El aprendiz de asesino de Robin Hobb, es la primera novela de El Vatídico un trilogía que narra la historia de Traspié.
Traspié es un hijo bastardo del futuro heredero del trono de los Seis Ducados. Sin embargo, su importancia va a ir más allá que la de un bastardo al uso, ya que cuando el herederó se enteró del nacimiento de Traspié, renunció al trono.
El padre de Traspié nunca se ocupó de él, pero sí que se aseguró de que le educaran y tuviera una buena vida con su madre. El abuelo, cuando el niño cumple los 6 años, decide que no puede ocuparse más de él, y lo envía al palacio, para que sus familiares más pudientes se ocupen de él.
Allí Traspié comienza a formarse y se convierte en discípulo de Chade, el asesino del rey. Así, aprende distintas foras de matar y espiar, mientras sus lealtades se van consolidando.
La narración de Hobb es tranquila y cuidadosa. El ritmo es algo lento, apropiado para los que disfruten de la literatura de fantasía clásica.
En el mundo que ha iniventado la autora hay dos tipos de magia: La habilidad que es practicada solo por la nobleza descendiente del rey y la maña, que se considera peligrosa y despreciable. Con la primera, las personas son capaces de meterse en la cabeza de otras personas y así comunicarse. Es una especie de telepatía que permite compartir pensamientos, sensaciones e incluso fuerzas. La maña es similar, pero practicada con animales, por lo que se considera que convierte a los hombres en una especie de bestias.Traspié hará sus pinitos con ambas.
Con este marco general, la autora nos detalla la vida del protagonista, cómo va aprendiendo y cómo va ganando sus habilidades. Se trata de una historia bien construida, para disfrutar de la lectura. Personalmente me ha gustado bastante, aunque creo que para algunos lectores puede resultar, quizá, demasiado lenta. No pasan demasiadas cosas hasta bien entrada la novela, pero yo he disfrutado tanto el principio como el final.
Puedes encontrar El aprendiz de asesino aquí.
Traspié es un hijo bastardo del futuro heredero del trono de los Seis Ducados. Sin embargo, su importancia va a ir más allá que la de un bastardo al uso, ya que cuando el herederó se enteró del nacimiento de Traspié, renunció al trono.
El padre de Traspié nunca se ocupó de él, pero sí que se aseguró de que le educaran y tuviera una buena vida con su madre. El abuelo, cuando el niño cumple los 6 años, decide que no puede ocuparse más de él, y lo envía al palacio, para que sus familiares más pudientes se ocupen de él.
Allí Traspié comienza a formarse y se convierte en discípulo de Chade, el asesino del rey. Así, aprende distintas foras de matar y espiar, mientras sus lealtades se van consolidando.
La narración de Hobb es tranquila y cuidadosa. El ritmo es algo lento, apropiado para los que disfruten de la literatura de fantasía clásica.
En el mundo que ha iniventado la autora hay dos tipos de magia: La habilidad que es practicada solo por la nobleza descendiente del rey y la maña, que se considera peligrosa y despreciable. Con la primera, las personas son capaces de meterse en la cabeza de otras personas y así comunicarse. Es una especie de telepatía que permite compartir pensamientos, sensaciones e incluso fuerzas. La maña es similar, pero practicada con animales, por lo que se considera que convierte a los hombres en una especie de bestias.Traspié hará sus pinitos con ambas.
Con este marco general, la autora nos detalla la vida del protagonista, cómo va aprendiendo y cómo va ganando sus habilidades. Se trata de una historia bien construida, para disfrutar de la lectura. Personalmente me ha gustado bastante, aunque creo que para algunos lectores puede resultar, quizá, demasiado lenta. No pasan demasiadas cosas hasta bien entrada la novela, pero yo he disfrutado tanto el principio como el final.
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