Get Even More Visitors To Your Blog, Upgrade To A Business Listing >>

Exposición

Tags: ahora cepo somos

El Cepo era una herramienta utilizada como un medio para avergonzar a los pecadores y criminales. Era un método efectivo, indoloro y funcional para desmotivar al público. Su funcionamiento era sencillo, sujetarle los miembros al facineroso y dejar que el repudio de las masas hiciera mella en su subconsciente. El cepo funciona porque a nadie le gusta el rechazo, somos animales sociales, somos manadas socializadas, somos colonias interrelacionadas. El desdén puede ser un castigo muchísimo peor que cualquier sanción física, y muchas veces incluso peores que la muerte misma. El cepo, ese mecanismo tan simple, era, para las civilizaciones perdidas en las profundidades de la historia, una pesadilla para cualquiera que viera los estragos de convertirse en un paria. La sensación de vulnerabilidad pública, de espectacular fragilidad, hizo que solo podamos imaginar los millones de historias, de crímenes, de ideas que no nacieron por el miedo al escarnio de las masas. La burla siempre ha sido una de las principales maneras que tenemos para desviar los caminos errados hacia un lugar más cómodo para el resto. Somos animales, sí, pero eso no nos exime de nuestro lado obsesivo, nos gustan las visiones estéticas, las repeticiones melodiosas, las simetrías colectivas. Todo lo que resalta en el status quo tiene dos posibles finales, si es novedoso y benigno, es fagocitado por la cultura general y se convierte en una porción más de lo que a nosotros nos parece normal, pero de ser radical y chocar con los intereses de lo ya establecido es condenado al más amargo de los repudios. El sentimiento de odio a lo foráneo es tan humano como la necesidad de atención de nuestros coetáneos. Armábamos nuestras vidas para llegar a ese equilibrio entre la más primordial intimidad y la más vulgar exhibición. En ese pequeño espacio, en ese callejón, es donde reposaban las interacciones de los que nos precedían, pero eso cambió, se transformó, perdimos esa apacible vida entremezclada. Ahora nos contenemos dentro de un cepo constante, recubiertos por las babosas observaciones de los que nos rodean, somos criminales sin crimen, pagando el paso del futuro frente a la atenta mirada de todos. Así mismo somos testigos de los vaivenes, de las fortunas y tragedias, de aquellos con quien compartimos aire. Esa enorme red, esa araña binaria, nos ha enredado y ahora, recluidos en un capullo de fotos, pensamientos y videos, nos vemos envueltos en la amarga realidad de la muerte de la privacidad. Pero hay algunos que, dentro de la nefasta existencia en la que nos encontramos, prevalecen a costa de su propia sanidad. Entregan, como si de artistas en un escenario se tratase, su alma a los lobos y su cuerpo a una pantalla. Se encadenan ellos mismos a un cepo virtual, sonriéndole a los que transitan frente a ellos, convirtieron un castigo en una recompensa. Las palmas, la efímera sensación de reconocimiento y la inexpresiva devoción de un público inexistente ha llevado a algunos a destrozarse el espíritu para llenar un espacio en el inabarcable océano de expectativas. Porque ya no puedes crecer en tu tristeza, ya no puedes trabajar en tu soledad, ahora todos tienen opinión en nuestras cabezas, ahora millones de voces invaden nuestros pensamientos, nos censuramos para entrar en las masas de marionetas, ahora nos cercenamos para encontrarnos en el mar de amarguras. El daño está hecho, la calamidad que representa un pensamiento único impide que crezcamos, que evolucionemos, la soledad colectiva en la que nos estamos ahogando impide el correcto funcionamiento de las más naturales de las selecciones. Ahora tenemos todos un cepo en nuestras manos, ahora pasamos todos nuestros días expuestos al castigo.   ¡Mira lo que tiene nuestro canal de YouTube!



This post first appeared on Panamá América, please read the originial post: here

Share the post

Exposición

×

Subscribe to Panamá América

Get updates delivered right to your inbox!

Thank you for your subscription

×