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Justicia Ilegítima - Capítulo 17

Justicia Ilegítima - Capítulo 17

EPÍLOGO



Eduardo Agustín De Dios Nicosia, nada poseía. No por tener testaferros, según argumentó otro emperadorcillo de otro castillo más pequeño pero más oloroso, sino porque su bien más preciado no eran el oro ni el poder, ni el dinero, ni bienes, ni posesiones, ni liderazgos.

Su bien más preciado eran el Respeto, la Amistad, la Libertad y la Felicidad del Ser Humano.

Nada tiene que ver con él, el monstruo déspota, desalmado, tirano, débil y estúpido que dieron a conocer los medios de comunicación en base a las descripciones de aquellos que lo denunciaron, quienes lo hicieron porque se sintieron apartados de su vida, y así lo demuestra el que hoy, una vez fallecido, hasta quieren llevar su apellido.

Y aunque no es necesario que dé explicaciones, haré un breve resumen de su calidad como ser Humano, porque no se justifica tanta falta de respeto hacia una persona que nunca irrespetó a nadie. Y si bien le tendría sin cuidado lo que se dijera acerca suyo, no me haré cómplice de la estupidez general masiva, que juzga sin conocer a la persona a la que escupe, porque así lo indica un sistema llevado por inmorales de cuello blanco. 


Era un Hombre de carácter firme, amable y comprensivo y regía su vida por sus sólidos principios, basados en la Libertad del ser humano, sin entrometerse ni irrespetar las decisiones y forma de vida de los demás. Tenía firmes convicciones pero nunca entraba en discusiones, porque las consideraba como una herramienta de la ignorancia. Su vida la dedicó al bienestar del ser humano y no deseaba nada para sí mismo. Nunca persiguió la fama o la fortuna, por ello, ante las inmorales propuestas lucrativas de algunos que lo conocían, prefirió cerrar el Instituto, que él mismo había fundado para el bienestar de los demás, antes que dejar que cayera en la corrupción en que generalmente cae toda institución, por la codicia de aquellos que las conducen.

Siempre se manifestó en contra de las sectas y grupos religiosos, que sojuzgan al ser humano bajo un yugo de ignorancia, temor y superstición.

Consideraba que el mayor título al que se podía aspirar, era el de ser llamado Amigo.

Disfrutaba de realizar un obsequio, sin egoísmo, sin especular, por el sólo hecho de la felicidad que se reflejaba en el rostro del homenajeado.

Respetaba a la mujer a un nivel que aún hoy no logran hacerlo, por más derechos que se proclamen a nivel mundial. Estaba en contra de las limitaciones y desigualdad que históricamente se le ha impuesto al género femenino y por ello, siempre le dio a la mujer un lugar preponderante, ya que pensaba que ningún ser humano está por debajo ni por encima de otro.

No guardaba odio ni rencor, porque decía que hacerlo, vuelve amargo y ciego al ser humano. Por lo tanto tenía un excelente sentido del humor, el cual conservó hasta el fin de sus días.

Aplicaba el discernimiento para llevar a cabo todas sus acciones.
Utilizaba la ecuanimidad y la comprensión y nunca juzgó a nadie, por ello todas aquellas personas de todos los estratos sociales, que con él hablaron o compartieron un momento de sus vidas (y no fueron pocas) se sentían comprendidas y buscaban su consejo. Nunca se consideró maestro ni consejero de nadie, simplemente sabía escuchar, algo tan necesario y tan escaso entre la gente.
Poseía una empatía natural que le permitía comprender  el mundo del juego de un niño, por ejemplo, o aún siendo joven, tener la seriedad de un hombre mayor y por ello, muchas de las amistades o conocidos de su adolescencia y juventud, eran mucho mayores que él. Sabía ser divertido con los jóvenes y se conmovía profundamente ante el dolor de aquellos a quienes veía sufrir.

Los ahorros del trabajo en sus años de actividad, los utilizó todos en sus familiares y seres queridos estando en vida.

Para él, no existía una verdad única y absoluta porque consideraba que cada quien tenía la suya. Creía en sí mismo y en aquellos que le brindaban su Amistad.
Disfrutaba de todos los aspectos de la Vida: familia, amistades, la mirada de sus perros, la naturaleza con sus cambios, los momentos gratos porque decía que de ellos aprendía y los adversos, porque consideraba que de ellos aprendía mucho más.

Su lema de vida era el Respeto como la base de todas las virtudes que enaltecen al ser humano.

Amigo de la Vida. Un Hombre con Mayúsculas que creía en la Amistad.

Eduardo Agustín De Dios Nicosia, mi padre, mi Amigo y mentor, era sólo un Hombre Simple.

Un Hombre Feliz.





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