Le dieron un madrazo a mi Auto. Estaba yo razurandome los únicos tres pelos que tengo en la cara cuando escuché un golpe acá cañon y que salgo así todo encuerado y descalzo a chismear y a perseguir durante dos cuadras al morro que se estaba dando a la fuga después de irse a estampar con mi auto estacionado. Luego me dió frío y pena estar a las ocho de la mañana descalzo y semidesnudo pidiendo que me paguen mi pedazo de auto, y también me dió un poco de remordimiento por qué pobre morro su carro, como una década más nuevo quedó todo madreado.