Hacer referencia a la ciudad de Santiago de Cuba, no es solo citar su majestuoso carnaval, ni su bahía esplendida, ni mucho menos medir la temperatura de su clima cálido, ni el jocoso palpitar de su gente de pueblo.

Mencionar con orgullo ese nombre gigante de ciudad, nombrada por muchos como: La Capital Musical de Cuba implica pintarse de color azul, sudar hasta el cansancio subiendo o bajando sus calles o callejuelas. Sonreír al transeúnte o saludar de manera desenfadada a un amigo, es muy común por esta tierra. Detener nuestros pasos en este imaginario pero  real viaje de imágenes y emociones, nos lleva a un sitio de belleza sin igual. Donde su clasicismo, esbeltez histriónica y una historia misteriosa, podrían dejar a muchos visitantes sin aliento. O tal vez, con la impresión enamoradiza de un viajero cuando cala por primera vez en un lugar paradisiaco para nunca abandonar.

Precisamente en el corazón del centro de la ciudad, donde urbanísticamente muchos le conocen como el anillo cero, se alza con todo su esplendor la Catedral Primada de Cuba. Con su inconfundible estilo que la convierte en un paradigma de la arquitectura electricista de esta comarca, todo aquel que nos visita, emprende desenfadadamente sus largos pero incansables escalones, con el fin de tocar su belleza con las pupilas de un ángel soñador o con la esperanza de encontrar en este recinto la misericordia divina.

Ubicada en el parque de Céspedes, la catedral de Santiago de Cuba fue diseñada la fachada actual por el talentoso arquitecto Carlos Segrega, quien supo mantener finos y marcados detalles neoclasicistas, además de añadir novedosos elementos de la arquitectura clásica, imperante en el momento de su construcción. En el año 1522, la iglesia Parroquial de la otrora villa de Santiago de Cuba o Ermita de Santa Catalina, es convertida en catedral. Su construcción finalizo en 1526. Y en 1653 logra construirse la primera Capilla del Sagrario. La cronología histórica continúa y logra detenerse en el año 1611 cuando  se trajo de Cartagena de Indias, un fabuloso cuadro de Cristo, pintado por Francisco Antonio y colocado en la puerta del Sagrario. Lo místico de esta pintura conocida como ¨El Santo Ecce homo¨,  está en un excelente grado de conservación, manteniendo su utilidad como obra de arte y es considerada como la pintura más longeva de la isla caribeña. Ya en el año 1804, la famosa iglesia por aquellos tiempos logra convertirse en Catedral Metropolitana.

Considerada una joya de la arquitectura caribeña no siempre mostro la imagen real de sus largos muros y monumental fachada con la que hoy cuenta. Y ello se debe que a  lo largo de sus ya  500 años de existencia, ha sido reconstruida en cuatro ocasiones distintas. Por esa época, la ambición de corsarios y piratas que amenazaban las riquezas propias del Caribe hizo que fuese reconstruida durante los años 1666 y 1667. Posteriormente los terremotos de 1678, 1766,1852 y 1932 trajeron como consecuencias que quedase parcial o totalmente destruida. Y es que precisamente la Catedral de Santiago de Cuba, primera construida en esta región ostenta el no deseado record de ser la edificación de su tipo que más veces ha sido reconstruida y remodelada en el país.

En 1813 luego de varias reconstrucciones causadas por ataques de corsarios y piratas, temblores e incendios se concluyen las obras de la cuarta y última catedral, a la que se nombra, en 1822, el titulo de Basílica Menor. Ya en 1958 es declarado Monumento Nacional y orgullo de santiagueros y santiagueras. Como era costumbre en la época, en el interior de sus pasillos se llevo a cabo en el año 1524 el sepulcro del adelantado español Diego Velázquez, más conocido como el Conquistador de América. La ubicación exacta del monumento que da visualidad  a su sepulcro aun es un misterio, producto a que los constantes derrumbes que sufrió la edificación, desaparecieron las huellas históricas de donde podría estar exactamente. En la actualidad se hablan de supuestas posiciones; pero también se rumorean de ciertos gritos, sombras y hasta energías desconocidas que ponen los pelos de punta. Motivo este, para seguir escribiendo un nuevo artículo de la CATEDRAL PRIMADA DE CUBA.

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