Abuelo murió hace años. A su muerte hubo que ir deshaciéndose de sus pertenencias, Poco a poco. Un día fue el bastón. Otro, los dos pares de zapatos que usaba cuando salía a misa los domingos. Otro, las camisas blancas, bien planchadas, con su olor a bolitas de alcanfor. Las prendas íntimas se usaron, cortadas en pedazos del mismo tamaño, como trapos para la limpieza del piso, de los muebles,