De nuevo es ese momento del año. El momento cuando no me siento con ganas de hacer nada. Me pasa cada año, generalmente a finales de enero o principios de febrero. Esta vez llegó un poco más tarde de lo usual. Solía pensar que estos episodios eran una especie moderada de burnout, pero he cambiado mi forma de pensar respecto a ello. No me siento deprimido o desmotivado. Quiero hacer las cosas, pero no parezco capaz de llegar muy lejos.

Puede ser agotamiento o quizás el aburrimiento de hacer las mismas cosas una y otra vez. Lo más probable es que sea una combinación de ambas. Probablemente el hecho de que el mundo esté ardiendo tampoco ayuda.

En el pasado, habría tenido en mano: una lista de cosas por hacer y un temporizador Pomodoro, forzándome a ser productivo, a menudo fallando de una manera miserable. Este año, decidí hacer algo diferente. Déjenme explicarles.

Tan pronto como termine este artículo, voy a apartar el teclado y desempolvar mi Oculus Quest. Es momento de rebanar algunos robots desobedientes en Robo Recall. Más tarde, podría desafiar a Darth Vader a un duelo de espadas láser y terminar con una sesión de nado casual con un montón de ballenas. (Fuera del tema: Me he dejado llevar por lo bueno que son los juegos. Muy buenos. Soy un gamer casual, pero estoy convencido de la que la RV es el futuro).

Compré la Quest cuando salió hace un año. Apenas la he usado debido a que estaba trabajando todo el tiempo. Amo trabajar. Hacer cosas y escribir me dan alegría, pero también he aprendido que quedarme dormido sobre mi teclado realmente no me ayuda a hacer más (¿quién lo iba a saber?).

Este flujo y reflujo de creatividad puede ser inquietante. Cuando has trabajado tan duro para Crear los hábitos correctos y el momentum necesario a lo largo de meses y años, es devastador observarlos desintegrarse. Has estado alcanzado tu objetivo de palabras día tras día, entonces sucede algo y ¡no has escrito nada durante dos semanas! Se siente como regresar al inicio, como si todo por lo que trabajaste no valiera nada.

Las rutinas de escrituras son diferentes y rituales muy personales. Simplemente no las inicias y te olvidas de ellas. Requieren de una evaluación constante y ajuste para seguir funcionando. Lo que funcionó el mes pasado puede ya no aplicarse. Algunas veces, eso significa saltar dentro de lo desconocido. Otras veces, significa retroceder algunos pasos.

Soy un gran fan de crear rachas y sesiones de escritura cronometradas, así como otros trucos de productividad. Pero hay períodos cuando la respuesta correcta es sentarse y tomárselo con calma. Leer un libro. Mirar una película. Desmantelar un montón de robots que funcionan mal en el Oculus. Atrapar algunos insectos en Animal Crossing.

El truco es creer que no es el fin. Que serás capaz de retomarlo donde lo dejaste. Es más fácil de decir que de hacer.

¡Gracias por leer!

Hola, soy Radek . Soy escritor, ingeniero de software y fundador de Writing Analytics —un editor y rastreador de escritura diseñado para ayudarte a derrotar el bloqueo de escritor y crear una rutina de escritura sostenible.

Traductor: José Alejandro Cantallops Vázquez

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