organización Mundial de la la Salud (OMS) que anunciaban a principios del milenio (2001) "enfermos mentales" a granel para esta década, y pronosticaban que la depresión será en el 2030 una de las tres primeras causas de discapacidad de entre todas las enfermedades catalogadas en el CIE-11, y según los relajados patrones del Manual de Diagnóstico de Enfermedades Mentales (DSM-5) de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA).

Había estudios que afirmaban que el 38% de los europeos ya padecía un trastorno del estado del ánimo o de ansiedad, ya sea de carácter leve, moderado o grave (Wittchen et al., 2011). De entre estos, los Desórdenes Emocionales (DE) tales como trastornos de ansiedad, del estado de ánimo y somatizaciones, eran ya los más prevalentes en la Atención Primaria (AP) española, colapsando la consultas de medicina de primaria en 2011 (Cano-Vindel, 2011a).

Muy pronto no quedarán personas sanas en el planeta, según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) de la OMS y el DSM-5 de la APA, ya que los clásicos tímidos de toda la vida padecerían ahora de "Fobia Social" y los antiguos niños trastos y revoltosos serían presas del "Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad" (TDAH), que conceptualiza a niños con problemas y sufrimientos indudables como personas con cerebros supuestamente alterados que requieren de forma indefinida medicamentos que para nada han demostrado su eficacia a largo plazo y cuyos efectos secundarios pueden ser preocupantes. 

Se inventan el TDAH del adulto (de reciente aparición), o la famosa "ansiedad social", que cambió el nombre de la timidez con sustanciosos beneficios para los dueños de la paroxetina, o se baja el umbral de otros trastornos hasta acabar diagnosticando de bipolar a cualquier persona que pasa algunos días más acelerado de lo debido, sin prestar la menor atención al contexto.

De tal manera que los que trabajan mucho son workahólicos; los que cuidan al extremo su alimentación, padecen de ortorexia; los que dedican mucho tiempo al gimnasio sufren vigorexia; los asiduos de la cirugía estética son esteticohólicos; los enganchados a los videojuegos padecen ciberdependencia; los emigrantes que viajan constantemente de un sitio a otro sufren el Síndrome de Ulises... y así por el estilo.

Y las tribulaciones de una vida llena de incertidumbre, inseguridad laboral y salarios escasos, parejas sin vocación de permanencia, ancianos solitarios o abandonados a su suerte, vidas vacías y sin sentido, pobreza crítica, dificultades económicas y demás terrores de la vida cotidiana se traducen en Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), Depresión, Depresión Mayor y otras etiquetas.

Creo que muchos de esos problemas vitales y sociales no tienen solución en el ámbito sanitario, no tienen que ver con lo psicopatológico y pueden ser abordados mucho mejor a través de disciplinas como el mentoring o el coaching, por ejemplo.

Creo firmemente que ayudar a la gente a descubrir la dirección y sentido de su vida es la clave de mi trabajo como Mentor. Proveer la inmunidad psíquica y mental para transitar airoso por estos tiempos de incertidumbre y alejar a mis clientes de la ansiedad y la depresión, el miedo, el limbo, la desesperación...

La otra llave en la que creemos está en el esfuerzo colectivo y la solidaridad. Nadie se salva solo. Nadie tiene la verdad absoluta. Escuchar a los otros y asumir que por muy amplios que sean nuestros puntos de vista son siempre parciales, es una buena manera de construir explicaciones colectivas y salidas comunes a las crisis personales y sociales. 

Mentoría y PNL

Practico la Programación Neurolinguística (PNL) desde el año 2001 (desarrollada por el anglicista y lingüista John Grinder y el Master en psicología teórica Richard Bandler). Y hemos incorporado a nuestro arsenal de intervenciones la hipnosis ericksoniana, desarrollada por el psiquiatra e hipnoterapeuta Milton Erickson, modelada por los nombrados Bandler y Grinder.

Creemos que todo comportamiento tiene una intención positiva y que las personas tienen todos los recursos necesarios para hacer los cambios que se proponen, sean estos remediativos, generativos o evolutivos.

Creemos que hay que hacer otra cosa si lo que hacemos hasta ahora no funciona y creemos en la prevención de las repercusiones del cambio.

Usamos la PNL como un método educativo. Y enseñamos a la gente a usar su propia cabeza, a conocer la estructura de su experiencia subjetiva y a modificarla usando herramientas y técnicas específicas que permitirán acercarse a los objetivos que se propongan.

El objetivo de la PNL es ser útil, aumentar las opciones y puede ser utilizada por cualquier persona, independientemente de su filosofía o creencias.

PNL e hipnosis ericksoniana tienen en su base base varias creencias 

similares, tales como: la comunicación por medio del síntoma; el aprovechamiento de la utilización hipnótica de lo que trae la persona a las sesiones; la fe en los sistemas, y por lo tanto, en la familia; la creencia de que el mentor o terapeuta debe ser el elemento más flexible del sistema, acomodándose a los requerimientos de los consultantes.

El sistema familia

Incorporamos también sesiones de pareja y familiares a las intervenciones con nuestros clientes que a primera vista presentan un problema individual, basados en la creencia de que si bien el estímulo para el cambio proviene de la intervención individual, su elaboración involucra al sistema entero de relaciones significativas del cliente.

El objetivo de incluir trabajo con la familia del cliente es ayudarle a modificar sus formas de relacionarse de modo que logre una disminución de su malestar, situándose el mentor como un supervisor y entrenador, monitoreando el efecto de los episodios significativos y ayudándoles a desarrollar sus competencias relacionales . 

El hecho de realizar en primer lugar intervenciones individuales ayuda al cliente a prepararse para luego sostener diálogos con quienes forman parte de sus sistema relacional afectivo y así alcanzar una mejor elaboración de las problemáticas que les aquejan.

Un beneficio que se obtiene de la realización de sesiones de pareja junto con intervenciones individuales es brindar la oportunidad de que el cliente hable de sí mismo y sus problemas en un ambiente contenido y protector, en una forma nueva; abriendo la posibilidad de reconciliación con su objeto relacional primario. Se brinda también la posibilidad de enriquecer la comprensión a través de una mayor información, aclarar malos entendidos, posibilitar reconciliaciones, monitorear la evolución de la intervención y favorecer el encuentro emocional entre los miembros de la familia.

Creemos que nuestras intervenciones son un servicio que se brinda a un cliente, por lo tanto el mentor es responsable de ayudarlo a obtener los resultados que espera, ya que está pagando por dicho servicio. 

Creemos que el objetivo general de la intervención es el alivio de los síntomas o la resolución de los problemas que presenta el cliente.

Desde este punto de vista, aplicamos las técnicas que sean necesarias para que el cliente logre sus objetivos.

Creemos que una de las grandes herramientas en las intervenciones es el cambio a través de la influencia interpersonal y la observación. 

Creemos en el cambio progresivo. No aspiramos a controlar todo el proceso de cambio del cliente, sólo lo iniciamos para que posteriormente éste siga su camino. Es por eso que se valoran positivamente todos los cambios iniciados por el propio cliente o la familia, tales como el retomar actividades que se habían dejado de lado, o hacer cambios para compartir como familia.

Creemos en establecer contacto con el paciente. Esto implica aceptar las propias explicaciones y comprensiones que el paciente tiene sobre su problemática, atender a sus palabras, esquemas de valores y cómo enfrentan los conflictos. Es por eso que se aceptan las teorías del cliente respecto a la generación de su sintomatología y se trabaja a partir de ellas.

Esperamos a que el propio cliente esté listo para conversar sus problemáticas con diferentes miembros de la familia, citándolos solamente cuando el cliente se siente cómodo con la idea de compartir con ellos su espacio.

Creamos situaciones en las que personas puedan darse cuenta de su propia capacidad: se motiva al cliente para que inicie cambios fuera de sesión, pero no se le fuerza a realizar acciones que no le acomoden. Cuando se requiere que un cambio ocurra, se prepara el escenario y a los clientes para acompañarlos a producir los cambios necesarios.

Esta forma de intervenir trae implícita que confiamos en que las personas tienen las capacidades para comportarse de manera diferente, sólo necesitan descubrirlas y entrenarlas para cada problema, sin recurrir a recetas, buscando la forma de tratar cada problema de forma diferente con la premisa de que el objetivo final es resolver el evento crítico que llevó a la familia o cliente a pedir ayuda.

Lo que guía el avance del cliente no son las ideas preconcebidas respecto al tratamiento de los problemas que pueda tener el mentor, sino las necesidades de los clientes. 

Los objetivos de la intervención los establece el cliente. A partir de la lectura de estas necesidades el mentor busca o crea herramientas para aplicar con el objetivo último de ayudar a aliviar el sufrimiento del cliente.

En cuanto a la evaluación de resultados, el principal indicador de que la intervención está siendo exitosa – o que, definitivamente, el problema fue resuelto - es que el cliente considere que su problema se ha resuelto.



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