De un solo Golpe me di cuenta de su siniestro juego. Un juego inteligente, eso sí, en donde la realidad se transformaba según el color de los billetes y el gesto de los clientes. Así era cuando recibí el golpe, así es hasta hoy. No importa si tienes mucho dinero, es decir, importa pero va de la mano de tu cara, de si te conocen o no, de las conexiones que poseas. Si eres millonario pero nuevo en el barrio: perdiste. Si eres un viejo conocido sin dinero: ni lo intentes. Nadie te va a vender nada. La misma ley de la calle sirve para comercializar desde ropa, comida, libros pasando por cocaína, marihuana, LSD, hasta un buen culo bisexual o una mamada de pasada. El golpe fue duro, mas condujo a un aprendizaje. En ese entonces conocía las leyes, pero aún no sabía cómo escapar de su tiranía.
Juan Secaira
Ecuador
Literatura
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Cuentos Breves.
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