Tanto siglos de corrillos diplomáticos, tantos tratados y acuerdos de paz que el mundo ha visto, tantos altos cargos haciéndose entender en conferencias multilaterales y no aprendemos nada. El mundo siempre fue complicado, siempre estuvo plagado de guerras y conflictos pero hubo intentos de paz y negociación. Hoy vivimos en un mundo simplista donde lo fácil es tomar alguna medida rápida para intentar solucionar un problema complicado. Con eso se da la impresión a la opinión pública de que se hace algo, se callan voces críticas y malas conciencias y todos tan contentos.

El 1 de agosto, la Casa Blanca anunciaba que iban a bombardear la ciudad libia de Sirte, "ataques aéreos de precisión" lo llaman, en apoyo del gobierno libio en su lucha contra Estado Islámico. Sirte es el bastión (palabra usada siempre que Estado Islámico toma una ciudad) del terrorismo yihadista en Libia y que se encuentra a medio camino entre Trípoli y Tobruk, cada una con un parlamento y un gobierno, que autoproclaman como legítimo. No es la primera vez que Estados Unidos bombardea la Libia post-Gadafi. En febrero, por ejemplo, bombardeó Sabratha (cuyo sitio arqueológico es Patrimonio de la Humanidad, por cierto) para aniquilar una supuesto centro donde había reclutas de Estado Islámico y acabó con 41 personas, entre ellas dos funcionarios serbios que estaban secuestrados. Lo malo de esto es que Estado Islámico toma pueblos enteros y los ataques aéreos de precisión nunca son tan precisos, llevándose por delante civiles que ya tienen suficiente condena con que Estado Islámico los someta. Un bombardeo nunca discrimina, por más que el Pentágono no ilustre con su tecnología de última generación.

Pero las potencias mundiales han decidido que es mucho más sencillo acabar con el problema por el aire, sin necesidad de mancharse las manos, sin necesidad de establecer negociaciones. Hoy hablo de Estados Unidos en Libia, pero lo mismo puedo decir de Rusia o Francia en Siria o de Arabia Saudí en Yemen. Creer que un conflicto tan enconado como el sirio se soluciona bombardeando ciudades, es tomar el camino fácil. Creer que todos los musulmanes europeos tienen vínculos con el terrorismo es lo fácil, es no pensar y lanzar un exabrupto. Creer que ante un atentado la mejor postura es bombardear ciudades que están a miles de kilómetros es no conocer cómo funcionan los terroristas. Igualmente, creer que es ellos contra nosotros es no reflexionar. Y embarcarse en discursos xenófobos no es dar soluciones sino crear nuevos problemas. Piensen, negocien, alcancen acuerdos y dejen de matar moscas a cañonazos.