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Revuelvo la mirada

Con el rebase del almanaque inician a manifestarse afecciones que menoscaban la bienandanza de los años dorados. Es por ello que, incidentalmente solemos reencontrar a los compañeros de farras de antaño en las generosas líneas de las farmacias, ya no conversando sobre los dotes de fulanita de tal sino más bien sobre los achaques que nos aquejan. En mis años mozos en Boston fungía como alero izquierdo titular del equipo de fútbol de mi escuela preparatoria y fuera de temporada, eludiendo el frígido invierno, concurría habitualmente cual mosca a las canchas de baloncesto para quemar aquella tórrida energía de adolescente. Resultado de aquellos desenfrenos, las lesiones, sobre todo en las piernas y particularmente en las rodillas y talones legaron sus estelas que despuntaron a inicios de la tercera década cuando el cirujano ortopeda del equipo de fútbol americano Miami Dolphin, posterior a un Examen en el Hialeah Hospital diagnosticó que era inminente una artroscopia para la remoción del menisco de la Rodilla Derecha. Una segunda opinión en el Centro Médico Paitilla por el colega y muy querido amigo de mi padre, Dr. Félix Stanziola, culminó con una tira y jala de rodilla y una inyección de cortisona que me permitió hasta bailar el tango sin quejidos durante casi cuatro décadas. El año pasado durante mi examen anual en Medgroup de Coral Gables, le indiqué al Dr. Silva, mi médico de cabecera que sentía una molestia en la rodilla derecha, procediendo a un examen de rayos X que arrojó como secuela osteoartritis grado 2. Acto seguido, durante la cita con el Dr. Benito Rodríguez, ortopeda, se confirmó el diagnóstico procediendo a tres sesiones de inyecciones de PRP intercaladas mensualmente y doce semanas de terapia física, con la plena resolución del aquejo. Las inyecciones de PRP (plasma rico en plaquetas) son de recién implementación y se producen resultado de la extracción de la propia sangre del paciente a través de su centrifugación a alta velocidad que separa los glóbulos rojos del plasma amarillento, siendo su inyección un prodigioso elemento en la reparación de lesiones. Las plaquetas tienen las funciones de producir factores de crecimiento que agilizan la curación y su efecto es suprimir la deformidad y eliminar el dolor. Como suele ocurrir, durante mi intercambio con el Dr. Rodríguez, salió a relucir el tema de Panamá. De origen cubano, curioso e intuitivo, este fin de semana toma un respiro en compañía de su esposa María, medica dermatóloga, para visitar por vez primera Panamá. Les hospedé en el Punta Paitilla Inn, en una habitación de piso alto con vista a la Avenida Balboa, por su proximidad a la Cinta Costera. Resulta una lástima que a alguien se le olvido el mantenimiento en la cinta, llámese Municipio, Aseo, MOP o al que sea que le tiren la bola. Esa actitud de "no me importa" flaquea los estériles esfuerzos que hacemos para incentivar un flácido, vacuo turismo. Triste impresión se llevarán los médicos visitantes, complementando el fétido hedor de la desembocadura del río Matasnillo. ¿No habían disque saneado la bahía? Revuelvo la mirada, y a veces siento espanto.



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