La mañana después de la tormenta, encalló en la playa, a unos ocho kilómetros al noroeste de la ciudad, el cuerpo de un Gigante Ahogado. Un granjero de los alrededores trajo las primeras noticias de su arribo, que posteriormente fueron confirmadas por los reporteros del periódico local y la policía. A pesar de esto, la mayoría de las personas, yo entre ellas, manteníamos una actitud escéptica.