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Papá, dame la mano que tengo miedo - Leopoldo M. Panero



"(...) Si por algo estoy en literatura es para averiguar hasta dónde puede llegar la vida, si se la fuerza en exceso."
 





Panero, Leopoldo M. Papá, dame la mano que tengo miedo.
Barcelona: Cahoba Ediciones, 2007


::: Què en diu la contraportada...
Papá, dame la mano que tengo miedo es la última creación de Leopoldo María Panero y, hasta la fecha, su libro en prosa más desgarrado e íntimo. Con el peso de su pluma magnífica, Panero recorre en estas páginas los bordes de un abismo al que da nombre con la valentía y la diligencia propias del escritor desesperanzado pero aún cargado de una fuerza capaz de desoprimir cualquier atadura. Un libro valioso y único, sembrado de lecciones de una orgullosa y afligida humildad, de la mano del autor que vio en el fracaso la más resplandeciente de las victorias. 

::: Com comença...
Meo hacia la izquierda. Aparece un obrero. Oigo, un tanto cansado, la voz de lejanas canciones de Carlos Puebla, incitando a la Revolución de la Meada.  

::: Moments...
(Pàg. 20) 
Siento que los libros me hablan. A mí me hablan, sí, que soy soberbio, y siempre imaginé el Paraíso bajo la especie de una biblioteca. 

(Pàg. 28)
Oh tú, mundo. Oh tú, gigante, comedor de carne cruda, gigante caníbal, gigante del silencio y de la espuma, de la espuma atroz de los días y la marea de las copas, del vino de la vida en que se emborracha el Hombre. De la vida atroz, sin alma alguna. De la vida a la que llaman silencio. De la vida que es sólo silencio, espuma, esperma atroz de la baba de un idiota. Lo dije hace tiempo, la cita es conocida: “La vida es un cuento dicho por un idiota, lleno de ruido y de furia” (...).

(Pàg. 29)
La belleza sólo consiste en jugar a los dados contra el mundo, en jugar a los dados contra la sombra, sombra ya traspasada y asumida para llorar tan sólo, para llorar a solas contra el mundo mientras caen fragmentos de la Idea sobre lo escrito. 

(Pàg. 31) 
Al fin y al cabo, me he pasado la vida tragando hostias, digiriendo palizas, porque Debo Ser el viento, debo ser un pedo en la sombra, debo ser nada frente a mi semejante, debo ser un excremento lamido por el culo de un perro, debo ser el culo de un perro contra el mundo. 

(Pàg. 32)
No ser, o solamente ser a ratos, conforma también una golosina contra el hambre, llanto sin llanto, manzana podrida del silencio y del pecado, tiempo donde la espera es muerte, minutos mordidos por diminutos gusanos, criaturas implacables del tiempo y los años pasados. La vida sigue siendo manzana podrida, rencor geométrico en mitad del tiempo. 

(Pàg. 39)
Y sueño que estoy aquí y que no soy un pedo, sino alguien ubicado al otro lado de lo humano, porque como dijo una vez Féliz de Azúa: “Lo único importante es saber de qué lado del espejo se está”.

(Pàg. 45)
(...) odiándome a mí mismo más que a la muerte, odiando al espejo en el veo mi cara demacrada una vez más hasta la muerte de todas las horas y la serie abusadora de espacios en blanco. “Está escrito que me suicidaré algún día”, como decía Artaud citando a la muerte y, sabiendo esto, ya no puedo llorar ni sentir dolor alguno más que el arrancar la máscara de mi vida, el siniestro teatro del sacrilegio, esta página donde se condena a los hombres al dolor de vivir y de mamar opiniones. 

(Pàg. 46) 
Persisto en el manicomio donde se castiga el dolor, donde se muerde el sufrimiento, donde se mastica la manzana de la vida, el vino atroz del mundo, y escribo estas palabras para acorralar al Hombre en la sombra (...)

(Pàg. 47) 
Todo hombre es un sueño ridículo, un fantoche en la sombra, un ser cercado por el otro (...).

(Pàg. 47)
(...) El mejor sueño del hombre es haber muerto, haber muerto un día que ya no recuerda, un día olvidado en la memoria de los almanaques que rezan a la sombra, que rezan a la vida y al espanto, que rezan a la sombra como el sabor atroz de una vida sin el menor llanto. 

(Pàg. 49)
Recuerdo, oh, aquel día atroz y lluvioso de febrero en el que Malena no quiso besarme, historia de un día que nunca termina, argumento de un beso que está siempre por concluir, trazos generales de una cruz alzada contra el viento. 

(Pàg. 50)
Joven o viejo siempre huí a través de la palabra, a través del delfín del verbo por los anchos mares.

(Pàg. 52)
Mi vida no merece el nombre de vida, no hay rastro en ella de lo que significa la palabra vida, y en el manicomio no se puede suplicar (...). 

(Pàg. 58)
Basta ya de fatuas intrigas, vayamos a lo crucial: ¿quién fue Joaquín Sabina en el agujero negro del culo?, ¿quién fue Jesucristo, a quién agredió?, ¿pueden los hombres aprender de mis páginas la virtud del silencio? Como dijera Wittgenstein: “De lo que no se puede hablar mejor callarse”. Algún día seré una nada en el agujero del culo, está escrito. 

(Pàg. 58)
La verdad es una polla tiesa y una infección en la ingle que me recuerda a Dios; el dios que es preciso negar para ser hombre, para ser algo en el límite de la página (...). 

(Pàg. 62)
Hay que forzar la vida, como grité yo en los años ochenta. No hay que temer vivir, ni mucho menos morir. 

(Pàg. 67)
(...) esa máscara del lenguaje llamada “Psiquiatria”, denominada así por Wittgenstein, una máscara o mecanismo que cree que el loco miente, cuando es al revés, cuando el loco tiene la perniciosa manía de decir siempre la verdad, como los niños o los borrachos, que dicen la verdad pero insultan (...).

(Pàg. 68) 
(...) no me lo merezco, señores del jurado,  porque yo soy un monstruo y, por tanto, tengo bula para todo, para cuanto me imagine o me salga de los cojones, que es la expresión ibérica por antonomasia. Presten atención: todo hombre que se conoce a sí mismo es un monstruo y no hay otro monstruo que el hombre mismo. 

(Pàg. 69)
(...) todo hombre es miserable, todo hombre es ruin y egoísta, y la poesía sólo debe servir para asimilar esta completa ruina (...). 

(Pàg. 71)
La locura está maldita, siempre en entredicho, pero toda poesía debe tener por semilla a la locura (...). 

(Pàg. 75) 
Siempre hay un ella en el fondo de un vaso.

(Pàg.  78)
Escribir no tiene ningún sentido, se escribe para nada, sólo el placer de la nada que repta y repta sobre el placer. La cerveza atroz de Dios sin ninguna espuma o emociones. Se escribe para desaparecer, cuando quizá lo que tocase sería llorar, aunque llorar no es cosa de viejos, como dije yo en alguna parte.

(Pàg. 86)
Una noche se lo dije al Sol, telepáticamente,  en el Madrid de mis infiernos: “Estoy atormentado de que me carguen pedos y pedos”. Él me contestó: “No te preocupes, lo sé de sobra, España es una mierda y no le des más vueltas”. Yo no es que quiera darle más vueltas, ni mucho menos llegar a contradecirle, pero estoy harto de pedos y pedos que no son los míos.

(Pàg. 96) 
No hay emoción posible, el más mínimo sueño ha quedado aniquilado.

(Pàg. 98)
Un escritor cansado, muy cansado, en un  país de estafadores y ladrones donde, por lo visto, prohibir el cuerpo representa la única virtud. Donde hay que enseñar el ciruelo para celebrar la fiesta, y donde el ciruelo puede comerse a todas horas, si está bien maduro. País de violadores y asesinos, llamado España, donde la locura es la única virtud, en el sentido que nos libra de todo lo demás. Mentir o robar en España, como decía yo chistosamente, y hacerlo encima en nombre de Dios o la Virgen, es el único modo de conservar la privacidad. 

(Pàg. 101)
Qué frío hace en este país, donde a nadie le importa lo que dicen los poetas, y donde los poetas jamás tienen todo el dinero para vivir confortablemente. 

(Pàg. 103)
Toda crítica del Mundo Debe Realizarse en función del yo. Toda crítica efectiva del mundo deber realizarse en función de las aceras borradas de cultura: el peatón no sabe leer, no quiere leer o tener problemas. Toda crítica del mundo debe realizarse a partir de un único golpe de estado, un golpe de estado permanente, que es el seminario de la blasfemia, permanente en las barras de los bares. 

(Pàg. 105)
La poesía debe ser agresión, guerrilla contra el mundo, teatro de la crueldad, principio que jamás termina, y se vuelve constantemente sobre él. 

(Pàg. 109) 
Si por algo estoy en literatura es para averiguar hasta dónde puede llegar la vida, si se la fuerza en exceso. 

(Pàg. 111)
(...) el escritor es siempre alguien cercado por las palabras de los muertos (de ahí, justamente, la vigencia de los clásicos). 

(Pàg. 116)
Soy igual que Shakespeare, soy homosexual. Lorca en la penumbra, con esa inmensa suerte de ser fusilado a tiempo, para luego ser sólo gloria en la memoria de los escolares que lo estudian sin tardar mucho en olvidarlo.

::: Què en penso...
A mig camí entre l’assaig i el relat autobiogràfic, Papá dame la mano que tengo miedo és un testimoni en primera persona sobre el món vist des de la reixa del manicomi. Per això no cal cercar-hi estil ni tampoc forma. La narració és seca, anàrquica i, sobretot, colpidora.

Podem parlar d’escriptura psicòtica? No ho sé, però en tot cas la ploma de Leopoldo María Panero enllaça diferents episodis i vivències personals amb retalls de l’actualitat política (del moment) per enfilar un discurs crític i inclement, encara que del tot delirant.

Un deliri sobretot pessimista i amb un fons del tot nihilista. Així Panero, sempre amb primera persona, escriu des de la còlera i la ràbia, oferint-nos uns textos exagerats però amb una lògica discursiva que integra fragments i pensaments de molts altres autors.

Així, aprofitant una memòria certament espatarrant, cita fragments de pensadors (Rosseau, Heidegger, Freud) però també d’un ampli espectre d’autors (Mallarmé, Marlowe, Kafka, Rimbaud, Milton, Blake,...) que Leopoldo M. Panero usa com a crosses per forjar el seu propi (i desvariejat) discurs.

Aquestes referències cultistes contrasten amb una prosa farcida de renecs i de referències escatològiques, sexuals i, fins i tot, misògines. No és doncs una literatura agradable però malgrat tot, en certs moments, aquest histrionisme adopta una pauta poètica que descol·loca bastant al lector doncs, entre tanta foscor i brutícia, veu relluïr l’or d'una literatura bàsica, gairebé tel·lúrica.

Alguns dels temes que toca: clama contra la poesía contemporània espanyola i reivindica un retorn a la poesia barroca de Góngora, amb qui es compara. Rebutja el discurs marxista per la seva manca d’interès intel·lectual. Recolça el terrorisme d'ETA com a desestabilitzador d'una Espanya que ell titlla de covarda i corrupta. I denuncia que la CIA el segueix a tot arreu on va...

I tot amanit amb una combinació màgica de lirisme, al·lucinació i exabrupte. El resultat? Una literatura de la lletjor i del desespere; del pet i de la baba; del pessimisme i de la subversió.

En el fons Panero, malgrat que la seva pròpia prosa ho negui, transmet una reflexió vitalista: forçar la vida. Viure-la al màxim. Aquest és l’única manera, segons l’autor, d’anar més enllà en qualsevol activitat humana; inclosa l’escriptura.

En resum, si mai cerqueu estudiar la relació entre bojeria i creació literària, Papa dame la mano que tengo miedo és una obra idònia que, a banda de donar veu literària a la demència, també conté una mirada íntima i reflexiva sobre el malalt i la seva relació amb el món que l’envolta.

::: Altres n'han dit...
El blog del cresta, Arte y Literatura, Cotufas en el golfo 51, Revista Clarín (Juan Bonillo).

::: Enllaços:
Leopoldo M. Panero, autoretrat, poeta maleït..., ...família maleïda, retrat d'un poeta i de la seva bojeria, esquizofrènia.



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