En la mayoría de los casos los ríos se contaminan por actividades económicas irresponsables, las cuales tienden a verter sus residuos a las fuentes hídricas sin controles. Hoy día, la industria minera antes de entrar en producción planifica, somete y ejecuta los planes y procesos para garantizar la protección de los ríos y evitar la descarga de efluentes contaminantes, cualquier otra actividad o industria en general debe ser sometida a Estos mismos controles estrictos de cumplimiento en la aplicación de sus procesos. Es falso, como afirman algunos fanáticos de la nueva secta de la mitología anti minera, que la minería automáticamente contamina los ríos, eso fue en los siglos XIX y parte del XX, hoy la minería legal, la responsable y moderna, garantiza controles de protección a través de estrictas normas de ingeniería, con procesos cada vez más depurados, lo cual avalacientíficamente la disminución de la huella ambiental de los proyectos. En estos tiempos electorales, donde muchos buscan obtener aceptación se ha vuelto común que tomen a la minería como bandera para conseguir adeptos, pues hablar mal de alguien o de algo les resulta beneficioso,incluso para aquellos que por un lado proyectan una imagen prístina y por otro intentan hacer negocios con las empresas mineras, son muchos los casos de estos doble discursos. Pero más allá de esos malos ejemplos, también se suman grupos religiosos, quienes sin ningún fundamento científico ni interés de informarse apropiadamente de cómo se realiza la actividad y sus verdaderos efectos en la economía, el ambiente y la sociedad se suman con mucha facilidad y en tiempos asombrosamente records a profesar la nueva mitología. Prueba de que no son los mineros los responsables de la emergencia hídrica, ni de la deforestación, ni de la contaminación es la inmensa cantidad de afluentescontaminados tanto en la ciudad capital como en otras provincias, sin que haya una sola mina existente involucrada en esta contaminación sostenida. Se pueden hacer los análisis y pruebas de laboratorio para demostrar que ningún río alrededor de Petaquilla, de Santa Rosa y de Cobre Panamá, aparece en las listas de esos ríos históricamente echados a perder. Mientras que, por otras actividades como porquerizas, uso de agroquímicos y otras prácticas casadas con la brutal deforestación del país, zonas como Azuero y ríos como el Estivaná, para poner un ejemplo real, desde hace mucho son receptores de escorrentías y efluentes preñados de contaminantes, tanto químicos como biológicos. Basta de seguir repitiendo los mismos clichés y consignas propias de las manifestaciones ideológicas de antaño, hay una realidad y es que todo es medible, comprobable y la sociedad panameña sabe que no es la minería la causa de ninguno de los problemas ambientales que nos agobian. El Estado debe jugar su papel y ser enérgico sin permitir que se violen las disposiciones ambientales, pero al mismo tiempo sin dejarse presionar por razones de índole electorero y así garantizar que se cumpla a cabalidad lo que establecen la constitución y las leyes. ACTA NON VERBA. ¡Mira lo que tiene nu estro canal de YouTube!