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América Latina en el orden mundial emergente

La guerra que se libra en Ucrania es la manifestación de una confrontación largamente larvada. En definitiva, esa guerra expresa los ajustes precarios de una nueva realidad global que avanza de manera lenta hacia la constitución de un nuevo orden mundial que ya había sido anunciado desde fines de los años 90 y que el nuevo siglo ha visto cristalizar con dos fenómenos esenciales: la cuarta revolución tecno-industrial y la emergencia de China como el más importante contendor del antiguo hegemón geopolítico -los Estados Unidos de América-. El declive relativo de los Eeuu y el ascenso casi incontratable de China reconfiguran el espacio geopolítico. El declinar de los EEUU es prioritariamente comercial y financiero; el ascenso de China es eminentemente productivo y tecnológico. Las armas de EEUU son de orden militar; las de China hasta ahora son de inversión y comercio. EEUU y la OTAN responden al reto chino mediante el cerco de bases militares y la supremacía naval norteamericana largamente gestada; y las presiones comerciales y financieras con las que ponen y deponen gobiernos según dicten sus intereses nacionales. La reunión de la OTAN en Madrid y la previa reunión del G7 en los Alpes bávaros, son el alineamiento estratégico que la Administración Biden y sus adláteres han establecido. El resumen: Rusia es el enemigo militar inmediato; China, el adversario estratégico. Con este propósito delineado por Washington hace más de un año, según consta en documentos de la Corporación Rand (Extending Russia.Competing from Advantageous Ground, 2019) se incitó a Rusia (el ladrido de los perros de la OTAN, según anotara el Papa Francisco agudamente en el Corriere de la Sera el pasado 3 de mayo) para que invadiera Ucrania y usarla como un ariete militar y una víctima propiciatoria a fin de golpear a Rusia, y en lo posible debilitarla según el viejo designio de "balcanizarla" (Zbigniew  Brzezinski​, quid scriptum est); tarea imposible si pensamos que Rusia posee el mayor arsenal nuclear del mundo y las sanciones arbitradas por EEUU y la Unión Europea no han hecho más que desatar una inflación sin precedentes en Norteamérica y Europa Occidental y conducirlos a lo que ya es una recesión en forma, pero que pudiera transformarse en una gran depresión económica. En este nuevo tablero mundial, ¿qué pinta Latinoamérica? Para contesta esa pregunta lo primero es tomar conciencia de nuestras fuerzas y delinear con claridad nuestros intereses. Las fuerzas en confronto se mueven por intereses claros y sus discursos -lejos de la moral y los ideales- responden a ellos con entero pragmatismo. Por esto, no vale que nosotros nos dejemos confundir por la guerra mediática y discursiva que tan de manifiesto es, por ejemplo, cuando se aplica el doble o triple estándar moral de los derechos humanos se en el diferencial de calificativos o en emprender mortíferas guerras: Ucrania, sí, pero igualmente Ruanda, Siria, Líbano o Myanmar. O antes, en Serbia, en Irán, en Libia y Afganistán. Un rápido recuento de nuestros activos y pasivos es prerrequisito para saber cómo jugar en este tablero mundial. América Latina tiene sólo el 7% de la población del mundo, pero posee un 40% de las reservas de agua dulce del planeta. Venezuela tiene las mayores reservas mundiales del petróleo del mundo; y amplias reservas de gas y petróleo son de México, Brasil, Argentina y Bolivia. Igualmente poseemos acervos notables de minerales estratégicos como el litio o tierras raras, de gran relevancia para el hardware digital. Poseemos la mayor riqueza biológica del planeta - en especial la inmensa cuenca amazónica- clave para el futuro de la biotecnología y oxigenar el planeta. Hay activos de importancia estratégica global como el Canal de Panamá y prometedores desarrollos tecnológicos en Brasil, México y Cuba. Nuestros pasivos mayores: las agudas desigualdades sociales, la pobreza y analfabetismo, ahora también tecnológico-digital; la enorme carga de la deuda, en países claves como Argentina, la fragilidad institucional y la corrupción, el narcotráfico y el narco-poder que controla amplios territorios. Pero sobre todo, una mentalidad colonizada de la clase política y sus medios masivos que ha interiorizado e interiorizan en las masas las palabras del amo como receta normativa propia. No otra cosa ha sido el neoliberalismo castrador aplicado ora con malevolencia, ora con una insensatez fanática como columna vertebral de las políticas públicas. Seguimos los cantos de sirena y obviamos lo palmario: En los EEUU su Capitolio fue tomado por vándalos aupados desde la Casa Blanca, hace unos meses (un episodio digno del África subsahariana o de nuestras tristes repúblicas bananeras en otros tiempos). Su senado imperial de plutócratas se niega a condenar a Trump o pone parches a la venta libre de armas y sus crueles secuelas; o una Corte Suprema que amenaza a recortar las conquistas civiles de aquel país divido racialmente. En suma, una derechización de corte facistoide. Y en términos de propuesta internacional: Un gobierno que envía más de 50 mil millones de dólares para prolongar la sangría ucraniana, mientras no invierte en lareversión de la pobreza y las hambrunas que ese mismo dinero podría paliar; u olvida sus promesas de ayuda para el Sur inmediato. Urge, por tanto, acelerar los procesos de integración productiva y de generación de conocimientos; un gran proyecto que potencia la generación de cadenas de valor con un desarrollo desde adentro a escala del sub-continente latinoamericano. La convergencia tecnológica en curso, puede permitirnos saltos de calidad inimaginables, y una mínima dosis de pragmatismo político, centradoen “nuestros” intereses pudiera salvarnos o al menos, no anularnos, en una coyuntura donde lo sensato aconseja apoyar la vía del multilateralismo en lo político y la cooperación económica a escala global. En la base de estos procesos es imprescindible impulsar la alfabetización política -creación de la nueva ciudadanía democrática- y digital, con una educación renovada y contemplada como urgentísima inversión estratégica. Sin tales activos nuestra lucha será precaria y la plétora de recursos de nuestra tierra acabarán como del Canal panameño dijo Neruda: a Nueva York irán los dólares, mientras nos dejan como roída semilla de aceituna.    



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