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Bajo el sol jaguar - Italo Calvino


 "(...) Algo que no logras decirte ni siquiera a ti mismo trata dolorosamente de hacerse oir...".




Calvino, Italo. Bajo el sol jaguar.
Barcelona: Tusquets, 1989.



Col·lecció Andanzas, 104






::: Què en diu l’editorial...
Tres cuentos, tres sentidos: el olfato, el paladar, el oído. La sensualidad que se desprende de la gozosa lectura de estas tres breves obras maestras, inéditas en España, y que nos embarga en la fantasía de un perfume muy especial, en el ritual casi mitológico de un peculiar sabor y en la inquietante multiplicidad de un sonido, nos ayuda a olvidar que el proyecto de Italo Calvino era el de completar este libro con los sentidos del tacto y la vista. Difícil será borrar de la memoria esa sensación de presencia casi corpórea de los aromas que busca incesantemente ese elegante hombre maduro para su amante, de los exóticos platos que despiertan el deseo en ese escritor que visita templos mexicanos y de las obsesivas resonancias que amenazan a un rey demasiado poderoso. ¿Quién de nosotros no ha sido alguna vez víctima consentida de alguna persistente presencia de los sentidos? Surgen entonces los insinuantes fantasmas que pueblan en la sombra nuestra cotidiana ruina.

::: Com comença...
Me sorprendió ver a un hombre blanco entrar en el bar de Joppy. No sólo porque fuera blanco, sino porque llevaba un traje blanco grisáceo de lino, camisa blanca, panamá y zapatos color hueso con relampagueantes calcetines de seda blancos.

::: Moments...
(Pàg. 12)
Olvidado el alfabeto del olfato que elaboraba otros tantos vocablos de un léxico precioso, los perfumes permanecerán sin palabra, inarticulados, ilegibles.
El nombre, la nariz.

(Pàg. 16)
(...) eso era lo que yo pedía de la precisa experiencia de Madame Odile: dar un nombre a una conmoción del olfato que no lograba ni olvidar ni retener en la memoria sin que se destiñera lentamente. Tenía que darme prisa: también los perfumes de la memoria se evaporan (...)
El nombre, la nariz.

(Pàg. 17)

(...) todo se siente primero con la nariz, todo está en la nariz, el mundo es la nariz (...).
El nombre, la nariz.

(Pàg. 29)
(...) “¡Rápido, al Bois, Auguste, y a buen trote!” Y apenas el faetón se mueve, respiro profundamente para liberarme de todos los efluvios que se me han mezclado en el cráneo, saboreo el olor de cuero de los asientos y de los arneses, el hedor del caballo de su estiércol de su orina humante, vuelvo a oler los mil olores solemnes o plebeyos que vuelan en el aire de Paris, y sólo cuando los sicómoros del Bois de Boulogne me sumergen en la linfa de su follaje y el riego de los jardineros levanta del trébol el olor de tierra, doy orden a Auguste de doblar hacia Passy.
El nombre, la nariz.

(Pàg. 41)
(...) no tenían más que idear y preparar y comparar y corregir recetas que expresaran sus fantasías encerradas entre aquellos muros, fantasías, además, de mujeres refinadas, y ardientes, e introvertidas y complicadas, mujeres con necesidades de absoluto, con lecturas que hablaban de éxtasis y transfiguraciones y martirios y suplicios, mujeres con exigencias contradictorias en la sangre, genealogías en las que la descendencia de los Conquistadores se mezclaba con la de las princesas indias, o de las esclavas, mujeres con recuerdos infantiles de frutas y aromas de una vegetación suculenta y densa de fermentos, aunque crecida en aquellos soleados altiplanos.
Bajo el sol jaguar.

(Pàg. 43)
A través de blancas manos de novicias y de manos morenas conversas, la cocina de la nueva civilización hispano-india se había convertido ella también en campo de batalla entre la ferocidad agresiva de los antiguos dioses del altiplano y la sobreabundancia sinuosa de loa religión barroca...
Bajo el sol jaguar.

(Pàg. 48)
(...) nuestra complicidad no podía ser más plena, precisamente porque nuestro modo de vivir la misma pasión, en armonía con nuestros respectivos temperamentos, era diferente: Olivia, más sensible a los matices de la percepción y dotada de una memoria más analítica donde cada recuerdo permanecía distinto e inconfundible; yo, más inclinado a definir verbalmente y conceptualmente las experiencias, a trazar la línea ideal del viaje que realizábamos dentro de nosotros al mismo tiempo que el viaje geográfico.
Bajo el sol jaguar.

(Pàg. 48)
(...) el verdadero viaje, en cuanto introyección de un “fuera” diferente del nuestro habitual, implica un cambio total de la alimentación, una deglución del país visitado en su fauna y flora y en su cultura (no sólo las diversas prácticas de la cocina y del condimento sino del uso de los diversos instrumentos con que se aplasta la masa o se revuelve el caldero), haciéndolo pasar por los labios y el esófago. Este es el único modo de viajar que hoy tiene sentido, cuando todo lo que es visible también puedes verlo en la televisión sin moverte de tu sillón.
Bajo el sol jaguar.

(Pàg. 77)
En una palabra, en el trono, una vez que has sido coronado, te conviene estar sentado sin moverte, día y noche. Toda tu vida anterior no ha sido sino la espera de llegar a ser rey; ahora lo eres; no te queda más que reinar.
¿Y qué es reinar sino esa otra larga espera? La espera del momento en que serás depuesto, en que deberás dejar el trono, el cetro, la corona, la cabeza.
Un rey escucha

(Pàg. 79)
En el gran lago de silencio en el que flotas desembocan ríos de aire movido por vibraciones intermitentes, tú las interceptas y las descifras, atento, absorto. El palacio es todo volutas, todo lóbulos, es una gran oreja en la cual anatomía y arquitectura intercambian nombres y funciones (...).
Un rey escucha

(Pàg. 85)
El palacio es una gran construcción sonora que una veces se dilata, otras se contrae, se aprieta como una maraña de cadenas. Puedes recorrerlo guiado por los ecos, localizando crujidos, chirridos, imprecaciones, siguiendo respiraciones, roces, murmullos, gorgoteos.
El palacio es el cuerpo del rey. Tu cuerpo te manda mensajes misteriosos que acoges con temor, con ansiedad (...).
Un rey escucha

(Pàg. 93)
Haces bien en escuchar, en no aflojar ni un instante tu atención; pero convéncete de esto: a ti mismo es a quien escuchas, dentro de ti es donde cobran voz los fantasmas. Algo que no logras decirte ni siquiera a ti mismo trata dolorosamente de hacerse oir...
Un rey escucha

(Pàg. 96)
Desde que subiste al trono lo que escuchas no es la música sino sólo la confirmación de cómo es utilizada la música: en los ritos de la buena sociedad, o para entretenimiento de la multitud, para la salvaguardia de las tradiciones, la cultura, la moral. Ahora te preguntas qué quería decir para ti escuchar una música por el solo placer de entrar en el dibujo de las notas.
Un rey escucha

(Pàg. 98)
(...) una voz no es una persona, es algo suspendido en el aire, separado de la solidez de las cosas. También la voz es única e irrepetible, pero tal vez de un modo diferente del de la persona: podrían, voz y persona, no parecerse. O bien parecerse de un modo secreto, que no se ve a primera vista: la voz podría ser el equivalente de todo lo más oculto y más verdadero de la persona. ¿Es otro tú sin cuerpo el que escucha esa voz sin cuerpo? Que la oigas realmente o la recuerdes o la imagines, da igual.
Un rey escucha

(Pàg. 106)
La ciudad se acartucha como una hoja que se quema. Corre, sin corona, sin cetro, nadie puede darse cuenta de que eres el rey. No hay noche más oscura que una noche de incendios. No hay hombre más solo que el que corre entre una multitud vociferante.
Un rey escucha

::: Què en penso...
Bajo el sol jaguar de l’Italo Calvino és un exercici inacabat, malauradament. L’italià volia fer cinc contes, cada un d’ells dedicat a un dels sentits del cos humà. El concepte temàtic era tota una declaració d’intencions: una crítica a la insensibilitat heretada de la modernitat.

Calvino només va poder escriure’ns tres del total de cinc contes previstos. Foren els dedicats al gust, a l’olfacte i a l’oïda. Escrits en diferents moments de la maduresa de l’autor són narracions completament diverses i només tenen dos coses en comú: el punt de vista (sempre primera persona) i el parlar d’un sentit humà.

Al conte dedicar a l’olfacte -El nombre, la nariz- el narrador interpel·la al lector amb una sèrie d’episodis o anècdotes a cavall entre la filosofia i la moral. Així l’autor, teixint un vincle tel·lúric, vincula el nas amb l’home, amb la vida, amb l’instint. Tracta l’olor com a quelcom físic i primari definit per la seva essència animal i que commina a l’agresivitat, al lideratge, al domini...; però també en destaca l’olor entesa com a perfum: olor voluptuosa, eròtica, certament carnal i sofisticada.

Aquest relat és un exemple del Calvino més experimental (potser més juganer) doncs conté transgressions ortogràfiques i sintàctiques. Les descripcions eviten comes, per exemple. En canvi les fa servir per etiquetar grups de substantius. Tampoc usa punts per separar frases i enunciats.

El relat del gust, que a la vegada dona nom al recull, és mes convencional formalment. És una única història en primera persona sobre un viatge tant físic com ínterior. Aquest relat dissecciona la vida en parella i, en definitiva, qüestiona els marges de l’amor. La ploma de l’autor juga en aquesta ocasió amb la plasticitat dels sabors i de les menges exòtiques. Les descripcions dels efectes gustatius de les espècies, de les fruites, de les salses o de les viandes és molt reeixida i gairebé es pot experimentar.

Un rey escucha és el conte dedicat a l’oïda. Potser és el més críptic, però també és el més profund i agosarat. Aquesta vegada Calvino juga amb el so, com si d’un viatge en el temps es tractés. Tot escoltant el present, però també el passat -sembla dir l’autor-, un és capaç d’escoltar el futur. El discurs, la prosa, és potser un pel més hermètica, més monòtona, però és un retrat polidíssim sobre el transcurs i l'avenir d’una vida.

En resum, aquesta és una proposta pel  lector que ja coneix al Calvino d’altres lectures. Una proposta lúdica a la vegada que trascendental. Una mica apesarat, un pot preguntar-se fins on hauria arribat el genial Calvino amb els contes restants sobre la vista i el tacte.

:::
 Altres n'han dit...
Mis [Re]lecturas, Guioteca (D. Buksdorf), Flanerí (S. Agresti), The Book Advisor (A. Oricchio), Il mestiere de leggere, Ze buk (Silbietta), Biblioklept (E. Turner), Notes from Zembla, A useful fiction.

::: Enllaços:
Italo Calvino, context, anàlisi, sobre els sentits (abandonats), estil i rigor, escriptura saborosa.

::: Llegeix-lo:
Italià - Un re in ascolto (pdf) 
Italià - Sotto el sole giaguaro (pdf)

::: Escolta'l:
Italià - Un re in ascolto (Youtube)



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