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Fundamentalistas religiosos en la fantasía, Spencer Ellsworth

Imagina esto: eres un señor Medieval con un pedazo de tierra mierdero, preocupándote por los agravios que han cometido contra ti tus hermanos más exitosos. Una pelirroja misteriosa llega a ti y te promete que ganarás el trono. Sólo tienes que adorar a su Dios muy extraño y no católico. Oh, y sellar el pacto con sexo raro.

¿Qué haría tú, Señor Medieval Promedio? ¿Seguir adelante con el dios extraño y el sexo raro, enviarla fuera o, debido a que este es el medioevo, dejar que los habitantes locales la quemen por bruja?

Ponle una marca a ese escenario. Regresaremos a él más tarde.

Hace unos años estaba en un panel, hablando sobre historia, y cuando salieron a relucir los cruzados, un miembro de la audiencia declaró, “¡Bueno, los cruzados estaban allí por el botín!”

Como alguien que ha leído cada libro sobre las cruzadas que ha salido en los últimos diez años, puedo decir de manera fundamentada: No precisamente. De ningún modo en algunos casos. (Aunque sí muchas de las veces).

Hay una dicotomía en nuestras mentes en lo que se refiere a los cruzados. El escepticismo y nuestra experiencia religiosa moderna hace que pintemos a los cruzados como saqueadores sedientos de oro o religiosos fanáticos soltando espuma de la boca. Los vemos de la forma en que vemos hoy a los elementos sociales marginales. Raros. Lunáticos asesinos viciosos.

Es difícil no pensar de esa forma, pero los seres humanos son lo que son y los cruzados pueden haber tenido razones complejas para masacrar a toda una ciudad llena de inocentes por… razones complejas.

Cuando Melisandre de Asshai aparece en Canción de Hielo y Fuego con la anteriormente mencionada desnudez, virilidad y el mandado de Ro’hllor de quemar a los paganos, o cuando los Hijos de la Luz entraban a una ciudad buscando amigos oscuros en La rueda del tiempo, se parecen mucho más al ISIS que a un cruzado.

El fundamentalismo es realmente un fenómeno moderno, afirmando a la religión como una fuerza social en un mundo que podría hacer irrelevante a la religión. La autoproclamada Ilustración y la siguiente liberalización creó muros entre la iglesia, la escuela, el banco y el entretenimiento.

En el mundo medieval, ir a las cruzadas u otra violencia era tan normal como lo era la banda de rock Green Day en 1995. La sociedad medieval estaba saturada con la religión. Ya sea en el mundo islámico o cristiano, la iglesia, la escuela, el banco y el entretenimiento eran dominios de Dios.

Por tanto, la sociedad medieval no era fundamentalista, sino que fluía y refluía con las olas del evangelismo.

La Primera Cruzada sucedió debido a que el emperador bizantino se lo había pedido al papa Urbano II, para ayudar a recuperar las tierras que había perdido frente a los ejércitos islámicos, y mantener el control del territorio bizantino amenazado restante. El papa Urbano vio esto como una oportunidad para lidiar con uno de los mayores problemas del momento: la violencia entre cristianos. Para una tierra que se suponía estaba unida bajo Cristo y la Iglesia Romana, Europa era un lugar díscolo y sangriento.

Bastó un sermón infame y Urbano había creado un movimiento social. Miles de señores y decenas de miles de peregrinos vendieron todo lo que tenían y se pusieron en camino a recuperar Jerusalén.

Godfrey de Bouillon y su hermano, Baldwin, ambos héroes de la Primera Cruzada, parecen estar en los extremos de la comenda del saqueador/loco devoto. Godfrey se quedó con la Primera Cruzada hasta Jerusalén. Con la conquista de la ciudad (la cual involucró matar tantos musulmanes y judíos que “los hombres estaban avanzaban con la sangre enemigo llegando a sus talones” y “montones de cabezas, manos y pies yacían en las casas y calles”), Godfrey rechazó una oferta de ser rey. Dijo que no sería rey en la ciudad donde Cristo fue rey.[1]

Bladwin no tuvo problema en aceptar esa oferta de ser rey después de que muriera Godfrey. Esto sucedió después de que Baldwin hubiera abandonado la Primera Cruzada para escabullirse y adquirir el principado armenio cristiano de Edessa a través de métodos turbios. Así que, ¿estaban los dos en ambos lados de la moneda del saqueador/loco devoto?

Sí. Y no.

Sin duda, Godfrey era un devoto, debido a que se había reformado después de años luchando al papado. Había verdadera humildad en su cruzada, pero también era pragmatismo político. Quería dejar a su familia en el papado e irse con la gracia de Dios.

Eso era más importante que sus finanzas, debido a que a pesar de todo el “botín” en el Levante, había hipotecado todas sus propiedades para ir a la cruzada.

Aunque su hermano Baldwin no podía haber sido completamente mercenario. También vendió sus considerables posesiones en Francia para ir a la Primera Cruzada. Se preocupaba por su salvación, pero también se preocupaba por su cuenta bancaria, como muestra el que se apoderara de Edessa.

Godfrey y Baldwin veían al feudalismo y al catolicismo como los instrumentos organizativos de Dios. Creían en Dios, el Cielo y el Infierno, el papa y el derecho divino del rey, todo esto envuelto en una pequeña y agradable caja.

Este es el por qué Dante ubicó a Brutus y a Cassius en el mismo nivel del Infierno que Judas. Para Dante, una traición al César era una traición a Dios. (No importa que a César no le habría importado Jesús; fue el fundador de Sacro Imperio Romano y, por tanto, divino en el recuento de Dante). Dante estaba perfectamente deseoso de gritar la hipocresía sacerdotal y papel, pero incluso un pensador tan incisivo como él nunca cuestionó la noción de la investidura divina. Este es el por qué los reformadores eran a menudo tan intolerantes con sus sistemas autoestablecidos como lo habían sido los católicos. Para el caso, la mayoría de los musulmanes no cuestionaban la necesidad de un califa, a pesar del hecho de que su propia religión nunca especificó una autoridad central.

Cuando Dios dirige toda la política, toda la política involucra a Dios.

La mayoría de los héroes de fantasía son anacrónicos. Tras unos pocos centenares de años de la mentalidad de la Iluminación y democracia, tendemos a escribir héroes que miran a los reyes y papas y hablan con sospecha sobre la divinidad, que retroceden horrorizados ante la guerra y la intolerancia, quienes tienen sexo guarro sin preocuparse de lo que pensaría Dios.

Melisandre podría haber sido capaz de volver a Stannis en contra del Gran Septo de Poniente, pero en Europa medieval, todo el sexo raro y demoniaco del mundo no habría vuelto en contra de Jesús a un político sabio. (Te dije que regresaríamos a este punto). Eso no es pura política, cualquier pensador medieval pondría sus apuestas en el más allá. Y aunque Robert Jordan basó su extenso mundo en siglo diecisiete, cada gobernador del siglo diecisiete del mundo real habría estado de acuerdo, y crearía su propia versión, de los Hijos de la Luz.

No te digo que deberías escribir fanáticos. Los lectores modernos necesitan un poco de anacronismo para así identificarse con un héroe medieval. Godfrey es un personaje simpático hasta que averiguas que guadañeó a musulmanes y judíos a lomos de su caballo. Pero hay pocos mundos de fantasía cuasi-medieval que muestren cuán intrincadamente estaba entrelazada la fe en la sociedad preindustrial; el único que me viene a la mente es la saga de Chalion de Lois McMaster Bujold, la cual lo hace bien y recogió un montón de premios por ello.

Ahora, tu Señor Medieval Promedio, puede hacer lo que elijas que haga con la oferta de la pelirroja. Pero si eres verdaderamente medieval, aprovecharás esta oportunidad para recordarme: Las cosas procederán según la voluntad de Dios, no la nuestra.

Fuente: Libro Putting the fact in Fantasy

Traductor: José Alejandro Cantallops Vázquez

Correctora: Marisol Cossío Fernández

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[1] Thomas Asbridge, The First Crusade: A New History (Oxford: Oxford University Press, 2005), 316–17.



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