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Boquitas pintadas - Manuel Puig

En el post que escribí sobre Por el camino de Zwann comenté un poco sobre la supuesta revolución literaria provocada a principios del siglo XX por Joyce, Proust y Kafka, retomo el tema agregando a Thomas Mann, por muchos críticos olvidado al hacer este tipo de valoraciones.
En realidad la influencia en los escritores futuros fue dada por un libro de cada uno de ellos (el Ulises de Joyce, La montaña mágica de Mann) y dos de Kafka (El proceso y La metamorfosis) más que por toda su obra.

Al leer Boquitas pintadas no pude dejar de pensar en Ulises a lo largo de toda la obra. Se nota la influencia del Ulises en cualquier libro en que se escriban y describan los pensamientos tal y como se dan en el cerebro, esto es, saltando y pisoteándose unos a otros, pequeñas reflexiones sobre un tema preocupante, sobre el clima, sobre lo que se ve, sobre un tema irrelevante, sobre un olor, sobre un recuerdo, sobre todo y sobre nada. Esta manera de describir el pensamiento es lógica y bastante realista aunque un poco complicada para el lector, que necesita poner toda su atención en lo que lee, en otras palabras requiere dejar de pensar en el modo lógico y realista en que precisamente está escrito el libro.

Aunque no tan recurrente como la del Ulises, la influencia de La montaña mágica en este libro es mucho más evidente. Juan Carlos, el personaje pasivo en torno al cuál gira toda la novela, tiene tuberculosis y se va a curar a un sanatorio de montaña en que se aburre mucho, por las tardes se tiene que envolver en una manta, prefiere dar paseos por los alrededores a quedarse en el sanatorio, le falta dinero, se va a una pensión, y yo digo que cualquier parecido con Hans Castorp es mera coincidencia. ¡Ah! Olvidaba que también va a que le lean las cartas, por supuesto nada que ver con las sesiones espiritistas de Castorp.

Basta ya de descubrir similitudes, no es malo tener influencias, es malo tener influencias de escritores malos, pero ¿de Joyce y de Mann? ¿Qué escritor del siglo XX se hubiera atrevido a decir que no quería que su escritura se pareciera, aunque sea un poco, a la de ellos?

Boquitas pintadas es una combinación de La montaña mágica, Ulises y uno que otro folletín amoroso y rosa de esos que se usaron hace cincuenta años y de los que ya nadie se acuerda. Del experimento de Puig resultó un libro ameno, una historia romántica pero bien escrita, un escrito culto con tema fútil, un libro al alcance de todos que no molestará a nadie leer, pero que no puede ser el favorito ni de él mismo.



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