Trabajé —acéptese esta aclaración previa— como consultor en sistemas de formación para ordenador personal cuando todavía no teníamos Internet (años 80); lo llamábamos “enseñanza asistida por ordenador” y venía a constituir la versión técnicamente actualizada de lo que habíamos venido llamando “enseñanza programada” (la impresa); es decir, se alineaba con los postulados de Skinner y, […]