Puede que mañana lea estas mismas líneas, quizá pasado mañana, dentro de cuatro días, un año...; y cada vez que dirija mis ojos a esta hoja de papel, verlo de una manera distinta, propiciada por el paso del tiempo y la mutabilidad de la mente. Aunque poco tiene de importancia ahora. Cuando todo esto que estoy escribiendo lo vuelva a revisar, sabré que no puedo objetar nada contra él, ni refutar prácticamente sobre su forma. No correrá por mis venas la misma sangre creadora.
Entre multitud y sombras grotescas, animalizadas y abichadas tanto como en cualquier ilusión esperpéntica de Mala Estrella, vivo en soledad rodeado de mentes dispares, almas corruptas y autómatas de sus absorciones de persona y ser.
Votos de confianza depositados en una urna perforada por su base, han sido conducidos al tremebundo olvido y al naufragio en el mar de las almas. Votos desperdiciados por la fe y malgastados por la paciencia y la templanza, votos arrebatados de la ilusión y el apego por lo querido.
¡Qué ceguera produce la confusión de la ilusión!
¡Qué triste es despertar en lo real!
¡Qué duro es el golpe de la verdad!