Sin dormir. En un punto de los bosques cercanos, el miedo envuelve las manos del centinela.El techo blanco de nuestro cuartoha bajado alarmantementedebido a la oscuridad.Las arañas salen y se metenen todas las tazas de café.¿Asustado? Sé que si saco la manotocaré un viejo zapatode unos ocho centímetros de largo,que enseña los dientes.Querida mía, es la hora.Sé que estás escondida ahí, detrás de