Bath, una pequeña Ciudad rural de sudoeste de Inglaterra con un importante pasado romano se había convertido en el nuevo objeto de deseo de la caprichosa y hedonista aristocracia inglesa del siglo XVIII. El redescubrimiento de las propiedades curativas de sus aguas termales convirtió a Bath en una ciudad balneario en la que los potentados británicos pasaban sus veranos disfrutando no sólo de los saludables baños sino también de la dinámica y sofisticada vida social en la que los bailes y las reuniones para tomar el té eran una excelente manera de tejer relaciones sociales entre la élite inglesa.
Vista aérea del Circus |
Fachadas de casas en el Circus |
Tan sólo tres meses después del inicio de la construcción del Circus el arquitecto falleció y su hijo, John Wood el Joven tomó el testigo de su padre con quien ya había trabajado codo con codo. Tras finalizar la obra, el joven Wood se embarcó en un nuevo proyecto de grandes dimensiones, la construcción de un conjunto de treinta viviendas pareadas de corte palaciego que fue conocido como Royal Crescent. Las casas se erigieron siguiendo una curva elíptica abierta hacia una gran explanada de césped que hoy constituye el principal parque de la ciudad de Bath. En la fachada de estas residencias se despliega el orden jónico palladiano en contraposición a la sucesión de órdenes que se había diseñado para el Circus.
El Royal Crescent. |
El estilo elegante y lujoso del Royal Crescent fue el mismo que caracterizó otro de los grandes diseños del joven Wood, las Assembly Rooms de Bath, un conjunto de salas de reuniones para la élite de la ciudad donde se celebraban importantes eventos sociales. Los escritores Charles Dickens y Jane Austen visitaron en varias ocasiones estas instalaciones y reflejaron en algunos de sus libros la pomposidad y la ostentación de estas citas de la flor y nata inglesa. El propio Dickens escribía lo siguiente en su obra Los papeles póstumos del Club Pickwick:
“En la sala de baile, en el gran salón de juego, en la sala octogonal y en las escaleras y galerías se oía el murmullo constante de voces y el ruido de muchas pisadas. Rozaban las sedas, ondeaban las plumas, fulgían las luces y resplandecían las joyas”.
La obra del binomio Wood dejó su sello imborrable en el suroeste de Inglaterra. El campo de pruebas urbanísticas en el que la antojadiza aristocracia había convertido a Bath les permitió desarrollar a placer sus ideas arquitectónicas y asentar los pilares de eso que la Historia del Arte ha convenido llamar estilo georgiano, denominado así por los cuatro reyes George que gobernaron Inglaterra entre 1714 y 1830.
Para conocer más sobre la obra de los Wood en Bath conviene visitar esta página donde podemos encontrar un análisis detallado del Royal Crescent. Además, en la web oficial de la oficina de turismo de Bath hay información sobre los principales monumentos de esta ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad en 1987.