Luego de una pausa infinita he vuelto a pasearme por estos pasillos que creí abandonar para Siempre. Estaba yo tomándome un café y quise leer por placer, para desentenderme del resto, de la dualidad y de los puntos de vista. La elección de Jasper Fforde fue premeditada; la venía sopesando desde hace días. En esos momentos, quizás mientras pasaba de la página dos a la tres, me vino esta urgencia de retomar el blog. Tomé la foto y supe ya a dónde iría a parar. Fue instantáneo.
De momento les dejo la foto, que ya dice bastante, y estas notas didascálicas que no llegan a transmitir el carácter inquietante de este regreso. Será el año nuevo, el mundo con sus vueltas y su arritmia, el devenir siempre hablando más de lo que debe. No hay nada que explicar...