Mi mente olvida infinidad de cosas,muertes de reyes, guerras desastrosas,pero recuerda la hora precisa,mediodía en la torre de la aldea,último sol de mayo en medio cielo;sopló por este lado una ágil brisaque encrespó la corriente del riachuelo,y parándose aquí, dejó su cargade perfumes de pinos, y al descuidodos pétalos robó al rosal florido. en Antología de la Poesía Norteamericana,