Desde hace ya varias décadas, el universo de las grandes producciones de espectáculos han acogido a numerosos públicos, que logran moverse entre la fidelidad y las antipatías detractoras. La fama del triunfo no escapa de tales propósitos. La competencia por llegar y escalar puestos cimeros esconden en esos «trampolines» misterios, hechos inauditos, negociaciones corruptas o esfuerzos incalculables. La Belleza posible y la supuesta «perfección inalcanzable» logran mover el centro del escenario y coloca a la mujer en el punto de mira de la transformación al éxito.

Los concursos o realitys de belleza datan desde la década de los 60. Cuando por primera vez en los Estados Unidos se concreta un desfile de moda con carácter competitivo. Con este propósito ya se iniciaba de manera prematura, la competición de belleza femenina mas cotizada e importante del mundo, el llamado Miss Universe. Muchos debates han subsistido sobre este concurso de belleza que en sus inicios, solo buscaba modelos que pudieran representar a nivel gráfico los intereses comerciales de grandes empresarios, convirtiendo a estas señoritas en imágenes clásicas de productos y mercancías que facilitaran su comercialización a nivel mundial. Tras el éxito innegable de estas incipientes primeras ediciones, el Miss Universe logra tener dueños, referidos a magnates que para darle mayor alcance al evento destinan múltiples franquicias a diferentes países. De tal modo, cada país franquiciante le es permitido seleccionar, preparar y enviar a una candidata que representase a su país natal y coronarse como triunfadora.

De esta forma, se crearon un listado extenso de requisitos que debería cumplir la candidata, se estrecharon sus simetrías corporales, se ridiculizo la diversidad de cuerpos femeninos y comenzaba el BOOM de no solo lucir bella, sino saber caminar con clase, tener comportamientos de sociedad alta, saber escuchar y sobretodo, poseer una oratoria exquisita digna de una reina universal.

Cada edición del concurso atraía la mirada de millones de espectadores que a escala global seguían a sus soberanas con la ilusión de ver ganar a un país mediante el desempeño de las propias candidatas. Cada puesta en escena se convertía en un lujo, donde diseñadores, estilistas, profesores de pasarela, entrenadores físicos mostraban lo mejor de sus producciones. La arquitectura de sus coronas cada año desprendían el diseño arrogante pero sutil, lista para posar con una melena despejada de atuendos irrelevantes.

Pero todo no ha sido tan real maravilloso como lo cuentan estos escritos que testifican la trayectoria de este certamen. Jugar a mantener el estrellato tras la aparición de otros certámenes de belleza como lo fue el Miss International o el también Miss World, de gran popularidad en Europa, Asia y Africa, suponía con obligatoriedad, acudir a encrucijadas jamas conocidas. La aparente exigencia de sus productores ejecutivos conllevaron a que múltiples señoritas acudieran a la magia del bisturí. Las cirugías plásticas o de transformación estética se hicieron mas visibles, por ejemplo, corrección de nariz, liposucciones, entre otras, alejaban las candidatas de su imagen mas natural. Con el macabro propósito de utilizar la imagen de la soberana ganadora en diversas promociones y ganar en ventas cada vez mas. Lograban convertirse de manera atroz en maniquíes con tallas exactas desde la nomenclatura 60-90-60. Países como Colombia, Estados Unidos, Philipinas y Venezuela revolucionaron numerosas clínicas privadas de cirugía plástica. Todo aquel show que se trasmite a nivel mundial se transformaba » estéticamente» en un gran ring de peleas jamas visto.

La trayectoria del Miss Universe también recoge dramáticas historias de corrupción o » compras de coronas», y hasta violentos comportamientos entre los ejecutivos y la anfitriona. Los paparazzis, missologos y periodistas especializados han echo referencia a países como Sudáfrica, Mexico, Thailandia han abonado sumas millonarias para que sus respectivas participantes logren alzarse con el preciado titulo honorífico de belleza. Cuestionada Venezuela en numerosas ediciones por sus constantes participaciones, hasta el momento cuenta con 7 ganadoras y se le atribuye el nunca repetido back to back, incluido como Record Guinnes por haber ganado por dos años consecutivos. De igual forma países africanos con excelentes misses han sido desestimadas por presuntas actitudes racistas.

A pocos meses de celebrarse una nueva edición, aun sin fecha o lugar de realización sin confirmar, el Miss Universe «destierra» aquellos estatus que han acompañado y desgastado el concurso. Se habla de novedosas reglas de participación, que podrían incluir mujeres casadas y con hijos, cuerpos volumétricos. Aparentemente el concurso podría atemperarse a esta nueva realidad, donde una mujer no solo trasciende el mundo del espectáculo por como se vea o por lo que lleve puesto. Sino por como mejor proyecte esa esencia, ese jugo interno que la hace ser única. Los puntos están ya sobre las ies, solo esperemos que el Miss Universe vuelva a alcanzar lo que fue en sus primeros inicios, un certamen equitativo, inclusivo, respetado. Ojalá y podamos disfrutar la coronación de una española, de una angolana o hasta de una cubana. De esta manera y no de otra, desaparecerán los ruidos faranduleros y ese claro oscuro que rodea la preciada e imponente corona del concurso de belleza mas importante del mundo: Miss Universe.

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