Debería verlo antes de partir -me dijo Wordsworth- Es algo que no se puede perder… Si se atreve, claro.Wordsworth solía ponerse pedante a ciertas horas de la madrugada, cuando ya sólo quedábamos los solteros y los decididamente alcohólicos en el bar del Grand Hotel des Wagons Lits. En realidad, yo detestaba a ese tipo. Me molestaban su arrogancia y sus aires de superioridad. Pero en el Pekín de