Ya Quisiera yo mandar un poquito o tener una gran audiencia. Ya quisiera yo gozar de autoridad moral para que todos escucharan y asintieran convencidos. No por soberbia o ambición de poder, sólo por arreglar determinadas cosas de otra forma. Pero como esto no es posible, tenemos a nuestros amados líderes europeos. Se reúnen en sus salas acristaladas de Bruselas y miran con gesto serio y solemne papeles e informes sobre los problemas de los europeos. En estos días igualmente se han reunido para tratar la última gran crisis de Europa. No podemos saber que hablan entre ellos. Sólo los vemos al entrar, con cara de preocupación y al salir, ya en rueda de prensa con gesto aliviado. Donald Tusk, el presidente del Consejo Europeo se dirige a los medios de comunicación. Eureka. Tenemos solución. 

¿Que una horda de sirios se dirige a Europa? ¿Y qué hacemos si pretenden invadirnos? ¿Y si hay terroristas armados entre ellos que arriesgan su vida para cruzar el mar? Y además son pobres. Y además son morenos. Y además son musulmanes. ¿Y cuál puede ser la solución? Pues lo más fácil, la solución del rico a todos los problemas. Pon el dinero sobre la mesa. La Unión Europea pagará a Turquía 3000 millones de euros (más otros 3000 anteriormente acordados) para que se hagan cargo de los sirios y, de paso, de algún otro que intenta alcanzar Europa. A cambio, los turcos podrán visitarnos sin visado y acelerar su proceso de adhesión al club. Somos ricos, ¿no? ¿Hay alguna legislación internacional sobre el asilo? Algo debe haber por ahí, pero ¿qué más da? ¿Qué las deportaciones masivas están prohibidas por la Convención Europea de Derechos Humanos? ¿Qué la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclama el derecho de asilo? ¿Qué Turquía puede reprimir a los kurdos que les enviemos? No digas tonterías, saca la chequera y calla, que lo tenemos solucionado.

Como Europa es mucho más que nuestros líderes, para no acabar con este regusto amargo, os dejo una fantástica canción tradicional corsa cantada por Battista Acquaviva.