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Derechos humanos y salud mental

No hay derecho humano digno de llamarse "derecho vigente y que se cumple", sin que el particular o la persona disponga de una buena Salud Mental con características de estable, equilibrada, plena o completa. Libre de atavíos o de cargas o taras. La salud mental se define, en psicología, como un "estado relativamente perdurable en el cual la persona se encuentra bien adaptada, siente gusto por la vida y esta logrando su autorrealización. Es un estado positivo y no la mera ausencia de trastornos mentales". Maslow fue uno de los primeros en plantear que los seres humanos tenemos una tendencia natural a buscar la salud mental. Esta tendencia se manifiesta como una "búsqueda continua de la autorrealización". Desde la perspectiva cristiana, la salud mental entraña la paz del ser humano, lo cual indica que está la mente, el pensamiento, el espíritu, el cuerpo mismo, libre de conflictos que le imposibilitan llevar lógica y razonadamente una idea, un proyecto , un plan. Se trata de la ausencia de ideas delirantes, atosigantes del espíritu y del pensamiento. Y esa paz solo se logra en la excelente relación del hombre con Dios, en el sometimiento de nuestras vidas a los preceptos del Altísimo, no hay otra manera. Cuando caminamos o actuamos distanciados de los preceptos del Creador es que se producen los conflictos mentales y espirituales de efectos y consecuencias insospechadas. Y nuestros ojos delatan todo. Los ojos son las ventanas del alma. Ellos son los que reflejan los estados de salud mental de una persona. A través de ellos se advierten la tristeza, las amarguras, las frustraciones, la alegría, el gozo, el deleite, la dicha, el placer, el éxito o el fracaso, etc. Son los ojos los que develan o delatan la condición o estado mental de una persona. A través de ellos, los ojos, se proyecta todo el interior de una persona. Son los ojos la cámara fotográfica de nuestro interior, de nuestras almas, del pensamiento, del sentimiento y del espíritu. Es impresionante conocer que la cámara fotográfica, su inventor, utilizó o empleó el funcionamiento de la vista, precisamente, para crear o producir el mecanismo de que a través de una lente o una cámara fotográfica se pudieran captar imágenes de las cosas, de las personas. Pero es la visión, nuestros ojos, los que retratan nuestro interior, sin duda alguna. Luego, la relación derechos humanos y salud mental pasa por una lectura necesaria e impostergable en la que las autoridades de salud deben intervenir con calculo oportuno y estar pendientes de las personas que de una u otra manera son victimizados de las taras mentales. Como bien sostiene la Psicología Clínica, la ansiedad y la depresión de las personas son los males del presente siglo, en donde una sociedad ausente de valores y de principios, así como también sin camino claro hacia dónde reconducir la educación y las políticas de Estado, mellan y merman los estados de salud mental de la población en general. Pero, por otra parte, las furcias mediáticas, haciendo de las suyas y en lugar de sembrar educación e instrucción en la población, siembran el desacierto, el desasosiego, la incertidumbre y encausan consignas de vicios y patologías sociales sembrando un estigma idiotizante en los niños y adolescente, sin que se excluyen adultos y ancianos, que beben sin parar el brutal liquido del entorpecimiento y embobamiento colectivo que dispersan y riegan, a diario, a toda hora, a través de programas no edificantes ni aleccionadores de vida. Todo lo anterior, sin dejar por fuera que la miseria humana, la pobreza, la ausencia de Fe, el distanciamiento de las sociedades de Dios, entro otros factores, han generado todo un descalabro en la sociedad contemporánea en la que, por otra parte, la liberación de las drogas en no pocas civilizaciones, han diezmado todo vestigio de salud mental en una población que se ve cada día mas diezmada y destruida en cuerpo, alma y espíritu. Y qué decir de los que ejercen autoridad, sin reparo alguno de respeto a principio cristiano, ético, moral, dando muestra con sus acciones de malos ejemplos para laniñez y la juventud. Luego, de estos señalamientos, qué decir de la salud mental que, como colofón, recibió una estocada mayor con la película de terror que le exhibieron al mundo entero durante el llamado estado de pandemia en el que reinó el miedo, el pánico y millones de personas sucumbieron, victimizados, en problemas de insania mental no superados hasta el día de hoy. Diga la OMS que hay pandemia y un ejército de personas, niños, jóvenes, adultos y ancianos, sucumben de miedo sumergiéndose en una negra vorágine de depresión, miedos, tristeza, ansiedad y sin dejar de decir de quienes no pudiendo llevar la pesada carga del pánico, terminan quitándose la vida. No hay, luego, derecho humano sino se goza y disfruta de un claro estado de buena salud mental. La OMS, complica de la Agenda Globalista, no tiene autoridad moral para hablar, luego, de salud mental para la población, luego de haberla destruido. ¡Dios bendiga la Patria!



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