Hace algunos años, durante el gobierno del risueño presidente García, se armó todo un escándalo con respecto al Pintado de las paredes del Museo de la Nación. Como era de esperarse, nadie dijo nada sino hasta que un conjunto de arquitectos protestó ante el ministerio de cultura; por tratarse aquél de un edificio de estilo "brutalista" (dígase, propuesta arquitectónica que consiste en dejar expuestos los materiales de construcción en lugar de ocultarlos con los acabados) y que, por tanto, no debía ser pintado.

Lo que vino después fue bastante curioso. Los medios de comunicación y las redes sociales se llenaron de personas sumamente entendidas en la materia. Día tras día, aparecían memes, recortes de noticias y otros que criticaban y ridiculizaban la ignorancia de quienes habían pintado el Museo de la Nación. Todo a manos de arquitectos espontáneos que no habían nacido meses atrás, cuando se pintó otro ícono brutalista de la ciudad: el edificio del Centro Cívico.

En fin, tras este espectáculo (más de pose que cultural) el gobierno retrocedió en sus intenciones y confirmó que los muros pintados pronto serían restaurados. Lo cual nos dejó una gran lección... esperen... ¿Qué lección?

Hace unas semanas otro icono brutalista de nuestro país fue pintado. Curiosamente, también es un museo, el controvertido Museo Vicús de Piura. Como se ve en la imagen, éste se pintó de gris, pero sólo el primer piso. Ignoro si es que la pintura llegará a cubrir, en un futuro, toda la estructura. Lo que sí sé es que hasta ahora nadie se ha levantado y, por supuesto, los memes en internet están más ocupados retratando a "La voz" y al "El valor de la verdad".